El papel social e institucional de la mujer en México es fundamental para generar los grandes cambios que consolidan la democracia.

En el mundo, el actual papel de la mujer es dinámico y multifuncional, jugando varios roles, al ser madre, esposa e hija, pero a la vez comerciante, empresaria, servidora pública, activista social, por citar algunos ejemplos.

El incremento en la presencia de las mujeres en los ámbitos mencionados, se debe principalmente a tres condiciones fundamentales: uno es el reconocimiento social y legal de la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres; otro es el reconocimiento de las habilidades de la mujer superando a los varones en tareas antes exclusivas de éstos; y tres, los buenos resultados por ellas alcanzados, dando más sustento a su presencia en cualquier ámbito de la vida económica, política y social de nuestro país.

Es innegable que el liderazgo de la mujer se encuentra en aumento en los espacios del servicio público, una buena noticia sin duda, y que en gran parte deriva por la manera de conducirse ante el personal a su cargo y sus logros en beneficio de la ciudadanía en general.

La influencia de la mujer es tal, que en muchos países el 70% de las decisiones tomadas por ellas, directa o indirectamente, repercuten en el PIB. Controlan alrededor de 20 billones de dólares del gasto por consumo. En México, por ejemplo, el 80% de las decisiones sobre cuál vehículo comprar es determinado por las mujeres.

Además de ocupar cada vez más responsabilidades importantes en nuestro país, las mujeres hoy en día se encuentran mejor preparadas. El número de mujeres que estudian algún posgrado ha crecido considerablemente. De ahí que haya siete veces más mujeres estudiando posgrados y a la fecha, según datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, representen el 50% del total de la matrícula en este nivel.

En cuanto al ámbito familiar, el cual espero siga siendo el baluarte de la sociedad mexicana, cada vez es mayor el número de hogares con jefas de familia, dando un giro al esquema tradicional.

Desde este espacio quiero extender una felicitación y todo mi reconocimiento a las madres mexicanas, quienes son la fuerza que consolida la democracia, el motor incansable que mantienen las bases de la familia y, al mismo tiempo, lideran instituciones vitales de nuestra gran nación.

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