El Eslabón Perdido del Emprendimiento Mexicano

  • Mariel Pérez Carrillo

En el mundo del emprendimiento, la innovación y la tecnología, frecuentemente nos
maravillamos ante lo establecido y siempre proliferante ecosistema de innovación de Silicon
Valley. Tanto así, que obstinadamente hemos buscado replicar sus elementos funcionales, uno
por uno, en México y en América Latina.

Siguiendo su ejemplo, gobiernos, organizaciones, empresas y grupos de geeks por igual
comenzaron a empujar causas como graduar y formar a más ingenieros en software,
establecer una industria de capital de riesgo (venture capital) con sus respectivos
inversionistas ángeles e institucionales, organizar eventos de comunidades y networking para
que las personas involucradas se conozcan y colaboren, fomentar la creación de nuevos
startups o empresas tecnológicas a través de incentivos económicos, aceleradoras, programas
de apoyo, etc. Y así hay numerosos otros ejemplos.

Resulta que no se trata solamente de los ingenieros o del capital o de los eventos de
networking, sino de incluir en la fórmula algo mucho más sutil y complicado de emular: una
cultura desinteresada de apoyo mutuo y colaboración.

El eslabón perdido.

Es un tema que ya he rebotado con diferentes buenos amigos que además son miembros
activos de la comunidad emprendedora, si hay un elemento importante de cultura y educación
de emprendimiento que hace falta en México y quizá también en otros países de LatAm es
una red informal pero comprometida de mentores.

Steve Jobs tuvo mentores que le ayudaron cuando recién comenzaba su carrera. Para su
fortuna, esos mentores eran nada más y nada menos que personas como Robert Noyce a
quienes se considera como figura paternas del Silicon Valley actual.

De igual manera, por mencionar a otro como Mark Zuckerberg se acercó con Marc Andreesen,
otra leyenda del emprendimiento tecnológico de la década de 1990. Lo que comenzó como
conversaciones cándidas informales de Sensei a discípulo, culminó en que Andreesen acabara
formando parte de la mesa directiva de Facebook.

Es entonces cuando intento imaginarme a Carlos Slim o a Ricardo Salinas Pliego o a Raúl
Bailleres o alguna otra figura importante del mundo empresarial mexicano, acercándose con
Mariel Carrillo de Innus Technologies o con Alex Torres de Point Coworking o con Juanito
Perez que acaba de abrir su empresa de i+D, para personalmente apoyarlos compartiendo
palabras de sabiduría y experiencia para que puedan aprovecharlas y llevar sus empresas al
siguiente nivel.

Y mi mente se queda en blanco, porque no puedo imaginarme a esos señores teniendo la
sencillez de tomar en serio a un chavito o chavita emprendedora.

Mentores: los que no vinieron a la fiesta

Muchas veces, lo que un emprendedor necesita para dar un paso significativo hacia adelante
no es dinero ni favores, sino más bien la experiencia de alguien que ya vivió esos problemas y
esas complicaciones, de alguien que logró vencer obstáculos importantes en el contexto
particular mexicano, o de alguien que conoce a esa persona o ese recurso que puede ser de
gran ayuda en us objetivos de negocio.

¿Qué le cuesta a un empresario o empresaria exitosa mexicana compartir esos recursos? En
términos monetarios, nada, más que el valor de su tiempo invertido.

¿Qué pasaría si emprendedores mexicanos exitosos se tomaran 1, 2 o 3 horas a la semana o
al mes para sentarse con un emprendedor o emprendedora joven que está lanzándose por
primera vez a construir un negocio por su cuenta?

Seguramente cosas increíblemente interesantes. Para los empresarios exitosos, no hay nada
como conocer talento joven y acercarse con ellos y ellas. Quizá acaben siendo un equipo que
valga la pena adquirir o atraer hacia otras iniciativas en el futuro. Para los emprendedores
primerizos, tampoco hay nada como poder preguntarle directamente a los experimentados
cómo resolver los más grandes de sus avalanchas de problemas.

Humildad: el condimento especial

¿Qué hace falta entonces para que estos encuentros puedan suceder en la vida real? Me
atrevo a decir que un ingrediente que puede facilitar esto es la humildad y la sencillez. También
es sólo decidir hacerlo y ya.

Cuando me ha tocado sentarme a platicar con señores de la generación de mi Papá (babyboomers
y ocasionalmente algún generación X), en ocasiones he sentido que no me toman del
todo en serio por mi edad o porque no me visto como ellos o quizá sólo porque estoy chava.

Es algo que siempre he admirado y respetado en las grandes figuras de Silicon Valley. Los
grandes empresarios de Intel, Yahoo, Sun Microsystems, o de Google, siempre han valorado la
nueva ola de talento y por ello se les ha visto muy seguido acercándose a los y las jóvenes.

Quizá nos falte experiencia, pero tenemos mucha energía y ganas de hacer las cosas. Además
se nos ocurren ideas locas que mañana pueden ser nuevas empresas establecidas.

¿O ustedes qué piensan?

Nos vemos la próxima ocasión a seguir hablando sobre el eslabón perdido del emprendimiento
Mexicano.


Redactado By Mariel Perez Carrillo.
Innovadora, Conferencista en TEDx, Empresaria.
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