Para abordar este tema es imprescindible conocer el contexto de la sociedad, en México se han desatado ciertos fenómenos que lo ponen en riesgo, tales como inseguridad, delincuencia, pobreza, violencia intrafamiliar, problemas políticos, corrupción, niños de la calle, narcotráfico, falta de empleo, contaminación, marginación, entre otros; y de manera inmediata sería fácil atribuir estas situaciones al gobierno como culpable total de las injusticias y además como medio liberador de la responsabilidad que deben asumir las personas ya que catalogan al gobierno como algo establecido, estático y determinado.

¿En qué tipo de sociedad vivimos? ¿Qué le tocara vivir a nuestros hijos? Se cuestionan con angustia e incertidumbre la mayoría de las personas.

Se reconoce que los gobernantes (no el gobierno) no han tomado las mejores decisiones de organización, sin embargo, hay un factor oculto que repercute completamente en el tipo de sociedad en el que nos desarrollamos y este es un núcleo al que todos pertenecemos: La familia. Si analizamos profundamente podremos encontrar la respuesta a partir de la siguiente cuestión: ¿Qué le conviene a una de la otra? Es decir, la sociedad es el reflejo de lo que se forma en familia, y así como las familias quieren estar en una sociedad segura, a la sociedad le conviene tener familias unidas, con valores, comprometidas y leales, ya que la familia es el reflejo de la cultura actual y si asimilamos esta propuesta de una manera lógica es lo que da el sentido de la vida.

Debido a la modernidad y a la realidad, las familias (que es el núcleo vital) han pasado por diversas modificaciones y cada vez están más sujetas al cambio, por lo que no hay arraigo, sentido de pertenencia, responsabilidad… es frecuente que haya familias compuestas, monoparentales, ensambladas, homoparentales, de padres separados, sin hijos, en la actualidad el divorcio es la solución inmediata, el matrimonio no asume la responsabilidad que le corresponde ya que se predisponen a que puede funcionar o no.

La familia es el componente que debe promover el desarrollo de los individuos, creando seres íntegros y capaces de responder con sensatez ante las necesidades de su entorno, es aquí donde se requiere concentrar la atención ¿Qué valor tiene la sociedad cuando la familia está unida?

El ser debe asumirse como una persona digna y con facultades humanas que les posibilite obtener el cambio necesario para ser mejor persona, esa idea se construye en la familia, es necesario desarrollar habilidades socio-afectivas y así se permitirán interpretar lo bueno y lo malo según el grado de bondad o en medida de que puedan perjudicar a alguien más; las personas que se sienten valoradas o amadas harán lo posible por transmitir este mismo sentimiento, se guiarán bajo el buen comportamiento y sus conductas serán éticas hacia sí mismas y hacia su entorno, desarrollarán habilidades sociales favorables para generar el bien común, sus intereses tendrán un enfoque de compromiso, de liderazgo y tendrán la iniciativa para ser generadores del cambio, serán capaces de enfrentar cualquier desafío bajo una cultura de paz, de bienestar, de agrado y de responsabilidad en la toma de decisiones. Las personas que saben valorar a su familia, sabrán valorar a la sociedad con un sentido solidario y de trascendencia dando de sí lo mejor de ellas mismas.

Entonces, notamos que las carencias del país no solo radican en el gobierno, sino en la calidad de las familias que en conjunto dan identidad a un territorio.