Du Rififi Chez Les Hommes

  • Agustín Güiris
Estamos, sí, ante una tragedia clásica que nos abraza y nos hace sentir cada uno de sus pasos.

Rififi entre los Hombres (Jules Dassin, 1955)

Refugiado en Francia por integrar parte de la lista negra de McCarthy, Jules Dassin se percata de la cierta extrañeza que le rodea y las escasas conexiones con que cuenta para continuar realizando cine durante su exilio. No obstante, su empecinamiento y su sentido del oficio logra juntar un austero presupuesto para un filme que se inscribiría dentro del género Noir –que pasaría a la historia como uno de los más grandes filmes de dicho marco y código jamás realizado en el viejo continente.

Rififi es una cinta hasta cierto punto sencilla, contiene los elementos esenciales de la familia negra: crimen, venganza, chantaje, traición, codicia y muerte. Así como el peso de viejas y desentonadas pasiones que habrán de volver del pasado con miras a un mejor, pero imposible, futuro. El encadenado no intenta complicarse en ningún momento, las acciones se desenvuelven de una manera tan natural y sutil que en poco tiempo nos vemos inmersos dentro la construcción de un grupo delincuencial (bajo el entorno de cada uno y su experticia) así como en el cuasi-imposible plan que tienen para asaltar una joyería en el pleno centro de París.

Las motivaciones quedan claras desde las secuencias iniciales, pero como bien redacta la fórmula, estas se irán relegando, se ocultarán entre las sombras para salir más tarde a la luz de manera mucho más tensa, intrincada. En cada unidad del filme nos encontramos contra el tiempo; los segundos pesan y se desplazan a través de los fracasos que han dejado los errores cometidos, ya sea en el pasado reciente o las losas de los años. Las actuaciones dan volumen, el grado de verosimilitud adecuado para que la historia se acreciente en los campos emotivos: incertidumbre, hostilidad, zozobra y energía.

El revestimiento del filme atrapa, nos incluye en sus redes y las trampas que se abren como posibilidades frente a nuestros ojos en el devenir de los hechos. Su estética es sumamente atractiva y es cautivadora a cada paso. Palabras aparte requiere la secuencia del robo, pues la cadena de acciones que logra realizar Dassin es quizá una de las mejores que se hayan presentado en la pantalla grande. Durante casi media hora el director nos logra aprisionar en el estado más puro del cine: sin necesidad del sonido; a base de gestos, miradas y actos de simple naturaleza nos implica a un grado tal que no nos percatamos de la casi negación absoluta de la banda sonora del filme. Nos encierra en la conjugación de su espacio y su tiempo; nos detiene, nos acelera, nos presiona y nos hace vivir una noche que sí bien termina siendo una victoria, esta será sólo la entrada para la real pesadilla.

Rififi termina por ser, pues, un filme dotado de lo que construye nuestro devenir de humanidad; necesidades y sacrificios. Durante su metraje nos enfrentamos a la codicia, al orgullo, la pasión, la reivindicación, la venganza, el empecinamiento y el sacrificio. A las causas y consecuencias de todo ellos. Estamos, sí, ante una tragedia clásica que nos abraza y nos hace sentir cada uno de sus pasos.

Bajo el escrutinio de su destierro, Jules Dassin logra uno de sus mejores trabajos. El más elogiado, el más requerido y buscado. Ya sea por su atmósfera, por ese asalto tan obligado a vivirse y revivirse –a estudiarse– o ya sea por sus personajes, Rififi es un clásico de la cinematografía, un bastión del Noir europeo que nos encuentra y siempre encontrará a medio camino entre la maldad y la clemencia. Y es que si nos sinceramos un poco, es por eso que vemos este tipo de cinta. Porque simplemente somos así.

Rififi entre los Hombres de Jules Dassin

Calificación: 4.5. de 5 (Buen Clásico).

 

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Agustín Güiris

Realizador independiente y profesor de cine en diversas instituciones. Realizó un Master en Dirección Cinematográfica en España y ha dirigido y producido cortos de ficción y diversos proyectos de documental.