Es la noche del 29 de enero del 2020, son las 10:25, estoy a punto de salir de mi departamento para tomar un autobús hacia Ciudad de México, el celular suena y en tres mensajes de uno de los grupos feministas dice lo mismo, mañana 9:00 am en el Congreso del Estado hay que estar porque se subirá el dictamen de la iniciativa de matrimonio igualitario, quien estaba avisando era la Diputada Mónica Robles.

Voy hacia mi computadora, envío un correo electrónico del trabajo que iba a presentar y aviso que alguien más acudirá por mí y que ahí lleva el proyecto, acto seguido entró a la página de la línea de autobuses y compro mis boletos hacia Xalapa, Veracruz.

Desde muy temprano ahí estábamos aproximadamente 15 personas de colectivos LGBTQ+, unos provenientes desde lugares del estado a más de cuatro horas, ya no discutimos que nos citaran de un día para otro, sabíamos que esto así funciona, pero si hubiera mayor coordinación podríamos llenar todo el Congreso, siempre decíamos.

Al llegar al Congreso, en la calle Encanto de Xalapa, varios autobuses estaban parando para bajar personas con banderas azules, pancartas y bocinas. Intentamos entrar por la puerta principal, pero ya esas personas se habían atrincherado para no dejar a nadie pasar, hablando por celular con la diputada Mónica Robles, una diputada más de Morena y otra de Movimiento Ciudadano buscábamos entrar al Congreso en sus autos.

Así lo hicimos, los choferes y asesores de las diputadas nos ayudaron y nos subimos a las camionetas en los asientos de atrás, al llegar con los guardias nos bajaron diciendo que tenían órdenes de arriba para no dejarnos entrar, amigos asesores al interior me enviaban fotografías de como la diputada Marijose Gamboa, coordinaba un grupo de personas nombradas “Provida” para entrar al Congreso por la puerta principal y la puerta trasera.

Debemos estar ahí, siquiera ondeando la bandera de colores, porque siempre es lo mismo, nos bloquean para no entrar, decía yo muy enojada, saquen sus camionetas sus choferes y nos meteremos en las cajuelas, le dije a las diputadas por llamada.

Logramos entrar al Congreso y al llegar al estacionamiento esos mismos dos guardias sobornados por Acción Nacional nos decían “deben salir de aquí”.

Les dije, Carajo ¿Qué traes con nosotros? Esta es la casa del pueblo que pagan con mis impuestos. Intentamos entrar por la puerta principal y nada, pero si dejaste entrar a los profetos y fundamentalistas, trata de sacarme de aquí, no me voy hasta entrar.

Después de unos minutos baja la diputada Mónica Robles y le dice al guardia “les impiden entrar, pero dejaste pasar a las personas de Marijose Gamboa, yo al escuchar eso ya sabía que era un pleito interno de poder entre las bancadas de Morena y PAN.

Tenía el número de Maryjose Gamboa y, además, era de mi Distrito Electoral. Le dije a los compañeros que sus pleitos nos tenían con las reformas en el archivo muerto. Por fin entramos y la iniciativa no es pasada en la orden del día, yo llevaba unas imágenes en copias y un tendedero el cual en el pleno saqué y dije unas palabras a la prensa.

Cada año, en el mes de junio, más de 30 municipios en el estado de Veracruz hacen marchas del orgullo LGBTQ+, colectivos, autoridades municipales y estatales participan, y las demandas siguen siendo casi las mismas desde hace más de 20 años: matrimonio igualitario, seguridad (crímenes de odio) y, hace un par de años, reconocimiento jurídico de las personas trans.

Lo poco que hemos logrado avanzar ha sido por litigios estratégicos de ONGs o las dos reformas que logramos se aprobarán en 2018, cuando mi equipo y yo estuvimos al frente de la subsecretaría de diversidad en un partido político.

Por más de cuatro veces en más de siete años Veracruz, ha sido el estado más letal para las personas LGBTQ+. LAS REFORMAS NO AVANZAN, LA JUSTICIA NO SE APLICA, pero lo más lamentable es que tampoco se comprometen las autoridades a integrar en sus programas interinstitucionales un proyecto para atacar de raíz el problema, por eso prefieren apoyar en la fiesta, el color y las bonitas fotos, a trabajar en un proyecto para otorgar dignidad y mayor calidad de vida a las disidencias sexuales.

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