Sara Ladrón: la decepción y la vergüenza
- Aurelio Contreras Moreno
Cuando hace poco más de un año la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana anunció su decisión de designar a Sara Ladrón de Guevara como nueva rectora de la institución, la aclamación fue unánime.
En ese momento, se creyó que con la llegada de Sara Ladrón, una académica respetada en la comunidad universitaria, se resguardaba a la casa de estudios de la asonada porril que amenazó con descarrilar el proceso de elección del nuevo Rector.
La comunidad universitaria y la sociedad civil veracruzana se congratularon porque una persona surgida de la academia y no de la política tomara las riendas de la UV. Y el que además se tratara de una mujer, abonó aún más en favor de esa imagen idílica. Romance que terminaría muy pronto.
Demasiado temprano, Sara Ladrón de Guevara dio visos de cuál sería la orientación de su rectorado. Al otro día de haber sido anunciada su designación, lo primero que hizo fue reunirse a desayunar con el gobernador Javier Duarte de Ochoa, lo que se convertiría en una constante una vez que asumió la Rectoría: la injerencia del gobierno estatal en las decisiones y la vida interna de la Universidad Veracruzana.
Se desvelaba así quién había estado detrás de su nombramiento. A diferencia de su antecesor Raúl Arias Lovillo, quien se mantuvo firme en la defensa de la autonomía y dignidad universitaria a pesar de las presiones y ataques que recibió de parte del duartismo por no doblar la cerviz ante el grupo gobernante, Sara Ladrón se convirtió en una comparsa carnavalesca, en parte de la corte del titular del Ejecutivo, que la llamaba a acompañarlo a cualquier clase de eventos como si de una más de sus empleadas se tratase. Incluso, se afirma que Javier Duarte hasta le “sugirió” nombramientos en la estructura universitaria.
Bajo el pretexto de la dependencia económica de la Universidad Veracruzana respecto del Gobierno del Estado, la institución –que no sus integrantes– se despojó de cualquier asomo de crítica. Se convirtió en un ente anodino, que evitaba pronunciarse sobre cualquier fenómeno o problema social que pudiera causar molestia en el grupo gobernante en Veracruz, siendo cada vez más claro que gracias a éste fue que accedió a la Rectoría.
La tensión entre las autoridades universitarias y la comunidad de la UV comenzó a crecer hasta que hizo crisis en estos días, en el marco de las protestas por la desaparición de los estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa. Cercada por las críticas a su mutismo, Sara Ladrón se vio obligada a pronunciarse públicamente sobre estos hechos, aunque lo hizo con una desesperante tibieza.
La escalada de las protestas estudiantiles por Ayotzinapa llevó a que las fuerzas estatales de seguridad comenzaran a hostigar y agredir a los manifestantes universitarios. Y de nueva cuenta, Sara Ladrón fue obligada –a fuerza de airadas críticas de parte de catedráticos y alumnos– a pedir al gobierno estatal garantías y respeto a la integridad de los jóvenes.
El más reciente capítulo de esta historia representará un estigma doloroso para la UV. En una reunión con consejeros alumnos celebrada el pasado 7 de noviembre –cuyo audio fue difundido por el portal de noticias Plumas Libres–, la Rectora pidió a los estudiantes no manifestarse durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe que se inauguran este viernes, a riesgo de ponerse en peligro de ser reprimidos. A cambio, ofreció pronunciarse condenando la violencia.
“Si pasa algo en un evento internacional es la imagen de México (…) pero déjense de eso, ahí hay un interés federal, son fuerzas federales (…) someto a su consideración que los universitarios no nos manifestemos en los Juegos Centroamericanos por un asunto de integridad física“, dijo, en un hecho insólito, Sara Ladrón de Guevara a los consejeros alumnos, quienes rechazaron asumir un compromiso de esa naturaleza en nombre de todos los estudiantes de la Universidad Veracruzana.
Ello le valió a la Rectora una nueva andanada de críticas de los universitarios –y de la sociedad civil– que la acusaron de buscar “neutralizar el movimiento estudiantil” a través de “pronunciamientos blandengues, etéreos, flojos”.
Exhibida y sumamente molesta, Sara Ladrón de Guevara respondió a las críticas este jueves en su cuenta de Twitter: “nos declaramos simpatizantes de manifestaciones para pedir justicia por #Ayotzinapa, pero repudiamos cualquier forma de violencia”.
“Rechazo categóricamente versiones de manipulación de Consejeros Alumnos. Mi llamado a la sociedad es a respetar la autonomía de la #UV e invito a los universitarios y a la sociedad en general a informarse responsablemente y evitar la desinformación”, sentenció.
La decepción es enorme. La vergüenza puede llegar a ser gigantesca. Y lo que se ve, no se juzga.
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Twitter: @yeyocontreras
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Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP). Inició su carrera en el periodismo como reportero gráfico en el Diario “Cambio”, en 1995, en la ciudad de Puebla, siendo aún estudiante.
Fue Subdirector fundador de Diario “AZ Veracruz” y Subdirector de Información en Diario “AZ Xalapa”.
Entre 2005 y 2006 participa en el proyecto periodístico colectivo “Horas Extra”, el primer periódico gratuito que se publicó en el estado de Veracruz, y del cual fue uno de los fundadores e integrante del Consejo de Redacción.
De 2006 a 2014 fue Director Editorial de Grupo Líder, que edita la revista Líder en los estados de Veracruz y Puebla.
Actualmente es colaborador de la revista etcétera, del noticiario radiofónico “Infórmese” de EXA FM en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, y autor de la columna “Rúbrica”, que se publica en diferentes medios de comunicación, impresos y digitales.