- Política
Salida de EU del TLCAN no será el fin del mundo
ESTÉFANA MURILLO
Ante los procesos electorales en puerta, tanto el presidencial en México como el de medio término del Congreso en Estados Unidos, la renegociación y ratificación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) podría extenderse hasta el 2019, advirtió Carlos Heredia Zubieta, doctor en economía e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
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En entrevista con La Silla Rota, consideró que "los tiempos políticos son fatales" y ante los procesos electorales que vivirán México y Estados Unidos difícilmente se logrará la ratificación de los nuevos términos del acuerdo en la administración del presidente Enrique Peña Nieto.
Por otra parte, ante un segundo escenario en el que el presidente Donald Trump opte por abandonar el acuerdo tripartita, el economista confío en que México ya trabaja un plan B que se centre en la diversificación de sus destinos comerciales.
¿Cuáles son sus impresiones en torno a la primera de siete rondas de acercamientos y negociaciones para redefinir el TLCAN?
Yo me quedo con tres impresiones. La primera es que Estados Unidos obviamente puso sobre la mesa su agenda, sus propuestas, sus objetivos y México ha estado más bien en una posición reactiva, de reaccionar a lo que Estados Unidos ha puesto sobre la mesa. Yo no he tenido conocimiento de una agenda mexicana hasta ahora, más allá de las respuestas a lo que Estados Unidos propone.
Mi segunda impresión es que será un proceso de negociación muy accidentado dada la propensión del presidente Trump a tomar decisiones intempestivas, ya lo ha hecho anteriormente y es perfectamente factible que en algún momento de la negociación diga que si México y Canadá no acceden a la postura, por ejemplo, de cancelar el capítulo 19 sobre solución de controversias, opte por medidas extraordinarias para reducir el déficit que tanto México como Canadá consideran fuera de lugar. Trump podría anunciar que se sale del TLCAN y que ya no participará más en el proceso de renegociación. No es que yo le esté pronosticando, simplemente estoy constatando lo que ya ha ocurrido previamente.
La tercera impresión es que desafortunadamente de lado mexicano el planteamiento del equipo negociador se parece demasiado al que postulamos en 1992 y 1993 cuando había un partido político único, el Congreso estaba supeditado al dictado del Presidente, no importaba lo que dijeran la centrales de trabajadores porque estaban subordinadas al Presidente de la República y hoy, aunque tenemos un país muy diferente de lo que era México en esos años, parece que el planteamiento tiene mucho parecido con lo que ya vimos hace casi 25 años.
El cuarto de junto reúne altos funcionarios gubernamentales y del Estado mexicano y a la cúpula empresarial, pero no hay realmente una representación de los trabajadores mexicanos y tampoco hay una representación de los migrantes, en fin, el interés nacional parece reducirse a las cúpulas política y empresarial. Ésas son mis tres impresiones preliminares.
¿Cuál es el riesgo de que México esté participando como un actor reactivo y no activo en estas negociaciones?
México más bien está actuando a la defensiva, reaccionando a las iniciativas estadunidenses, pero no poniendo sobre la mesa una agenda propia.
A mí me parece que es evidente que la gran asignatura pendiente que quedó después de aquel primer TLCAN, que entró en vigor el 1 de enero de 1994, fue la movilidad laboral y fue también la integración y complementariedad de los mercados de trabajo, entonces veo que en este proceso de modernización del TLCAN tampoco están presentes ni los trabajadores mexicanos, ni los trabajadores migratorios mexicanos en Estados Unidos.
Estamos ante una negociación fundamentalmente política y por lo tanto si estamos ante una negociación política -porque el presidente Trump ha puesto por delante los intereses de su gobierno y de su país, como él los entiende y expresa- evidentemente nosotros tendríamos que plantear el responder al interés nacional y un componente fundamental del interés nacional son los trabajadores mexicanos en Estados Unidos y los trabajadores mexicanos en nuestro país.
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¿Qué capítulos contenidos en el Tratado debería México defender con mucho más firmeza?
Creo que la primera responsabilidad del Estado mexicano es defender a los mexicanos, a los connacionales que por supuesto en su propia patria y también en el exterior. Esto como que no figura entre las prioridades del equipo negociador mexicano, veo que es un error participar en la negociación como si fuera solamente un proceso técnico de especialistas exclusivamente en materia comercial.
Creo que el tema de transparencia y anticorrupción, el tema de derechos humanos, el tema de los derechos laborales y también de los derechos de género son cruciales para México, tenemos muchos rezagos en todos esos temas, problemas muy serios de corrupción y el TLCAN actualizado y puesto al día, puede ser una oportunidad para introducir disciplinas externas que no sean tan frágiles como el mero compromiso de decir que cada país va a cumplir con su legislación interna, como ya lo hicimos hace 23 años, sin que hasta el día de hoy tengamos libre afiliación sindical, sin que tengamos voto secreto en los sindicatos, sin que tengamos salarios decentes y dignos, sin que tengamos igualdad salarial entre los hombres y las mujeres y de hecho, incluso más grave todavía, un Sistema Nacional Anticorrupción que fue creado desde adentro del aparato del estado y ahora es saboteado y socavado por el propio gobierno de México.
Yo vi con muy buenos ojos que la canciller canadiense que encabeza el equipo negociador del gobierno del primer ministro Justin Trudeau, Chrystia Freeland, haya puesto sobre la mesa el tema de los derechos humanos, el tema de los derechos de los pueblos indios, los derechos de género. Habrá quien diga ¿qué tienen que ver esos temas con política comercial o con tratados comerciales?, pero justamente el gobierno progresista visionario del primer ministro Trudeau entiende que los tratados comerciales es referente fundamental a los ciudadanos, a los electores y que un tratado del siglo XXI tiene que ver con todas las facetas de la vida pública, entonces yo me congratulo de que el gobierno canadiense haya puesto sobre la mesa esos temas.
¿La posible salida de Estados Unidos del TLCAN, como amagó Trump, afectaría en mayor medida a México? ¿Es cierto que nuestro país ha sido el mayor beneficiario de este Tratado?
Yo llamaría la atención sobre el hecho de que antes de que Trump planteara que se renegociaría el TLCAN, durante dos décadas la posición oficial del gobierno de México es que no le moviéramos, que era intocable, que era inamovible, que era muy riesgoso hablar de cambios en el TLCAN, y ahora pues forzados por condiciones externas estamos en una renegociación que obviamente va a implicar cambios en el texto existente, así como innovaciones por temas que no se negociaron allá en el 92 y 93.
Yo no creo que se acabe el mundo si Estados Unidos se sale del TLCAN, creo que México ha estado preparando un plan B, en el sentido de diversificar vínculos comerciales, primero fortalecer los vínculos con Canadá, con la Alianza del Pacífico, con los países del Tratado de Asociación Transpacífico, los otros 11, que después de que Estados Unidos abandonó el proceso de ratificación del TPP.
Entonces no se acaba el mundo, era un lenguaje que ha sido rebasado por las circunstancias e, incluso, yo he escuchado altos funcionarios y a empresarios poderosos decir que México tiene opciones si Estados Unidos abandona el TLCAN. Pero a mí lo que más me preocupa es justamente cómo se define el interés nacional, quienes están representados en este proceso de renegociación y sigo constatando que México se está metiendo un autogol o es víctima del propio proceso del corporativismo político que impide a los trabajadores mexicanos tener su propia voz, una voz autónoma e independiente frente al gobierno.
¿Cómo impactaría a México el posible fin del TLCAN?
No me quiero adelantar, no quisiera hacer algún pronóstico cuando apenas está empezando la renegociación. No me gusta especular, pero lo que puedo decir es que si Estados Unidos abandona el TLCAN volveríamos en nuestro trato comercial con Estados Unidos a las condiciones que establece la organización mundial del Comercio, la OMC, y reaparecerían tarifas de aranceles en determinados bienes, por lo tanto se encarecerían los productos estadunidenses importados desde México y los productos mexicanos importados desde Estados Unidos.
Creo que tendríamos que tener presente esta posibilidad, sin que yo esté pronosticando que esto va a ocurrir.
¿Cuáles son los riesgos de acelerar una negociación tan importante y de alto impacto como esta? ¿Tiene relación este acuerdo con los tiempos electorales?
Tenemos que distinguir entre la parte del proceso que se lleva a cabo por la Casa Blanca, Los Pinos y la oficina del primer ministro canadiense, es decir entre los poderes ejecutivos, que pueden llegar incluso a inicializar esta actualización del TLCAN.
Veo que es indispensable el proceso de ratificación por parte del Poder Legislativo en cada país, es decir el parlamento canadiense y los Congresos estadunidense y mexicano. Lo que sí puedo afirmar categóricamente es que en Estados Unidos no hay ningún apetito de los legisladores, ni republicanos, ni demócratas por votar el TLCAN en un año, que también para ellos es año electoral como lo es 2018.
Nosotros tenemos elección presidencial el primer domingo de junio y ellos tienen elección del Congreso de representantes y senadores el primer martes de noviembre, por lo tanto no hay apetito para discutir, debatir un TLCAN 2.0 si le llamamos así durante todo 2018. Lo más probable es que incluso si los titulares del ejecutivo en cada uno de los tres países tienen éxito en acelerar el proceso de renegociación, este se quedará como un documento inicializado por el Poder Ejecutivo, pero no podrá entrar en vigor en ninguno de los tres países por el calendario político electoral y el calendario legislativo. Lo más probable es que lo envíen hacia 2019 cuando ya habrá un nuevo presidente en México y una composición distinta en el Poder Legislativo y en el Capitolio.
¿Una posible alternancia en nuestro país podría afectar los acuerdos alcanzados?
Yo no especularía sobre algo que no conocemos, sobre el futuro, pero sí puedo decir que no veo un escenario en donde los respectivos poderes legislativos ratifiquen o confirmen la inicialización que harían los dos presidentes y el primer ministro, porque también es inusual que un presidente de México, digamos, firme e introduzca para ratificación un tratado que ya no le va a tocar, es decir, sería insólito que si vamos a tener un presidente electo en México a partir de junio, el presidente Peña Nieto moviera o procediera a someter a ratificación al Legislativo un tratado en el primer semestre de 2018 cuando él ya se va, entonces simplemente lo que yo quiero poner sobre la mesa es que los tiempos políticos son fatales, van a llegar indefectiblemente y no dan mucho espacio para que se produzca una ratificación del TLCAN en 2018.
Con información de La Silla Rota
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