No sé si a usted le pase, hay ocasiones en que veo en la televisión algunos programas que me maravillan, con temas como la arquitectura, la tecnología aplicada a comunicaciones o alimentos. Me digo sorprendida por los enormes avances de la humanidad desde que se inventó la rueda o la luz.

Me maravillan esas mentes brillantes que inventan ¡cada cosa!

Cuando veo fotografías de jardines o plantíos de flores, me quedo alelada con tanta belleza y con la capacidad del ser humano para crear, producir, cuidar.

Pero cuando ocurren cosas como los crímenes de Veracruz, pienso que ese avance es limitado, que aún hay lugares primitivos, salvajes, donde la mente humana no ha desarrollado aún lo suficiente y solo existe un objetivo, cazar dinero y matar por ello.

Leer sobre los ranchos o sitios donde se apilan cuerpos de personas asesinadas o huesos de personas a las que quisieron desaparecer de la faz de esta tierra, me remite a la nada, a la barbarie, a la época antigua de la humanidad en la que las personas se mataban y se torturaban, cuando la crueldad era normal y permitida. Cuando el castigo era aplicado y exhibido públicamente como signo de lección para la sociedad.

En qué hemos avanzado como humanidad en este lado del planeta? No, ni me hablen de Finlandia, ese es otro mundo.

Aquí, en este país y en este estado, algunos políticos se siguen comportando como bárbaros, solo les interesa conquistar y someter a los súbditos pero se topan con otros bárbaros peores que solo quieren dinero y control de sus huestes.

La ambición de los grupos gobernantes es tan grande que negocian, permiten y ahora deben aceptar que los delincuentes hagan lo que quieran. No hay ley.

Las autoridades, además de no registrar avance alguno, de carecer de mentes brillantes, de deseos de avanzar, de trascender, se limitan a observar y hasta trabajar para el crimen. Se escudan en su frase preferida, "se matan entre ellos" o "tenían vínculos con la delincuencia" y ya, asunto solucionado. Nada de perseguir el delito, procurar justicia y aplicarla. Nada.

Lo único que se les ocurre es decir "pórtense bien" o justificar el crimen o desaparición de personas, incluidos los periodistas.

Se lavan las manos y siguen persiguiendo el dinero obtenido de los súbditos.

Y la mentira es la única forma de esconder la ineptitud, el miedo a actuar como autoridad y la complicidad. Ejemplo: el Fiscal General Luis Bravo (es apellido, no cualidad) se atrevió a intentar minimizar lo que ocurría en el rancho El Limón, en Tlalixcoyan, y a desmentir a don Bernardo Benitez, respecto de que hay cientos de personas cuyos restos están ahí.

El Fiscal se atrevió a decir que no eran cientos sino dos ó tres personas más que ahí habían sido quemadas. Resultó que no, que ya habían contado 14 y podrían ser muchas, muchas más.

¿Cómo puede pasar esto sin que se enteren los gobernantes?

Por doquier en Veracruz hay ranchos o lugares donde se desaparecen personas, donde se les incinera a cielo abierto sin que nadie sepa, ¿sin que nadie se de cuenta?

Y aún más, durante todo este sexenio se ha desestimado a las madres de familia, a los padres de familia que han denunciado la desaparición de sus hijos. Se les ha mentido y se les ha ignorado.

Es la barbarie gobernando, es la ausencia de lucidez, de claridad, de mentes brillantes, de principios y valores. Solo el dinero tiene valor en su reducido mundo.

¿Es lo que merecemos en Veracruz?

Yo creo que no, sólo tenemos que dejar de ser indolentes y egoístas. Convencernos de que podemos vivir mucho mejor.... si queremos.

¿Vivir en una sociedad parecida a la de Finlandia? Es cuestión de decidir.