¿Falta de cultura o falta de interés?
- Nyx Diahann Sánchez Fierro
Ser cultos no es sinónimo de saber mucho, ni de seguir tradiciones, que es la manera en que resumidamente las personas asocian a la cultura, tampoco se reduce a la posición social; no es más culto quien vive en un lugar agradable, quien tiene un buen ingreso económico, una buena posición en su trabajo, quien tiene grados académicos, ni menciones honorificas, mucho menos quien sabe apreciar alguna obra de arte o quien está involucrado con el uso de la tecnología, quien opine sobre política o religión; esto solo es parte del cultivo que las personas tienen, debido a que favorece en algún aspecto de su vida; sin embargo, ser culto es un compromiso aún más grande que las personas deberíamos de entender y que no necesariamente se refleja a través de grados escolares sino con valores aplicados, sustentando los actos y los medios que se usan para llegar a estos, ser cultos es tener una vida digna apegada a los valores, evitando caer en una doble moral; no es algo estático o que se pueda cumplir en cierto tiempo o bajo logros alcanzados, es tener la pertinencia, ser precisos, prudentes, congruentes y con un interés por conocer, por estar en un continuo desarrollo personal, potencializar las habilidades y promover los buenos hábitos y costumbres.
No podemos catalogar a alguien como “inculto” cuando comete alguna equivocación, o no sepa de algún tema, pero sí se puede emplear este término cuando no se note un interés en las personas por mejorar, por adecuarse, por saber percibir; lo grandioso de ser culto es saber más de lo que a nuestra persona respecta, seguramente en nuestra área, trabajo o profesión tomaremos ventaja sobre otras personas que no están involucradas con el medio, pero esto no nos hace mejores, porque en esa posición podríamos incluir a la mayoría de las personas, es de reconocer a una persona interesada en escuchar y aprender (aunque esto no competa en su vida cotidiana), asumiendo un compromiso personal por comprender el por qué de las cosas.
Ser culto va más allá de escuchar música clásica, ir a museos o zonas arqueológicas, porque no solo es escucharla, o conocer los lugares, es saber apreciar, tener la capacidad de entender. Entonces, ¿todos somos incultos? No, no somos incultos, todos hemos adquirido una cultura (relacionada con el contexto a donde pertenecemos), solo que no es una cultura unificada, y tiene que ver con las percepciones y la manera de interpretar los hechos.
La música, por ejemplo refleja el tipo de cultura que tienen las personas (en este ámbito), nadie escucha algo que no sea de su agrado e incluso el hecho de no escuchar música también refleja la forma de vida, y así de manera simultánea ocurre con cada aspecto de nuestra vida, lo que se lee, en lo que se trabaja, a lo que dedicamos tiempo o dinero, nuestra familia, la religión, lo que se come, la pareja, la manera de vestir, nuestros ingresos y hasta las deudas (entre muchas otras cuestiones) son reflejo del cultivo mental que se tiene.
No se puede categorizar si la cultura que cada persona posee es buena o mala, solo podemos enfocarnos a lo “bueno” en medida del desarrollo personal y lo “malo” como algo que no promueve el crecimiento. La dignidad humana se complementa con la dimensión corporal y racional, los compromisos asumidos y la necesidad de alcanzar una perfección inalcanzable.
Trabajemos por convertirnos en personas aceptables, con cultura social, dignas, capaces, pero sobre todo trascendentes, admirables, decididas, basta ya de sobresalir a partir de las carencias de los demás, es muy fácil hacerlo comparándonos con personas menos cultas, cultivemos nuestra mente cada día, incluso con aquello que pueda parecer ajeno a nuestras expectativas; conocer, aprender, adecuarse a las situaciones, saber apreciar, emplear los valores, eso, eso es cultura.
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Psicóloga social por la UAT (Tlaxcala), investigación en la conducta homicida. Docente en Bachillerato. Estudia maestría en Educación (UPAEP) y aborda temas de psicología, ética, educación y sociedad.