Un ladrón en la noche
- Jorge Arturo Rodríguez
Aperitivo 1: “Ya no hay políticos de izquierdas, derechas, ni de centro. Solo políticos decentes o corruptos”. (Gustavo Bolívar). ¿Camuflaje político?
Aperitivo 2: “Nosotros, quiero decirlo con mucha claridad, no vamos a romper relaciones con Israel ni vamos a tener una postura más allá de buscar la paz, de evitar que siga la guerra y, además, que se extienda, porque es muy riesgoso, muy doloroso lo que está sucediendo, y produce hasta impotencia”. (Amlo). O sea, “ni guerra ni paz, no, no quiero verte más…”, ¿O no, Lupita D’Alessio?
Ambrose Bierce, en su Diccionario del diablo, definió el término “Guerra” como un subproducto de las artes de la paz, y escribió: “La guerra se complace en venir como un ladrón en la noche; y la noche está hecha de promesas de amistad eterna.” Vaya, canta Lupita D’Alessio:
“Mentiras, mentiras
Tu me enamoraste a base de mentiras, mentiras
Tu me alimentaste siempre de mentiras, mentiras
Que estúpida que siempre te creí
Mentiras, mentiras…”
No entiendo, vemos que el mundo se viene abajo y ni nos inmutamos, hasta que nos toca, porque entonces sí chillamos, nos lamentamos y mentamos madres. Cicerón fue claro al decir que cuando los tambores hablan, las leyes callan. El silencio es enorme. ¿El que calla otorga? ¿O muchas veces me he arrepentido de haber hablado, de haber callado nunca, dijera Xenócrates?
Preferimos la pachanga, hacernos que la virgen nos habla y aquí no pasa nada, salvo que sucede todo y el mundo es una catástrofe. Hay que reconocer la enfermedad para saber cómo enfrentarla. No sólo es la guerra; se trata de muchas cosas más, desde la familia hasta países enteros, pasando por cualquier sociedad y el corazón de cada persona.
Por poner un ejemplo, ¡otro más!, según la gaceta.unam.mx, No. 5,421, 09/10/23, la Agenda 2030 se desinfla; la humanidad va hacia el fracaso. De acuerdo a Nature, no se alcanzarán los Objetivos de Desarrollo Sostenible; la ONU lo reconoce y exige renovar el contrato social. Sólo 15% de las 169 metas acordadas van por buen camino, 50% están retrasadas y 30% no han registrado avance; especialistas universitarios explican que, globalmente, el plan “no está recibiendo la prioridad que merece” y hacen un llamado para continuar.”
Las advertencias no faltan, como las estadísticas y la estupidez andante de todos los días. La esperanza muere al último, dicen, ¿cuándo sucederá ese momento? ¿Cuándo tocarán a la puerta y no hay nadie en este mundo?
Los días y los temas
Recuerdo que Paul Valéry dijo que la guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian, se matan entre sí, basándose en decisiones tomadas por viejos que se conocen y se odian, pero no se matan... ¿Será cierto?
Me quedo con lo que mi amigo Guillermo Fadanelli me comentó: “Me gusta perder las peleas (en cualquier sentido) pues todos se olvidan del perdedor y lo dejan en paz. En cambio el ganador debe seguir midiendo sus fuerzas con otros tan estúpidos como él”.
Vaya, lo bélico es la incapacidad de la palabra, dijera la periodista Daniela Ema Aguinsky. ¿Quedó claro?
De cinismo y anexas
Bueno, ni guerra ni paz, ahí les va. Dice el chiste:
-Doctor, tengo un problema de doble personalidad.
-OK ¿Por qué no se sienta y platicamos los tres?
***
Una cucaracha le dice a la otra:
-¡Vaya, qué bien bailas!
-¡No estoy bailando! ¡Lo que pasa es que me echaron Baygon!
Hasta la próxima.
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Licenciado en Letras Españolas por la Universidad Veracruzana. Escribe la columna política y cultural “Tierra de Babel” en Veracruz. Autor del libro Nada, yo soy Adán, “Ediciones de Mi Bolsillo” (2015). En 2017, es seleccionado para la antología del II Certamen de microcuentos “En tu piel”, editado por Cerezo Ediciones, de España.