Hacia la construcción de un manual para feos
- Alberto Delgado
Hacia la construcción de un manual para feos
Usted puede pensar que diseñar un “manual para feos” es una idea ociosa, amable lector, de esas que abundan en este espacio. Tal vez lo piense porque nunca se ha enfrentado realmente a la fealdad. La fealdad (la propia) es siempre un fenómeno mucho más incómodo que la fealdad de los demás, sobre todo cuando se posee en abundancia.
Una de las ideas por las cuales podría parecer que no es necesario un Manual para Feos, es simple aritmética. Por donde sea que caminemos, podemos encontrar feos de todos los tipos, desde aquéllos que llevamos la fealdad con cierto nivel de orgullo hasta aquellos que quieren esconderla a toda costa. Pero no nos vayamos con la finta; que seamos muchos no significa que ser feo sea fácil. Con el pasar de los años uno aprende a sobrellevar tal condición, pero nunca es algo sencillo.
Pero ¿qué significa ser feo? ¿Qué es la fealdad? Una de las definiciones que más a la mano tenemos al respecto resulta de la oposición con lo que consideramos “belleza”. Así, lo que no es bello es feo, pero tampoco es así. Al menos no del todo. En nuestro Manual nos limitaremos a hablar de la fealdad física, porque si usted tiene el alma fea, realmente hay mucho menos qué hacer. A veces la atribución de la fealdad o la belleza se ha hecho, como señala Umberto Eco, atendiendo a criterios no estéticos, sino políticos y sociales. Aunque, vamos, tampoco nos engañemos. El que es feo es feo y no es tan complicado saber quién lo es o no. Aparentemente, ser feo no tendría nada de malo, hasta que nos enfrentamos a las desventajas de serlo: en un meme de esos que abundan en internet, dice, para poner un ejemplo: “si uno que es bonito sufre, imagínate los feos”.
Creo que el primer problema de los feos se refiere a una dificultad de acceso, básicamente, a todo. Es más fácil, casi en cualquier contexto, que le permitan la entrada a una persona sólo por ser bonita que a una que no lo es. Justo en ello radica la importancia de un manual que nos permita construir desde nuestra fealdad las herramientas que ayuden a zanjar esa primera impresión. Marx pensaba que la respuesta era muy simple: tener dinero. No negamos que ese argumento (y en general, todos los argumentos de Marx) es muy contundente. Pero también tenemos que aceptar que estamos en unos tiempos en los que tener dinero es casi tan difícil como tener belleza.
Por lo tanto, en este espacio creemos que la respuesta que tanto hemos buscado los feos durante tantos años esté escondida, al menos parcialmente, en un simple cambio en nuestras conductas. Definitivamente es un largo camino, pero también es un camino que ha sido recorrido por gente fea durante muchas generaciones. Lo malo de nosotros, los “oprimidos por los cánones de belleza”, como dijera Leonard Cohen, es que no somos muy dados a solidarizarnos con los demás que padecen de la misma condición de ser “incómodos a la vista”.
Debe de tomar en cuenta, amable lector, que el tal Manual para feos se encuentra en las primeras etapas de su construcción; aún no tenemos todas las respuestas, es más, ni siquiera todas las preguntas, pero estamos intentando proponer una forma novedosa de acercarnos al problema. Digamos, que el asunto que más dificultades puede plantear, es el de conseguir una pareja, novia, o lo que más se le parezca, en este mundo convulso. La consecución de una pareja. Aquí me van a perdonar mis lectoras, pero este manual no estará hecho para ustedes. Principalmente porque creo que no lo necesitan; en segundo lugar, para lo único que les puede servir un manual de esta naturaleza es para detectar las formas en las que un feo puede intentar abordarlas, y será como darles una herramienta más para hacernos pedazos. Así que por favor, lectora bella, absténgase de leerlo y tomar más ventaja sobre nosotros.
En esta ocasión, sólo revelaremos el eje rector que conducirá el desarrollo de nuestro Manual para Feos, así como un par de verdades universales al respecto. Esperamos que con este adelanto, tengamos materia suficiente de discusión en las próximas semanas y así puedan auxiliarme en la construcción de tan esperado manual. Nuestro Eje Rector dice así: “Los feos creemos en el amor verdadero no como algo posible, sino como la única posibilidad; no rechazamos el amor vano y pasajero, entre otras cosas porque él ya nos rechazó antes”.
Pasemos a nuestra PRIMERA VERDAD UNIVERSAL: “Amigo Feo: a la chica que te gusta jamás (de verdad, jamás. No va a pasar. En serio) te le vas a antojar”
SEGUNDA VERDAD UNIVERSAL: “Amigo Feo: no te desanimes. Puedes llegar a la chica que te gusta saltándote el antojo”.
Sobre ese eje rector y esas verdades trabajaremos en las siguientes entregas del Manual. Sin duda buscaremos enriquecer estas ideas con la experiencia de algunos de ustedes (los menos, claro) y orientar en el camino a los feos de este mundo. Por lo pronto, mi sugerencia musical de hoy viene de alguien que entendía muy bien el asunto de la fealdad: el gran Leonard Cohen. Disfrute esa rolota que Tal Wilkenfeld, que además es una belleza, canta maravillosamente. Nos leemos el lunes:
Sígame en Tuiter, no se le va a pegar lo feo: @albantro