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Pueblos de Veracruz celebran Día de Muertos a su manera
Xalapa, Veracruz.- El Día de Muertos es una tradición mexicana milenaria que, con los años, se ha ido regionalizando hasta que cada pueblo le ha dado su propia identidad, embelleciendo estas fechas con altares coloridos en casas, cementerios y parques.
Veracruz —estado multicultural—, no es la excepción y en cada lugar las personas hacen ceremonias distintas para honrar a sus muertos. En la huasteca veracruzana, por ejemplo, las danzas honran a la muerte y en el Totonacapan se elevan globos en su honor.
En la región montañosacentral se construyen catrinas monumentales; en la zona de Xalapa, se siembran campos de flores de cempasúchil y girasoles. En Coatepec, se tocan campanas durante 24 horas para guiar las almas hacia los altares.
En lugares como Oteapan, en el sur de Veracruz, las familias esperan a los muertos en el panteón a medianoche cada 2 de noviembre.
Xantolo: Dos meses para los muertos
Para los habitantes de la huasteca veracruzana, el Día de Muertos se conoce como Xantolo (santo) y es la celebración más importante del año, la que une a vivos y muertos con altares, danzas, máscaras, cantos y platillos típicos.
Esta celebracipon tiene sus origen prehispánico y comienza el 29 de septiembre con la quema del "chichapal", la primera ofrenda a los muertos, que consiste en tamales preparados en ollas de barro del mismo nombre.
A través de una ceremonia esos recipientes son untados con cal y expuestos al fuego a fin de comprobar que pueden ser resistentes para la elaboración de ese platillo típico en el altar de muertos.
En municipios como Tempoal y El Higo, las familias se preparan con meses de anticipación para recibir a las almas. La festividad comienza el 29 de septiembre y concluye el 30 de noviembre con eventos en los que participa toda la comunidad.
Danzar para el encuentro terrenal
En la Huasteca, cada municipio celebra a su manera. Muchos hogares exponen altares y hay desfiles de catrinas, visitas a tumbas y velaciones en panteones, acompañadas de muestras artesanales y gastronómicas. Pero en particular, en esta región los vivos y los muertos se reencuentran en las danzas.
En Veracruz, el Xantolo se distingue por las cuadrillas, en las que el danzante vaquero representa al hombre y su fuerza, la mujer embarazada simboliza la tierra fecundada, el diablo encarna el fuego del ser humano y la muerte, el fin de la vida.
Los danzantes visitan cada hogar del barrio, representando el regreso de los muertos para recoger ofrendas y reencontrarse con sus seres queridos.
“Para recoger la ofrenda van danzando en cada uno de los hogares y de esa manera se verifica el encuentro con los seres queridos que ya no están en este plano terrenal”, cuentan los artesanos que elaboran las máscaras en Tempoal.
Históricamente, las regiones de la Huasteca de donde se origina el Xantolo son los estados de Hidalgo, Veracruz, Tamaulipas, San Luis Potosí y Querétaro.
Elevar las almas en Zozocolco
En Zozocolco de Hidalgo, el cielo se llena de colores y formas con los globos de cantoya, que representan la despedida de las almas. Desde una semana antes, familias de esta zona del Totonacapan elaboran globos que los niños y jóvenes persiguen entre calles, montes y potreros.
Los globos están hechos de más de 4,500 pliegos de papel y se arman en aproximadamente un mes. Con mechas de trapo empapadas en diésel, se inflan con humo y calor para elevarse en el aire, guiando a los muertos en su camino.
La explanada de la iglesia franciscana San Miguel Arcángel es el recinto donde estos gigantes de papel se elevan, acompañados de huapangos, música regional y comida típica.
No hay una medida precisa de la elevación de los globos, se calcula que algunos logran alcanzar más de 400 metros de altitud, describe el libro sobre esta tradición cultural, elaborado por el profesor y exalcalde, Loth Segura Juárez.
Coatepec
En La Orduña, municipio de Coatepec, Las Campanadas de los Lamentos repican durante 24 horas para guiar las almas de los muertos.
Este sonido, con tonos altos y bajos, sirve para orientar a los difuntos hacia sus hogares. El repiqueo comienza a las 12:00 del día del 1 de noviembre y concluye al otro día a la misma hora.
“Es una tradición Las Campanadas de los Lamentos, son dos tonos altos y dos tonos bajos y es la llamada de los difuntos de esta localidad para que no se pierdan y lleguen a sus hogares”.
Para que no sea una actividad ininterrumpida, las familias se turnan durante el día y noche para las campanas no dejen de tocar.
“No sé qué tienen las flores, llorona…”
En Coacoatzintla y Naolinco siembran flores de cempasúchil y girasoles desde junio. Pobladores de San José Paxtepec y San Pablo Coapan dedican largas jornadas a cuidar las flores que vestirán de amarillo y naranja los campos.
A mediados de octubre, los pobladores instalan catrinas monumentales entre los sembradíos, preparando así la celebración de los días 1 y 2 de noviembre, atrayendo turistas que acuden a comprar flores y recordar a sus seres queridos. La comida y bebidas tradicionales no faltan, haciendo de este lugar un punto de reunión para mantener las tradiciones.
Calaveras gigantes en Naolinco
En Naolinco, a 40 kilómetros de Xalapa, el parque se engalana con una catrina monumental de 15 metros de altura, vestida con colores vivos. Las calles se decoran con calaveras de tamaño real en diversos roles: panaderos, campesinos, e incluso los novios de una boda.
Cada casa viste a la muerte de una manera distinta y la creatividad de los pobladores queda al descubierto pues cada año realizan diseños distintos.
La mayor afluencia de turistas se espera el 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre, durante la Cantada: una procesión que comienza en el panteón municipal y recorre algunas casas, entonando alabados y alabanzas en honor a los difuntos.
El altar y la ofrenda
El altar de muertos suele ser una mesa elevada, representando una dimensión superior donde se encuentran los difuntos.
En lo alto se coloca la foto del difunto y sus pertenencias. El altar se decora con papel picado, flores de cempasúchil y frutas de temporada, y se añaden velas, agua y incienso para perfumar el alma del difunto.
En algunos hogares, se coloca un altar para el "ánima sola", un alma sin familiares o amigos, al que se le dedica un altar afuera de la casa. Esta tradición va de norte a sur en el estado y el país, es la más arraigada, sin embargo, en cada casa la ofrenda varia, así como el diseño y la decoración.