Nadie esperaba que con la composición actual del Congreso del Estado de Veracruz, éste actuara con independencia de criterio. Siempre fue claro que la mayoría priista se haría sentir a la hora de discutir y votar temas polémicos.

Pero de eso a aprobar una enmienda constitucional de enorme trascendencia para el país como la reforma energética sin siquiera leer el dictamen, por consigna, sin debate y con el único objetivo de hacerlo lo más rápido posible para que el Gobernador “quedara bien” con el Presidente, pues hay una notable diferencia que se explica en una sola palabra: sumisión.

No es especulación que los diputados veracruzanos del PRI no leyeron el dictamen de la reforma que aprobaron fast track. Un integrante de esa bancada, Ricardo Ahued Bardahuil, así lo dio a conocer el mismo viernes pasado durante la sesión extraordinaria a la que se convocó a toda prisa, y con base en esa circunstancia fue que votó en abstención.

Pero sus compañeros partido no tuvieron el mismo prurito que Ahued y se concretaron a obedecer la orden que ya les habían dado, sin asomo alguno de dignidad, e impidiendo no sólo que la oposición manifestase su postura en contra de la enmienda, sino incluso que ejerciera su voto, en violación al propio reglamento del Poder Legislativo de la entidad.

¿Para qué sirve un congreso así? ¿Para qué mantenemos a una sarta de levantadedos que no son capaces de pensar por sí mismos? Es verdaderamente preocupante el bajísimo nivel de quienes se hacen llamar nuestros representantes, que lo único que de verdad defienden son los intereses de sus camarillas y los propios. O ¿cuándo le consultaron a los veracruzanos si estaban de acuerdo con la reforma energética?

Por desgracia, esto forma parte de esa regresión autoritaria de la que hemos hablado antes. Es la restauración de un régimen que no ve ni escucha a nadie más que a sí mismo.

Así que si hacia el final del sexenio (o antes) al gobierno estatal se le ocurre que necesita endeudarse más, prepárese, porque los diputados de la LXIII Legislatura seguro aprobarán que se continúe hipotecando el futuro de su familia, como ya aprobaron incrementar los impuestos y rematar los bienes de la nación.

Total, el de atrás paga.

Las agresiones no paran

Ahora tocó al reportero Hernán Villarreal Cruz, del diario Presencia de la ciudad de Las Chopas, en el sur de Veracruz, ser víctima de una agresión para intimidarlo por su labor periodística.

Villarreal Cruz fue secuestrado por hombres armados la noche del sábado, quienes mientras lo golpeaban, encañonándolo, le gritaron “hijo de tu puta madre, ya bájale, no te matamos por lo que representas, si te matamos se nos vienen encima, pero ya nos tienes hasta la puta madre”.

Por fortuna, el comunicador fue dejado con vida. Pero el mensaje fue muy claro para él y su medio, que ha tenido serias diferencias con el ex alcalde y actual diputado del PRI-PVEM por Las Choapas, Renato Tronco, quien aspira a ser el nuevo “cacique del sur”.

Así las cosas en el próspero estado donde hay “respeto irrestricto a la libertad de expresión”.

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