Carta abierta a Mars Aguirre

  • Eduardo Barrios
Los libros y la escuela son un atajo que te permite, si lo sabes aprovechar y jugar con el sistema.

Fíjate que sí Mars, la escuela es aburrida y hay muchas explicaciones para ello, estoy convencido de que tu decisión ha sido fundamentada en una amplia documentación y que no obedece a un ataque neurótico como, desde la lejanía, parece.

Permíteme aclararles a los lectores por qué te dirijo éste texto Mars.

Fíjese que pese a que el revuelo causado por un monólogo que subió la chica a la que dirijo la columna fue hace algunos días, bien vale la pena seguir discutiendo el tema.

Las razones son simples, Mars dio un testimonio de su percepción sobre la escuela y la forma en la que ha entendido el mundo. Después nos aclaró que el tema que quería expresar era que la escuela no es el único lugar en donde aprendemos.

Aguirre nos compartió que hay una suerte de sistema que nos oprime y se ha dado cuenta de ello a temprana edad, sin embargo, no ha tenido oportunidad –según se observa-, de establecer contacto con realidades alternas (dentro de lo académico) que le permitan comprender que pese a lo insoportable que a veces es la escuela, hay un proyecto de vida que podemos o no seguir y que eventualmente nos ayudarán a tratar de comprender el mundo en el que vivimos desde otra perspectiva.

Vuelvo contigo Mars, en efecto, ya somos alguien con o sin la escuela, seres humanos que hemos venido a quien sabe qué al mundo a hacer quién sabe qué cosas para quién sabe qué propósito. A veces el reto parece encontrarse en descubrir aquello.

Resulta que dentro del sistema la escuela, como muchas otras instituciones, ha tenido ocasión de entrar en una fuerte crisis, las razones son muchas y tienen una amplia historia, el problema es pues, complejo.

Puede ir desde el sistema ideológico al que obedece la educación, la incapacidad de los profesores para reflexionar su propia práctica docente, el incorrecto o inexistente proyecto de nación en el que se fundamente todo el sistema educativo, la excesiva burocracia que entorpece procesos y no permite la innovación en las aulas, la producción de peipers de forma desenfrenada para acreditar que un profesor es “productivo”, sin otra razón que la producción económica, la intención deliberada de la generación, a la cual, por cierto Mars, yo pertenezco, de no asumir retos y de creer que todo lo merece solo por existir.

¿En verdad nos merecemos todo solamente por existir?, no sé Mars, sospecho de ello.

Me permito expresarte a través de unas líneas lo que ha sido mi experiencia y te digo: sí Mars, la escuela tiende a ser aburrida, el sistema educativo mexicano es tedioso y miro con escepticismo las reformas porque un texto cargado de buenas intenciones sin tomar en consideración el contexto, es como la clásica frase de intentar tapar el Sol con un dedo.

Suele ser cansado vivir comprobándole a los demás algo y seguir haciéndolo por muchos años, pero quiero decirte que el esfuerzo bien vale la pena, pues en el camino –al menos en el que yo he recorrido-, descubrí que hay seres humanos extraordinarios, como esas almas libres a las que seguro admiras, que han aportado algo al mundo y no necesariamente pasan por la escuela, otros tantos sí, porque para mí Mars, los libros y la escuela son un atajo que te permite, si lo sabes aprovechar y jugar con el sistema, mirar al mundo con distintos ojos, me dirás, eso se puede hacer sin la escuela; te contestaré que sí, pero la diferencia que yo encuentro, estimada, radica en que somos sujetos sociales y ese sistema todavía puede rejuvenecer para apostarle a nuevos sujetos, cosas y personas que valgan la pena. Hacen falta más personas como tú.

Te invito a que, si tu decisión ha sido rechazar la escuela, asumas entonces un proceso de aprendizaje autónomo, que no por el hecho de no asistir a un espacio formal de instrucción, quiere decir que debes dejar de lado un proceso riguroso. Quién, con valentía como tú, desafía al sistema, no ha aprendido a ser solidario y a asumirse parte de una sociedad, por eso tu reto es doble, porque, si quieres dotar de sentido tu vida y ayudar a ésta humanidad que rechazas, entonces, te pido Mars, edúcate, como lo desees, pero hazlo.

Mi trayectoria me ha hecho pensar y verificar que la mejor forma de dominar al “sistema”, muchas veces no es gritándole que muera, sino instalándose en lo más profundo de sus bases para intentar, al menos, modificar con pequeñas acciones, algo de eso que odiamos y nos tiene cansados.

Escribo algunas reflexiones sobre lo que yo he vivido en un proceso educativo formal Mars, pero hay otros contextos desde los que, en todo momento, aprendemos. Eso se valora, aunque tampoco son una respuesta única a nuestras necesidades.

Son solamente algunas consideraciones, espero te sirvan de algo y si no, al menos ya me desahogué.