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Juan Pablo II, débil y pecador… pero santo: arzobispo de Xalapa

Hipólito Reyes dijo que "el papa viajero" fue un hombre fiel a la gracia de Dios y que respondió a lo que éste le encomendó.

Juan Pablo II no era perfecto, no era Dios sino un santo, un hombre que fue fiel a la gracia de Dios y que respondió a lo que éste le encomendó, dijo el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios durante su homilía dominical.

“¿Cuántas cosas maravillosas hizo el papa Juan Pablo? ¿Cuántas conversiones? ¿Cuántas vocaciones a la vida sacerdotal? ¿Cuánto amor a la familia?”, externó a los fieles que acudieron a la celebración de la eucaristía.

A pesar de resaltar estas virtudes del ahora santo Juan Pablo II, el arzobispo de Xalapa reconoció que “no faltará por ahí alguien que diga, que se le coló el padre Maciel”, sin embargo recordó que el papa fue débil y pecador, pero que se entregó completamente a Dios.

"Hoy estamos celebrando a dos personas que fueron débiles, que fueron pecadores, pero que cuando recibieron el llamado de Dios, se entregaron total y completamente a él y entonces Dios hizo maravillas a través de ellos”.

Hipólito Reyes señaló que ser cristiano significa que uno acepta que es pecador y que tiene muchas tentaciones, pero una vez que se acepta esto, entonces entra la misericordia de Dios.

“En la debilidad humana es como mejor se manifiesta el poder de Dios. (…) pero si nosotros no le hacemos segunda a la gracia de Dios, entonces otra vez caemos en nuestros pecados, y las reincidencias son peores”.