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El lodo se llevó los ahorros de mi vida: damnificado por deslave

"El destino me ha tratado mal, duele, pero toca salir”, dice Ulises Ortiz, damnificado.

San Andrés Tlalnelhuayocan, Ver.- Un alud de tierra golpeo por un costado la casa de Ulises Ortiz Hernández, habitante de San Andrés Tlalnelhuayocan. Por un momento, el incidente no le generó alerta. Entre sueños, pensó que su mascota traviesa, jugaba sobre unas láminas de zinc que tiene en la azotea.

Pronto los gritos de su madre lo hicieron ponerse de pie. “El lodo arrastró un árbol, que rompió la pared, la tierra se metió a su cuarto, torció la cama, cerró la puerta, y ella estaba muy asustada porque no podía salir”.

Ulises Ortiz, de 45 años de edad, es vendedor de palanquetas, tiene los ojos oscuros, tez morena, y  una barba que le rodea la quijada. Lleva la ropa húmeda y lodo hasta en la cabeza. Desde que ocurrió el deslave, el hombre no se da abasto paleando el lodo que se metió a su casa.

En un descanso, el hombre asegura que lo más difícil de todo, será volver a ponerse de pie. El lodo que entró al cuarto de su madre, arrastró los ahorros de varios meses de trabajo.

 “Mi madre tenía los ahorros debajo del colchón, no sé, quizás por la forma en que ha vivido,  ella decía: “mejor aquí lo guardo,  mejor aquí lo pongo”, y yo  siempre le había dicho que no estaba muy confiado de ese cuarto, le decía: “mejor pásate al cuarto de arriba”, pero ella me respondía: “no, aquí estoy bien, solita”.

“No era mucho (el dinero de los ahorros), pero como le comento, poco o mucho, para nosotros es mucho porque no tenemos trabajo. Vivimos del autoempleo”.

La madre de Ulises vende ropa de niño y discos musicales de pueblo en pueblo. Junto con Ulises, hacen mancuerna para salir adelante.

El dinero que se perdió iba a ser utilizado para comprar nueva mercancía y liquidar unos pagos pendientes: “mi madre está en Compartamos Banco, iba a dejar sus pagos hoy, tiene un préstamo en Elektra, y tenía que liquidar hoy también…pero pues… ya ve lo que pasó”.

Ulises llegó a vivir a la calle Ignacio Aldama hace 25 años. La casa que ahora se encuentra agujerada y llena de lodo, la construyó con el dinero que reunió trabajando de “mojado” en Estados Unidos.

“Estuve 14 años allá, hasta que tuve un patrón que me hizo trabajar y después no me quiso pagar. Para no pagarme, avisó a la autoridad, y ellos me regresaron de este lado”.

En los cuatro años que tiene de regreso en México, Ulises no ha podido encontrar trabajo, a pesar de que en Estados Unidos recibió capacitación en electricidad, plomería y construcción.

“Siempre me dicen que por política de la compañía, mi edad no les permite darme empleo. Entonces, decidí autoemplearme, compré palanquetas por mayoría, y me salí a venderlas. Si esto es lo que hay, eso voy a hacer. Todos los días, empezamos a las 08:00 de la mañana, terminamos a las 21:00 horas”.

Mientras Ulises Ortiz observa como la retroexcavadora que llevó el ayuntamiento de Tlalnelhuayocan, remueve el lodo a un costado de su casa, dice: “Yo creo que cuando te toca te toca, yo crucé dos veces el desierto, y una vez en el centro de Xalapa, unos policías que me querían revisar, me golpearon, y yo aguanté. Y ahora, otra vez, toca salir. El destino me ha tratado mal, duele, pero toca salir”.