Las horas finales del general Trauwitz

  • Roberto Rock
La mayor relevancia política de Trauwitz se halla radicada en su estrecha cercanía con Peña Nieto

El fiscal general Alejandro Gertz tiene en su escritorio la orden de aprehensión contra el general brigadier Eduardo León Trauwitz, sobre el que existe un perturbador cúmulo de evidencias ligadas a conductas criminales mientras se desempeñaba como uno de los militares más cercanos al ex presidente Enrique Peña Nieto y al ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozaya.

Salvo un decisión contraria de último momento, Gertz Manero anunciará en el arranque de la semana (quizá este mismo lunes) el arresto de Trauwitz y de otros militares que estuvieron bajo su mando, por robo de combustible de Pemex. Es conocido que desde 2014 y hasta 2018, ese grupo tuvo la encomienda de erradicar el llamado huachicoleo. Pero durante su gestión, el valor del saqueo al menos se duplicó, al pasar de 19 mil millones de pesos anuales a cerca de 40 mil millones, según cifras conservadoras que se han hecho públicas. Ahora hay indicios suficientes para suponer que ellos formaron parte de las mafias que decían combatir.

La inminente caída en prisión de Trauwitz y de algunos de sus  colaboradores, sumada a la colaboración entre México y Estados Unidos para iniciar procesos judiciales contra el magistrado federal Isidro Avelar y el ex gobernador de Nayarit Roberto Sandoval, será sin duda una poderosa señal de la administración López Obrador, cuyo mayor compromiso para ganar la Presidencia fue combatir la corrupción.

La trayectoria del general Trauwitz obliga a calcular que su inminente encarcelamiento tendrá los efectos de una bomba de profundidad.  Puede abrir vetas hasta ahora escasamente sondeadas, como el gasto de miles de millones de pesos en aeronaves que nunca fueron utilizadas para atacar a las bandas de huachicoleros, sino que se destinaron a mejorar la comodidad de traslados de funcionarios  e invitados especiales de Los Pinos, o para permitir cotidianos recorridos dentro de la ciudad de México (presumiblemente, desde su residencia hasta sus oficinas, y de regreso), del director de Pemex, el citado señor Lozoya, según lo alertó en 2017 la Auditoria Superior de la Federación (ASF), entonces a cargo de Juan Manuel Portal.

Pero la mayor relevancia política de Trauwitz  se halla radicada en su estrecha cercanía con Peña Nieto,  a quien se ligó desde 2010 al pedir licencia en la Secretaría de la Defensa y en el Estado Mayor Presidencial para incorporarse como jefe de escoltas del entonces gobernador del Estado de México y ya en ese momento estrella política en ascenso.

La cercanía del priísta Peña Nieto con el presidente panista Felipe Calderón le permitió al primero gestionar dos ascensos sucesivos para su cercano colaborador, en lapsos por demás irregulares y soslayando que el beneficiario se mantuvo por años fuera de la estructura de la Defensa. Peña logró primero hacerlo coronel y, solo dos años después (contra el tiempo de espera tradicional, de cuatro años), en noviembre de 2012 pidió el propio Calderón promoverlo a general brigadier.

La relevancia del general Trauwitz, de suyo clave para entender el negocio del huachicol y sus ligas con el pasado inmediato, crece al conocerse su participación en dos episodios que han ido quedando ocultos por la reciente controversia que este viernes lo llevó a acudir, por fin, a una audiencia judicial y poder conocer varios casos que se le imputan.

Uno de estos episodios se refiere a la explosión ocurrida el 31 de enero de 2013 en instalaciones de Pemex (la torre B-2, en la capital de país, con decenas de muertos). Apenas iniciaba el sexenio Peña Nieto. Las causas del siniestro nunca fueron debidamente acreditadas en opinión de expertos y observadores, para los que pudo haberse tratado de un atentado organizado por la mafia de “Los Zeta” como represalia por la muerte, durante un enfrentamiento con fuerzas del Estado ocurrido en octubre anterior, de su líder Heriberto Lazcano, “El Lazca”.

Trauwitz se desempeñaba entonces como gerente de Seguridad Física y Servicios de Pemex, función para la que se dijo entonces en círculos militares, no estaba capacitado, a diferencia de su antecesor, el general Salvador Leonardo Gómez. Esa posición fue fortalecida en 2014, cambió de nombre y se le asignaron recursos ilimitados, con más de 2,500 efectivos militares a su disposición.

El otro episodio misterioso fue la compra por parte de Pemex, bajo la gestión de Trauwitz y en condiciones harto irregulares, del equipo de espionaje Da Vinci, de la compañía “Hacking Team”, cuyos archivos fueron revelados por la organización Wikileaks, lo que trajo escandalosas revelaciones.

La historia completa de Trauwitz apenas se empieza a develar. ¿La contará completa desde prisión? ([email protected]).

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Roberto Rock

Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Fue Subdirector Editorial de El Universal y Director Editorial General de El Gráfico y de El Universal.  Actualmente, es vicepresidente de la Comisión Contra la Impunidad de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).