Round Midnight

  • Agustín Güiris
Un testamento de la elegante rebeldía del Jazz, de sus andares internos y sus más íntimos pasillos

Round Midnight

Alrededor de la Medianoche

(Bertrand Tavernier, 1986)

Basada libremente en la biografía escrita por Francis Paudras sobre Bud Powell y Lester Young, Round Midnight es una de los puntales fílmicos que mejor han retratado el Jazz, que con mayor eficacia han logrado reflejar todo aquello que circunda y rodea al género, específicamente en sus periodos más cruciales: los cambios de guardia generacional y los auto-exilios. La cicatriz enmarcada en dichos episodios es retratada por Tavernier de manera quirúrgica y con una sobresaliente naturalidad que no sólo abarca los aspectos musicales, sino los humanos.

El entramado encarna el dolor de las notas, el sacrificio –sin garante alguna– de la pasión, así como el espeso sudor del día a día en una vida que ha trazado el frenesí de un género que, si dejamos de lado gustos y llanezas personales, ha fabricado en el mundo esquemas que con el tiempo han inscrito claras vías donde se dan cita las tonalidades más bellas y bebidas, las más amargas, joviales, bucólicas, espesas y acidas sobre un mismo trazo: perfil de aquello que mueve los adentros de quien interpreta y se permite, con atroz pureza, el atributo de desnudez para quien se libera y escucha con despojos de emoción.

Dale Turner, interpretado magistralmente por Dexter Gordon, es un Jazzista negro con severos problemas de alcoholismo que decide emigrar a París debido a que la muerte ya le cubre las espaldas, porque en el opaco horizonte de su universo sólo se vislumbran managers dirigiendo los espacios y aforos a base de contratos poco favorecedores. Porque el talento pretérito no tiene ya cabida en las nuevas voces que se abren camino aceptando los tratos de quienes ven más en la cartera que en el talento. No, no son tiempos de cambio (propiamente dicho), son tiempos de amparo y privación. Llamamientos que dirigen las notas de la experiencia a un mundo cuasi virgen: territorio ávido de seguidores que no han tenido la oportunidad de compartir de viva voz, y en carne propia, sus ejecuciones. Enfrentamientos vitales que enmudecen el futuro más cercano; nudo climático donde aparece Francis Borler, ilustrador venido a menos y fanático del género que adoptará a Turner con el afán de cuidarlo y hacerle resurgir.

La amistad, pues, dirige la cinta por caminos de sacrificio y dedicación. De voracidad artística y padecimientos carnales. De redención y promesas al destino. Round Midnight resulta al final en un testamento de la elegante rebeldía del Jazz, de sus andares internos y sus más íntimos pasillos. Una cesión tanto de sus derechos cinematográficos como de los musicales. Personalidades de la talla de Chet Baker, Wayne Shorter, John McLaughlin, Ron Carter y Freddie Hubbard se dan cita, liderados por Herbie Hancock, no sólo para interpretar pequeños papeles sino para ejecutar las piezas de la película. En ese aspecto, lo que se observa en los recitales dentro de la cinta fueron grabados en directo para las escenas. Lo que se ve es en realidad lo que se escucha, lo que crea primariamente esa atmósfera de honestidad que está presente durante todo el metraje.

La cinta de Tavernier contiene, entonces, empuje y pureza, brutal decoro hacía la lucha por la dignidad artística y los límites humanos. Presenta de forma clara las siluetas de la necesidad: el legado y el hambre, la memoria y la sed. Las huellas y la devoción. Con una cámara eficiente que flota en un movimiento cuasi suscrito a las notas y el ambiente, la fotografía de Bruno de Keyzer revalida la vivencial y sobresaliente actuación de Gordon, una actuación cuyos terrenos a enfrentarse son los de la creación: sus procesos y lo visceral de su labor. Las causas y las consecuencias de sus actos: la unión de los deseos y las adicciones que deben encontrarse en la encrucijada final de la cual nadie tiene la llave de salida. Round Midnight termina por ser una cinta que logra dejar de lado el fresco del Jazz para integrarse a él en plenitud, para formar parte de sus tonalidades y dejarnos respirar, en su lenguaje fílmico, todo ese dolor de la libertad.

Alrededor de la Medianoche de Bertrand Tavernier

Calificación: 4 de 5 (Muy Buena).