¿Y nuestras vacaciones?
- Mujeres Que Saben Latín
Por: Harmida Rubio Gutiérrez
Llega diciembre y llegan las vacaciones. Merecidas, deseadas y largamente esperadas vacaciones. Ese tiempo que queremos aprovechar para hacer o para dejar de hacer ciertas cosas.
Hay quienes deciden utilizar las vacaciones para resolver algunos asuntos que quedaron pendientes en el año: familiares, económicos, laborales; otras ven la oportunidad de reorganizar y limpiar a fondo el hogar: sacar lo que ya no sirve, remover escombros de todo tipo, regalar o vender las cosas que no se usan, y poner de una vez por todas la casa en orden.
Algunas más, se dan el tiempo para ir a explorar lugares desconocidos. Viajar a alguna ciudad nueva, ir de campamento, ir una vez más a aquel lugar que les gusta tanto en esta época, o por lo menos a un día de campo con amigas, la familia o en pareja. Otras emprenden el gran reto de enfrentarse y sanarse a sí mismas y deciden irse a algún retiro, hacer ejercicio, meditar, iniciar una terapia, o realizar una travesía a algún lugar para reconciliarse con su interior en soledad.
También están las que se dejan fluir con el transcurso de los días, las posadas, las fiestas, la comida, las reuniones y los días viendo películas en casa. Y otras, para mí muy sabias, deciden simplemente descansar.
Todos estos planes los consiguen realmente muy pocas afortunadas. La mayoría de las mujeres en este país, entra en periodo de vacaciones en el trabajo, pero no en casa. El trabajo en el hogar se vuelve más grande para muchas, porque los hijos, la pareja o los amigos demandan de ellas alimento, cuidado, atención y tiempo.
Si se planea un viaje en grupo, muchas veces ellas lo deciden en razón de los gustos de las y los demás: donde puedan jugar y divertirse las hijas e hijos, donde la pareja pueda hacer lo que le guste, o aprovechan los viajes para ir a visitar a algún familiar y cuidarlo. Muchas veces se dejan a ellas hasta el final en las decisiones que toman para sus vacaciones.
Esta es una época de cierre de ciclos; se acaba un año y con él muchas de las cosas que nos generaron cansancio, preocupación o tristeza. Pero también podemos ver en retrospectiva el recuento de nuestros logros. Uno de ellos es este tiempo para nosotras.
El regalo del tiempo que no sólo en vacaciones debemos tener. La familia, la pareja y la sociedad muchas veces no reconocen este innegable derecho que tenemos las mujeres de decidir qué hacer con nuestro tiempo, poniéndonos a nosotras en primer lugar de la lista. Es un cambio de conciencia que como ciudadanía y como personas nos hace falta realizar.
Reconocer el tiempo y el espacio que nos pertenece a las mujeres y respetarlo, seguramente traerá cambios muy positivos en lo individual, lo social y lo político. Empecemos a reflexionarlo en estos días y reconozcamos nosotras mismas y como colectividad ese derecho, y así pronto podamos decir realmente: Felices vacaciones.