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Estudio revela que niños y gemelos eran sacrificados en Chichén Itzá
Un estudio reciente sobre la cultura maya ha demostrado lo importante que es el análisis para reforzar la importancia del ADN antiguo, ya que este ayuda a los investigadores a comprender el pasado; a razón de esto, la revista Nature realizó un estudio relacionado con la genética en el que participaron cuatro especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
A través de un análisis genético, los investigadores descubrieron que en la antigua ciudad maya de Chichén Itzá se practicaba el sacrificio de niños en rituales, principalmente el de varones; el estudio e investigación fue coordinado por Ricardo Barquera Lozano del Departamento de Arqueogenética del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (MPI-EVA) de Leipzig, Alemania.
Los resultados revelaron que también eran sacrificados los niños gemelos, esto fue posible de estudiar gracias al acervo óseo del Centro INAH Yucatán, que ayudó a detectar la relación de parentesco entre los niños inmolados. Este análisis sugiere una conexión de las prácticas sacrificiales con los mitos del origen del Popol Vuh.
Dicho mito dentro de la cosmovisión maya y en general de Mesoamérica, se creía que los gemelos representaban cualidades de dualidad entre las deidades y los héroes. Respecto a la investigación, esta es la primera vez que se identifica a mellizos dentro de contextos funerarios mayas de la antigüedad.
Rodrigo Barquera, en colaboración con Víctor Acuña Alonzo, titular de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH); Oana del Castillo Chávez, investigadora del Centro INAH Yucatán; y Diana Iraíz Hernández Zaragoza, alumna del Laboratorio de Genética Molecular de la ENAH, y otros especialistas, escribieron este artículo en el que se aborda el tema del sacrificio infantil, así como el uso ceremonial de cuevas y otros espacios naturales en la cultura de los mayas precolombinos.
Los investigadores analizaron los restos de 64 infantes que fueron encontrados al noreste del Cenote Sagrado de Chichén Itzá en 1967, de esta manera, el análisis de los datos genéticos reveló que todos los individuos del chultún eran varones de entre 3 y 6 años de edad, además había entierros de parientes cercanos y dos pares de gemelos monocigóticos; un análisis más detallado de los genes mostró que una cuarta parte de los niños tenían lazos familiares.
De acuerdo con el artículo publicado en la revista Nature, la datación de los restos analizados reveló que el chultún fue utilizado con fines mortuorios entre los siglos VII y XII, pero que la mayoría de los niños fueron enterrados durante el periodo de 200 años del apogeo político de Chichén Itzá, es decir entre los años 800 y 1000 d.C.
Víctor Acuña señaló en la presentación de la investigación que se trata de un trabajo que representa un avance significativo en la comprensión de las prácticas rituales de los antiguos mayas, de igual manera ayuda a entender los procesos de cambio biológico y cultural.