Por Estela Casados González
“Gracias Juárez por el puente. Vales veinte”, una frase que comienza a circular en redes sociales y que hace alusión al fin de semana largo producido por las conmemoraciones de la expropiación petrolera (a como están las cosas eso parece una burla que quienes vivimos en este país ya no tenemos la capacidad de entender), impulsada por Lázaro Cárdenas del Río y el 109 aniversario del nacimiento del Benemérito de las Américas: Benito Juárez García.
Aprovecho esta oportunidad para hablar de dos mujeres que han sido invisibilizadas a través de la historia, dejando en el olvido su legado.
¿Sabes quién es fue Amalia Alejandra Solórzano Bravo? ¿Y Margarita Maza Parada?
En internet las encontraremos como “Amalia Solórzano de Cárdenas” y “Margarita Maza de Juárez”. A esta última la observaremos en una ilustración con un gesto adusto, serio y sin gracia. Con Doña Amalia es diferente, pues hay un amplio archivo fotográfico que permite verla desde joven, cuando a los 20 años casó con Cárdenas, hasta sus últimos días como madre de uno de los políticos más importantes de la izquierda en México.
Margarita Maza Parada a los 17 años se casó con Benito Juárez García de 37 años. En 1854, embarazada y cuidando de seis hijos, tuvo que huir del país ante la persecución política que Antonio López de Santa Anna había hecho sobre Juárez y que también padeciera ella y su familia.
Entraba y salía continuamente de Estados Unidos para salvar la vida de su familia o para apoyar a su esposo, quien vivía a salto de mata ante la persecución de los grupos conservadores del México de finales del siglo XIX.
Poco se habla del financiamiento económico que Maza Parada prestó a la nación, sin cobrar un solo peso cuando los tiempos fueron mejores para ella y su familia. A lo largo de su matrimonio con Juárez y a raíz del exilio que vivió él en Nueva Orleans, en diversas ocasiones trabajó para mantener a su familia y enviarle dinero a su esposo para su manutención y para dar continuidad a las acciones que traerían de vuelta a quien era presidente de este país. Me pregunto si también habrá sido su consejera más cercana. ¿Cuántas decisiones habrá tomado Benito a partir del consejo o la reflexión de Margarita?
Margarita Maza “de Juárez” falleció el 2 de enero de 1871 en la Ciudad de México. Su nombre fue inscrito en la Cámara de Diputados en 1966, aunque es innegable el hecho de que quien pasó a la historia fue el Sr. Juárez.
Doña Amalia Solórzano Bravo, esposa del General Lázaro Cárdenas del Río, jamás estuvo conforme con el papel que protocolariamente debía de realizar como primera dama: ni siquiera acompañó a su marido a su toma de posesión como presidente de la república, prescindía de encabezar actos oficiales o de ser partícipe de alguno de ellos. Sin embargo, su presencia fue decisiva al encabezar un comité que ayudó a recabar fondos cuando Cárdenas decretó la nacionalización de la industria petrolera o cuando en junio de 1937 recibió en el Puerto de Veracruz un barco procedente de Europa con 500 niñas y niños refugiados españoles.
“En Amalia he tenido siempre un gran estímulo. Inteligente, comprensiva y cariñosa, ha sabido compartir mis responsabilidades. Afín a mis ideas políticas y sociales”, escribiría Lázaro Cárdenas en sus apuntes personales publicados en 1972.
No se trata de decir que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, sino que es necesario reconocer el papel decisivo que tienen algunas mujeres que han estado al lado de algunos hombres, porque juntos han decidido los destinos de esta nación.