En estos días, cuando la primavera se intensifica y el sol regresa de sus vacaciones de invierno, por doquier se escuchan quejas por la calor; todos sudan, se despeinan, se acaloran, resoplan, enrojecen, escurren, duele la cabeza, se pega la ropa, la piel se torna pegajosa y el humor... el humor se malhumora.

¡Qué calor! se escucha, y lo dicen como si nunca hubieran pasado por este clima.

Se compran ventiladores, aparatos de aire frío, se llenan los refrigeradores de agua, refrescos y cervezas. Se compran paletas, helados y "hielitos". Hay una especie de desesperación parecida a la que hay en las campañas electorales de "yasabenquien".

Cada año es lo mismo, pero no escucho a nadie decir que van a comprarse un árbol para el jardín, o que pondrán un arriate en la calle. No escucho a nadie preguntar al vendedor de casas residenciales o populares por el diminuto jardín, o la ausencia de un área verde que en realidad sea verde. No veo a nadie demandado que en las colonias populares o fraccionamientos se siembren árboles en las aceras para no caminar a pleno sol.

No veo a nadie cuidando el pedazo de área verde de su unidad habitacional procurando la siembra de árbolitos acordes con el espacio.

No he registrado protestas por la deforestación de espacios para construir viviendas reducidas y sin jardines. Ni reclamos por más lugares para árboles en lugar de vehículos.

El concreto gana terreno, las casas-habitación pierden los jardines pero incluyen salas para videojuegos y televisiones.

Queremos más autos y tenemos más autos. Todo esto genera más calor y entonces nos molestamos.

Así qué... ¿por qué nos quejamos? Eso es lo que hemos decidido y estas son las consecuencias.

Si queremos vivir de manera diferente, tenemos que entender que debemos ser diferentes. Cuando tomamos una decisión ya no hay manera de volver atrás. Pero sí podemos corregir.

Si no lo hacemos corremos un riesgo. Esto es como las elecciones, tenemos varias opciones: si decidimos la peor, o no se vota, o se pulveriza el voto seguiremos padeciendo.

Qué tal que dejamos de quejarnos y criticar y tomamos la decisión de votar y elegir con conciencia y no por la despensa o el poco dinero que no resolverá nada.

Por cierto, en mi colonia ya hay quejas de que están ofreciendo despensas a cambio de la credencial del IFE y el compromiso de votar por el tricolor.

Por cierto que mi Gober, una vez más anda en la incongruencia, ya reactivó su cuenta de TW. La había suspendido por la veda electoral.

Después de varios tuits, salió con que triunfo de los Tiburones Rojos es un resultado milochomil de su gobierno.

Ya comienzo a creer que es verdad eso de que tiene toda la intención de reventar la elección al estilo Colima. Es decir, hacer cosas que puedan impugnar los partidos de oposición y provocar la anulación de la elección.

Es una buena estrategia porque una segunda elección desanimaría a muchos electores, ya no votarían y el PRI ganaría, como ocurrió en Colima.

¿Qué por qué harían eso? Supongo que las encuestas son ciertas, hasta el Excelsior ubica en primer lugar al candidato del PAN-PRD.

No, no hay manera de que el PRI gane ni aunque su candidato levante la Copa MX y prometa la remodelación del estadio Pirata Fuente, que está concesionado, por cierto, a Fidel Kuri el dueño del equipo.

La campaña del PRI no levanta porque se acumulan hechos y hechos negativos que lastiman, indignan, perjudican, dañan como los secuestros en el sur de tres médicos, el crimen del niño de Chinameca, el caso Dapnhe, los desaparecidos de Tierra Blanca, la falta de pago a empresarios, la falta de dinero para pagar pensiones, la represión contra jubilados y ahora la reprensión en Chinameca.

Son milochomil resultados negativos que todos sabemos, conocemos, vivimos.

En fin, que mi Gober anda desatado y Veracruz esperando a ver cómo se pone la calor...electoral en los próximos días.