Muere uno de los policías sobrevivientes de “Sánchez Taboada”:

  • José Luis Ortega Vidal
¿Qué parte de nosotros se llevó?

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El primero de noviembre de 1985 Jorge Pineda Valdez (+) murió durante un enfrentamiento contra policías federales y estatales en las inmediaciones del ejido “Sánchez Taboada”, municipio de Hidalgotitlán, Veracruz.

A 34 años de aquel suceso no queda del todo clara la historia que aparece en informes de la CIA -en Estados Unidos- en juicios del poder judicial norteamericano y en la historia de la política, del sistema policiaco y del periodismo al más alto nivel en México.

Por citar uno de los múltiples ejemplos que forman la gigantesca pirámide de confusión del caso, tenemos que durante años han existido dos versiones sobre sobrevivientes a la matanza de 22 policías tras los enfrentamientos entre representantes del orden público y narcotraficantes.

Nunca se ha dudado sobre la presencia de policías locales veracruzanos que auxiliaron a elementos federales, dado su conocimiento del territorio que comunica con el Valle del Uxpanapa y la monumental laguna del mismo nombre.

La polémica estriba en torno al número de sobrevivientes.

Se reportan dos casos en unas versiones y tres en otras.

También hay datos encontrados respecto a la identidad de los mismos.

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Hilador de versiones sobre dicha historia, el autor de Claroscuros entró en contacto directo con familiares de uno de los policías locales que salvó la vida.

Lo identificaron como José Espronceda, nativo de Acayucan, Veracruz.

Durante el año 2018 se pidió una entrevista que José rechazó tajante.

El mismo año Espronceda murió por causas naturales según la propia fuente de la familia que sirvió de enlace para solicitar la entrevista no aceptada.

Hay un sobreviviente más, narró la fuente en marzo del 2019, sin ofrecer más detalles.

El reportero conoce la presunta existencia de un tercer sobreviviente que –de no haber muerto durante los últimos años- sería el segundo testigo vivo –del lado policiaco- de los hechos cuya historia corre paralela al nacimiento del primer cártel en México: el de Guadalajara.

Ambos hechos se suscitaron durante el sexenio del presidente Miguel de la Madrid Hurtado; aunque los antecedentes inmediatos para la formación del cártel de Guadalajara remiten a los sexenios de José López Portillo. Luis Echeverría y Gustavo Díaz Ordaz.

Antes del surgimiento del cártel de Guadalajara, cuyo líder fue Miguel Angel Félix Gallardo y sus dos operadores principales Ernesto Carrillo Fuentes y Rafael Caro Quintero, existieron varias bandas que se dividían el territorio nacional para el contrabando, el robo, el secuestro, la siembra y el tráfico de marihuana, así como opio en los sitios donde se pueden sembrar con éxito la adormidera y la amapola, es decir en la sierra de Sinaloa, Durango y Chihuahua, así como Guerrero.

En México no se siembra cocaína y aunque esta droga se conoce desde varias décadas atrás -por lo menos entre los siglos XIX y XX- no fue hasta el nacimiento del cártel de Guadalajara que el tráfico del polvo blanco se convirtió en un elemento fundamental en el desarrollo exponencial del crimen organizado en el país.

Dicho de otro modo, cuando ocurrió la matanza de “Sánchez Taboada” México vivía una época clave para su transformación en el país puente de la cocaína de Perú, Colombia, Bolivia y el mercado más grande del mundo en dicho rubro: Estados Unidos.

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Protagonista de los sucesos de noviembre en 1985 ¿qué parte de nosotros se ha llevado a la tumba el ex policía José Espronceda?

Me refiero a la sociedad hipócrita que somos, a los elementos de Estado fallido que padecemos, a los miembros de una generación –la nacida a partir de 1980 y hasta el año 2000, que conforman mayoritariamente los cárteles actuales, de los cuales –de acuerdo al gobernador Cuitláhuac García Jiménez- siete mantienen presencia en Veracruz.

“El Mayo” Zambada –Cártel de Sinaloa y sustituto de su socio “El chapo Guzmán, preso en Estados Unidos- así como Nemesio Oseguera –Cártel de Jalisco Nueva Generación- son dos de los pocos líderes con alto poder dentro de la estructura del crimen organizado en el México actual.

En el año 2013, la BBC de Londres publicó la siguiente nota:

“La guerra contra el narcotráfico que se libra en México desde hace casi una década ha causado un serio problema, del que poco se conoce su magnitud: el reclutamiento forzado o voluntario de miles de adolescentes y niños para trabajar en las redes de tráfico de drogas.

Algunos casos han llamado la atención de los medios locales, como el de un adolescente recientemente liberado a quien se conoce como El Ponchis.

El joven fue enviado a su país de origen, Estados Unidos, para seguir una rehabilitación especial. Pero como él existen muchos más que no pueden tener esta oportunidad, señalan organizaciones civiles.

De acuerdo con el grupo Cauce Ciudadano actualmente unos 75.000 menores de edad están integrados a grupos de delincuencia organizada, y participan abiertamente en sus actividades. Un fenómeno que también se vivió en los años 90 en Colombia, cuando arreciaba la guerra del Estado contra el crimen organizado.

La mayoría, unos 24.000, se integraron al Cartel de Sinaloa y enseguida se encuentran los que participan con Los Zetas que suman 17.000. Otros 7.500 se ubican en las filas de La Familia Michoacana y el resto se distribuyen en otros carteles, según ha documentado esta asociación.”

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/12/131217_mexico_menores_adolescentes_reclutados_narcotrafico_chapo_guzman_zetas_sinaloa_an

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A su vez, la “Revista de divulgación científica y tecnológica de la Universidad Autónoma de Nuevo León”, bajo la firma de José Lorenzo Encinas Garza, publicó en su edición número 80, Año 19, Julio-Agosto 2016:

“Desde hace poco más de cinco años los jóvenes de las grandes urbes de México se han convertido en “carne de cañón” de las grandes organizaciones del crimen organizado que han reclutado a miles de muchachos para engrosar sus filas.

Muchas historias con trágicos desenlaces se han entretejido alrededor de este hecho. Podríamos decir que en medio de la mayor crisis de inseguridad que afronta México, las nuevas generaciones crecieron en ambientes caracterizados por la pobreza y el miedo, en los que las bandas del crimen organizado se dieron a la tarea de reclutar niños y jóvenes hacía el interior de los grupos para ensanchar sus dominios en las grandes ciudades, casos especiales los encontramos en el norte de México y en estados como Morelos, Guerrero y otros ubicados en la costa del Golfo de México.

Aunque los jóvenes no nacen dentro de un grupo criminal, el hecho de la vinculación descansa en una característica de las nuevas generaciones, a la que llamamos “gratificación postergada”, que no es más que la presión que ejerce la sociedad sobre la juventud y que prolonga la incursión de los jóvenes en los canales lícitos para incorporarse al sistema productivo. Por lo anterior, las masas juveniles permanecen en un periodo de espera, principalmente los jóvenes que en cierta medida tienen una preparación académica. Aquellos que no están a la espera, son precisamente los que no estudian ni trabajan y que encuentran en la delincuencia organizada un medio para lograr sus metas, pues es ahí donde acceden a grandes sumas de dinero.

Con este panorama, de lograr hacer mucho en tan poco tiempo, hecho contrario a lo que llamamos “gratificación postergada”, miles de menores de edad engrosan las filas del narcotráfico con el objetivo de ganar fuertes sumas de dinero a corto plazo, lo que contrasta con los jóvenes escolarizados que, bien podemos decirlo, calientan la banca en espera de su incorporación al sistema.

Tijuana, Mexicali, Monterrey, Saltillo, Torreón, Ciudad Juárez son sólo algunos ejemplos del involucramiento de los jóvenes dentro de las redes del crimen, de hecho los menores son el rostro más visible del ejército de personas que trabajan en las bandas criminales.”

http://cienciauanl.uanl.mx/?p=6037

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Cuando José Espronceda salvó la vida como parte de un operativo fallido y mortal de policías federales contra narcotraficantes en el ejido “Sánchez Taboada” (Veracruz, 1985) era un hombre joven.

Se deduce que aquellos hechos traumáticos –ocurridos 33 años atrás- marcaron su vida, concluida hace unos meses.

¿Qué proporción de toda una generación mexicana se ha perdido como consecuencia de esta tragedia que lejos de concluir se incrementa: la del pequeño hilo que representa Sánchez Taboada frente a la madeja inagotable de los cárteles?

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Es un tema que se debe estudiar, que se vive y se padece.

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Múltiples versiones periodísticas establecen que durante la década de los ochenta el ejido “Sánchez Taboada” formó parte de un andamiaje de tráfico de cocaína procedente de Sudamérica.

Habrían existido pistas clandestinas para el aterrizaje del polvo blanco cuyo destino eran los drogadictos en Estados Unidos.

Dicho trasiego ocurría con el visto bueno de las autoridades policiacas y políticas de la época, al más alto nivel federal y estatal y tenía otros puntos esenciales en la ruta, como el rancho Camino Real en Nautla, al centro-norte de Veracruz.

En el Uxpanapa y en Sánchez Taboada particularmente, la siembra y tráfico de marihuana han sido comunes por décadas aunque durante los últimos lustros perdieron fuerza en términos comerciales al verse inundado el mercado local, regional, nacional e internacional de otras drogas: naturales, sintéticas y baratas; amén de la aprobación del consumo legal de la cannabis.

En 1985 las cosas no eran así y la siembra y venta de “mota” se cotizaba muy alto.

Esa condición formó parte del contexto de la muerte de Jorge Pineda Valdez al enfrentar a los federales que morirían acribillados horas después y semienterrados hasta el rescate de sus cuerpos por elementos del CISEN, el Ejército, la PJF y presuntamente hasta elementos de la CIA.

De toda aquella movilización y del contexto de la guerrilla centroamericana que el gobierno de Ronald Reagan combatía sin el apoyo del Congreso norteamericano, han surgido las versiones sobre potenciales nexos entre el narcotráfico en Sánchez Taboada, el combate entre delincuentes y policías, así como la muerte masiva de ambas partes…

También sobre la presencia de la Interpol, cuyo jefe en el país, el contradictoriamente conspicuo Florentino Ventura Gutiérrez, mantuvo informado directamente al presidente Miguel De la Madrid.

Así de trascendente ha sido y es el caso “Sánchez Taboada”.

En agosto del 2015, los reporteros Miguel Hernández y José Luis Ortega entrevistaron al preso Julio Pineda Valdez, hermano de Jorge el presunto traficante cumplió 29 años en calidad de preso por haber ido a recoger el cuerpo de su hermano y de un primo caídos en el enfrentamiento, según narró a los reporteros.

Durante la entrevista Pineda Valdez reconoció la existencia de aeropistas en Sánchez Taboada.

Dijo que se empleaban para quien pudiera pagar un boleto al aeropuerto de Minatitlán y ahorrarse horas de viaje en lancha y más aún en automóvil.

Nunca supo de guerrilleros entrenados en su pueblo, detalló, con risa entre sorprendida y burlona.

Y sí admitió haber conocido a Abelardo Sánchez Alcaraz (a) “El güero polvos”, presunto autor intelectual de la ejecución de los 22 policías aquellos primeros días de noviembre de 1985.

El entrevistado no dio más detalles sobre dicho personaje salvo que -en el 2015- aun lo ubicaba preso en alguna cárcel de máxima seguridad del norte de México.

La historia de Sánchez Taboada sigue abierta mientras sus protagonistas mueren poco a poco…

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Sobre la presencia de la CIA en Veracruz se han ventilado versiones de que la Central de Inteligencia Americana entrenó a un grupo de guerrilleros en un rancho de Rafael Caro Quintero en la entidad jarocha.

De igual modo, tal idea se ha debatido y rechazado.

La nota:

El asesinato que hundió al “Jefe de Jefes”, publicada por la agencia AristeguiNOTICIAS, establece:

“En Veracruz en un rancho de Caro Quintero, Félix Rodríguez estaba a cargo de un campo de entrenamiento de la contra nicaragüense, que uno de los testigos protegidos describe perfectamente, incluso el tamaño, las pistas que tenía el rancho de aterrizaje y Berrellez no solo se basó en esos testimonios de un testigo protegido, “Kiki” Camarena dejó también parte de su investigación, una vez que tocó una vena interna un propio agente de ellos, un agente federal, el tema se desmesuró culpando a los narcotraficantes, porque la verdad todos los participantes en este cártel aseguran que la intención no era matar a Camarena, se le pasó la mano tanto a Caro Quintero como al sicario que mandó para que lo torturaran, le iban a dar una calentadita, porque querían saber a quién en Estados Unidos “Kiki” Camarena ya le había avisado de lo que descubrió, querían tapar el escándalo para que no creciera, recordó Esquivel.”

https://aristeguinoticias.com/2408/mexico/el-asesinato-que-hundio-al-jefe-de-jefes/

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Descanse en paz José Espronceda.

¿Qué parte de nosotros partió con él?

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