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Un mes en vela y con zozobra: La búsqueda del expiloto Adelfo Torres
El calendario marcaba como fecha un martes 25 de enero. Al igual que otros días en la vida de Adelfo Torres Morales, pintaba para ser uno más dedicado al trabajo. Doce horas diarias, de lunes a viernes.
Como cada mañana, el hombre de 62 años desayunó con su hermana antes de salir a su trabajo, en el corralón de Grúas Gatsa, ubicado en el municipio de Córdoba, donde se desempeñaba como administrador.
Por el frío de un invierno prolongado, Adelfo se vistió con una chamarra negra con gorro rojo y un pantalón de mezclilla. Se despidió de su hermana y cruzó la puerta para salir a atender sus pendientes laborales con la promesa de volver al anochecer.
La jornada de Adelfo era la misma: trabajar de nueve a nueve. A las diez de la noche ya estaba de regreso en casa para cenar, tomar una ducha, quizá ver las noticias, y estar listo para el día siguiente.
Su día favorito solía ser el viernes, cuando podía viajar hasta Xalapa y reunirse con su esposa y sus tres hijos, compartir con ellos su salario y recargarse de energías.
“Todo el día se iba a trabajar, pero a las 10 de la noche él ya estaba aquí. Muy metódico en cuanto a sus horarios, en cuanto a su presencia, en cuanto a sus alimentos. Yo platicaba con mi cuñada y nos burlábamos de Ade… tan entregado al trabajo, tan cumplido, tan afanado por cumplir”, lo recuerdan sus familiares con una incertidumbre que se cuela por la bocina del teléfono.
Cuando tenía que trabajar unas horas más, ya fuera por ir a atender un accidente o a remolcar un carro, él avisaba por mensaje que llegaría más tarde para no preocupar a nadie.
“Él me decía ‘¿Sabes qué? Voy a llegar más tarde, tenemos chamba. Llego como a las 3 o 4 (de la madrugada). Y siempre le daba indicaciones como una mamá ‘Cuídate, ahí me avisas”, cuenta su hermana.
Pero la noche del 25 de enero fue distinta. No hubo mensajes que anticiparan una demora ni llamadas. Adelfo desapareció.
De acuerdo con un testigo que estaba en las instalaciones del corralón de las grúas Gatsa, alrededor de las 10 de la noche fue la última vez que Adelfo Torres y otro trabajador, Daniel Rodríguez, fueron vistos con vida. Daniel le habría dicho algo a Adelfo y salieron juntos hacia el portón. Luego de ellos no se supo más.
Nadie aporta datos sobre lo que ocurrió con los dos trabajadores. Los únicos testigos en la calle son árboles que se encuentran en el solar baldío que está a un costado de grúas y las señaléticas que están en la carretera federal Córdoba-Boca del Río. Adelfo, quien es conocido en Xalapa por su pasado como piloto de carros, cumple casi un mes desaparecido.
La búsqueda
La familia de Adelfo, al percatarse de que no llegaba ni se comunicaba, comenzó a preocuparse y lo llamó constantemente. Sin embargo, lo único que escuchaba era la contestación directa del buzón de voz.
“Como a las 11 de la noche comencé a mandarle mensaje de “¿Estás bien?, ¿estás bien?” y ya no me contestaba. Llamadas y llamadas a cada hora y ya no. Fue ahí donde dije o algo pasó, o perdió el teléfono, se le cayó al agua, no sé. Mi esperanza era que llegara en el transcurso de la noche”, relata uno de los familiares.
Pero Adelfo no llegó a dormir, a lo que, al día siguiente, el 26 de enero, familiares acudieron corralón de Gatsa alrededor de las ocho de la mañana para preguntar por Adelfo. Entonces les contaron sobre la última vez que lo vieron a él y al chófer de una grúa.
Con inmediatez reportaron su desaparición en la Fiscalía de Córdoba y solicitaron ayuda a la comunidad, fue así como la Comisión Estatal de Búsqueda Veracruz expidió la ficha 22/CI 0089M-22ZC, resaltando características que ayuden a su búsqueda e identificación.
Entre las señas particulares de Adelfo, se encuentran dos tatuajes que tiene en los brazos, mismos que son un recuerdo de sus hijos. En el brazo izquierdo tiene tatuado a un bebé y en el brazo derecho tiene a una joven.
“Mi hermano me decía que no todos los empleados jalaban parejo al trabajo, cosas de rutina”, comenta su hermana quién solo conocía a Daniel por lo que su Adelfo le platicaba.
La familia también dio aviso a Mario Tencle, dueño de Grúas Arrendamientos y Transportes, S.A de C.V., con la esperanza de que les ayudara en la búsqueda. Pero, a la fecha, la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha logrado convencerlo de que declare sobre las desapariciones de sus dos empleados.
La familia de Adelfo comenta que, de alguna forma, la fiscalía les ha mostrado un mal camino de lo que le pudo haber pasado a su hermano, pues incluso ya fueron hasta al Servicio Médico Forense (SEMEFO). La búsqueda se ha extendido hasta a los hospitales de Córdoba, Orizaba, Yanga y de Cuitláhuac. No hay pistas.
Poco a poco la esperanza es menos, pues lamentan falta de empatía de las autoridades, quienes solo les piden firmar notificaciones y dan datos aislados. “Esa es la ley, esas son las instituciones”, declara un familiar de Adelfo.
La familia se dice sola en este proceso de búsqueda, porque ahora no hay amigos y, en consecuencia, han tenido que solicitar ayuda por redes sociales y en las calles, donde han colgado lonas con la ficha de búsqueda del expiloto.
El resto lo dividen entre los más cercanos a Adelfo: los hermanos dan la cara a medios de comunicación; la esposa peregrina por las oficinas de las fiscalías en búsqueda de información esperanzadora.
“Mi hermano no tenía enemigos, era deportista, tenía el montón de amigos, mismos amigos que en este momento no se hacen presentes porque tienen miedo a las represalias y porque sabemos que el crimen organizado está de lo peor y es frecuente en esta zona. El montón de amigos, el montón de corredores ¿dónde están? Lo único que están somos su familia, sus hermanos, su esposa y sus hijos, todos tratando de hacer algo porque nadie más nos ayuda, absolutamente nadie”.
La espera más dolorosa
Durante los 29 días que lleva desaparecido Adelfo, no hay día que su familia no haga oración pidiendo que su regreso a casa.
“Yo hago oración y digo Señor, cuánta tragedia has traído, por qué tanta tragedia. Por qué si de veras existes, por qué tanta maldición ha caído. Yo quiero que aparezca”, confiesa un familiar.
Al pasar de los días la situación no mejora para la familia Torres Morales y la angustia se hace más grande por la incertidumbre de saber dónde está Adelfo. La espera parece ser eterna al pasar de las horas.
“Lo que me consta es que no tenía enemigos porque viví con él así pegadito, como buenos hermanos. Las fuerzas se no están yendo, la enfermedad nos está apareciendo porque ya es día y noche sin dormir, esperando, esperando. Me la paso en la ventana, se para un taxi, a lo mejor ya viene. Si oigo la reja no es la reja, es mi cabeza que quisiera que regresara”, cuenta con tristeza la hermana de Adelfo.
Adelfo Torres Morales, conocido ex piloto en Xalapa
Adelfo tuvo sus inicios como piloto de carreras alrededor del año de 1985, cuando comenzó a correr como novato en el autódromo Súper Jarocho en Veracruz, siendo tutorado de Gerardo Sanz, quien lo metió a su equipo.
Pero después de haber corrido durante años, él se retiró por la situación económica, ya que el automovilismo es una práctica cara.
“Es un deporte para ricos, para el status de mi hermano y de nosotros no es acorde, entonces a darle al trabajo, no hay de otra. Las prioridades son trabajar y sacar adelante a su familia”, comentan.
Adelfo también organizaba carreras familiares, y su hermana recuerda aquellos momentos.
“En algún tiempo en Xalapa organizaba carreras familiares, como si fuera un día de campo porque nos invitaba y comíamos tortas”.
La zona centro de Veracruz, epicentro de desapariciones
No es un secreto que la zona centro del estado de Veracruz es una de las más peligrosas por los constantes casos de desapariciones de personas.
Tan solo en el periodo que comprende desde abril de 2019 a julio de 2021, al menos 30 personas fueron reportadas como desaparecidas, y eso es solo la cifra de los familiares que tuvieron el valor de interponer la denuncia, según registros de la Comisión Estatal de Búsqueda.
Las desapariciones que se suman al actual gobierno, el de Cuitláhuac García Jiménez, ocurrieron en los municipios de Orizaba, Río Blanco, Nogales, Camerino Z. Mendoza, Rafael Delgado e Ixtaczoquitlán, siendo lugares aledaños del también peligroso municipio de Córdoba.
Familiares de los desaparecidos, en el cansancio de no obtener respuesta de las investigaciones por parte de las fiscalías, optaron por integrarse en colectivos de búsqueda y unir fuerzas con personas que se encuentran en las mismas situaciones que ellos.
Tal es el caso del colectivo Familias de desaparecidos Orizaba-Córdoba, que acoge a familiares de diferentes edades y que, el pasado 18 de febrero cumplieron un año de búsqueda en Campo Grande, Ixtaczoquitlán, el cual conmemoraron con una celebración eucarística.
La misa fue ofrecida para el descanso de los 53 cadáveres que, hasta la fecha, han sido encontrados en fosas del que ahora es el cementerio clandestino más grande de la zona centro del estado.
El llamado “campo de exterminio”, está ubicado en la región de Altas Montañas en el valle de Tuxpango.
Y a tan solo 15 minutos, en el municipio de Río Blanco, también fueron ubicadas fosas clandestinas, donde se encontraron al menos 20 cadáveres en 2018.
“En busca de todos nuestros desparecidos. Porque la lucha por un hijo no termina y una madre nunca olvida´”, se lee en las redes sociales del Colectivo Familias Desaparecidos Orizaba-Córdoba.
FP