México y Veracruz: la muerte como modelo de Estado

  • José Luis Ortega Vidal

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No nos dimos cuenta pero el contexto político y social se nos empezó a descomponer desde el cambio del modelo llamado “desarrollo estabilizador” –pasando por la década de los 70s, con el populismo de Luis Echeverría y José López Portillo- para llegar finalmente a la instauración del sistema económico neoliberal.

Miguel de la Madrid Hurtado –ex presidente de México 1982-1988- heredó un país con riqueza petrolera pero plagado de corrupción.

Pero sobre todo recibió de José López Portillo una administración pública basada en un modelo mixto que había dejado de funcionar desde los años 60s de Gustavo Díaz Ordaz.

A De la Madrid le mataron a Manuel Buendia…

A De la Madrid lo rebasó el temblor del 85…

A De la Madrid le informó su jefe policíaco sobre la matanza de Sánchez Taboada…

Con Miguel De la Madrid México producía mariguana a nivel industrial, la consumía y la exportaba, además de operar desde Jalisco, Sinaloa y Tijuana, junto con el la zona del Golfo la más importante red de tráfico de cocaína…

Miguel de la Madrid heredó ese tráfico de cocaína y la producción y exportación de heroína desde el Guerrero donde desaparecieron a los 43 y desde el llamado triángulo dorado…

Pero no nos dimos cuenta…

O nos hicimos cómplices...

O nos hicimos pendejos...

O no fuimos capaces de visualizar lo que vendría...

O vaya usted a saber lo que nos pasó pero hoy vivimos -en el sureste de México- un colapso sangriento que no tiene fin...

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Precisa ahondar en cada uno de estos temas.

Hélos aquí como referencia.

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Lo cierto es que tras la nacionalización de la banca de JOLOPO, MMH empezó en su sexenio a devolverla a sus antiguos dueños y acudió al extranjero a pedir más dinero prestado para sostener una presidencia débil por dos factores históricos pre y post revolucionarios: la corrupción y la impunidad.

El sistema ya no daba para más y De la Madrid lo estiró hasta dejar las bases para el estallido que vivimos hoy.

México exigía:

a) Democracia

b) Justicia social

c) Desarrollo económico

d) Eficacia administrativa

Para no descomponerse más, porque desde los tiempos de Luis Echeverría ya apestaba a muerte…

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Gris, hombre con mayor tendencia al quehacer político/intelectual que al liderazgo histórico, Miguel De la Madrid entregó el poder a Carlos Salinas de Gortari en lugar de reconocer el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas, lo que nos habría llevado a la democracia real desde hace 28 años y no al teatro político vulgar que padecemos con un sistema de partidos políticos que se devoran a sí mismos frente a expectadores impávidos.

Salinas de Gortari operó el modelo que Estados Unidos imponía e impone: el neoliberalismo, lo continuó con Ernesto Zedillo, la docena trágica de Fox y Calderón y lo mantiene vivo Enrique Peña Nieto.

La alternancia panista representó una democracia que no marcó cambio alguno en el rumbo de la justicia social de México y por tanto fue una democracia coja.

El modelo neoliberal sigue fracasando y a 36 años de haberse iniciado, las Reformas Estructurales son la última esperanza de que la privatización absoluta, con capitales nacionales y extranjeros, sacará avante al país sin tomar en cuenta ni darle el valor profundo y esencial que tiene la justicia social como prioridad.

Los neoliberales buscan mayor productividad, mayor eficacia administrativa, sin combatir la corrupción, sin atacar la impunidad, sin atender el hambre que lacera a más de 50 millones de mexicanos.

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¿Qué tiene que ver todo lo anterior con el México actual?

En noviembre del 2015, en Guerrero, al momento de desaparecer a los 43 de Ayotzinapa, un “halcón” de los Guerreros Unidos ganaba un sueldo de 7 mil pesos mensuales.

Otra opción de vida en Iguala consistía en obtener 2 pesos mil mensuales con algún trabajo en el campo o migrar.

Guerreros Unidos pagaban 12 mil pesos mensuales a quien deseara convertirse en sicario.

Esta condición vinculada a un infierno de cientos de cadáveres enterrados a lo largo de 5 años por los Guerreros Unidos de los hermanos Casarrubias, es producto de 36 años de neoliberalismo fracasado.

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En Veracruz, no es posible entender la confusa matanza de Sánchez Taboada en 1985, sin condiciones semejantes a las descritas por los halcones y sicarios de los Guerreros Unidos en el 2015.

La gente que vivía en la selva del Uxpanapa en los 80s. provenía –entre otros lugares- de Guerrero y Michoacán para hacer lo que sabían: dedicarse a la ganadería y la agricultura.

Algunos de ellos, empero, se dedicaron a la siembra de marihuana y otros se ligaron al narcotráfico: vendiendo su producción de hierba o empleando pistas para dotar de gasolina a avionetas cargadas con cocaína provenientes desde Sudamérica con destino a Estados Unidos pero operadas fundamentalmente por el cártel de Guadalajara que luego sería el Cártel de Sinaloa.

El Uxpanapa, que incluía a municipios como Minatitlán, Hidalgotitlán, Las Choapas, Jesús Carranza, forma parte de esta historia.

Los muertos de hoy en esta zona y en sus fronteras con Oaxaca, Tabasco y Chiapas, están vinculados a esos procesos de descomposición social.

No es una casualidad que el neoliberalismo esté a punto a cumplir 40 años, los mismos que el encumbramiento de Miguel Angel Félix Gallardo, el capo de capos por encima de Rafael Caro Quintero y Ernesto "Don Neto" Fonseca.

No es casual que el fracaso industrial del sur de Veracruz tenga sus antecedentes en los años 80s, lo mismo que la formación de "El Chapo" Guzmán", en el contexto de la caída de los asesinos del "kiki" Camarena en 1985.

Son historias paralelas:

Un Estado que fracasa, una sociedad que se descompone, modelos macro económicos que se imponen, fracasos, corrupción, impunidad, acontecimientos sangrientos que desatan hechos sangrientos, personajes que heredad estructuras a otros personajes sin que esas estructuras se muevan un ápice.

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En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se cerraron las azufreras Panamerica y CEDI de Jáltipan y Texistepec, respectivamente.

La caída en el precio internacional del azufre, fue el pretexto pero en sentido estricto desde las Universidades de Estados Unidos se educaba a los tecnócratas mexicanos -a los que se otorgaría el poder- para avasallar todo con el modelo Neoliberal.

Los excesos, la corrupción, la impunidad, eran de ambos lados: del gobierno y de los sindicatos. De la estructura oficial y desde la indiferencia social.

En los 90s, la gente emigró: luego de haber tirado a la basura despensas que recibían en exceso de APSA y CEDI, de pronto se quedaron sin trabajo y los camiones hacia a las maquiladoras de la frontera norte se pusieron de moda.

Los hombres se marcharon.

Muchos no volvieron.

Las mujeres salieron a la calle a trabajar.

De lo que fuera.

La de los 90s,, en el Sur de Veracruz, es la década donde las mujeres cambian de rol social y se vuelven -por necesidad- parte del aparato productivo.

El narcotráfico ya estaba aquí

Su presencia en México es histórica –desde el siglo XIX en términos de consumo y desde la primera mitad del siglo XX como tráfico- poco a poco se fue poniendo de moda durante los últimos 26 años, con su cauda de muertes, desapariciones, secuestros.

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Los últimos 11 años en Veracruz y 8 en el país, la llamada guerra contra el narcotráfico –con decenas de miles de muertos- nos conducen a un escenario dantesco:

Estado rebasado y/o cómplice.

Sociedad –en más de la mitad de las entidades federativas- empobrecida, colocada ante la opción de “plata o plomo”, alejada cada vez más de desarrollo social y secuestrada por la narco política: caso Iguala, caso Tierra Blanca, caso Tarek Abdala y el jefe de la plaza del Cártel de Jalisco.

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En Poza Rica, en Córdoba, en Orizaba, en Veracruz, en Xalapa, en Minatitlán, en Tuxpan, en Coatzacoalcos, vivimos la condición de Estados paralelos: en teoría nos cuida la policía –pero una parte de ella cómplice del crimen organizado- y nos vigilan los halcones, las estacas al servicio del crimen organizado.

Muchos de los secuestros que están ocurriendo en territorio veracruzano se organizan desde las corporaciones policiacas y pagas o mueres o a veces pagas y mueres.

Los comicios de las doce entidades que elegirán gobernador y Congresos Locales estarán bañadas con dinero del crimen organizado.

No les darán a escoger a los candidatos: o recibes o te mueres o lo paga tu familia.

El Gobierno es cómplice también.

Hay gobernadores que abren puertas a cárteles para que "trabajen la plaza".

El llamado sistema de poder mexicano es experto es la complidad.

Desde Estados Unidos hay órdenes de aprehensión contra ex gobernantes narcotraficantres o lavadores de dinero y aquí se les oculta.

Hay casos donde el candidato (a) de cualquier partido, será impuesta por el crimen organizado que domina amplios territorios del país, estados incluso.

Es ya una estructura paralela.

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PEMEX se está desmantelando para privatizarse en su totalidad.

Se prevé –de acuerdo a los defensores de las reformas estructurales- que los beneficios de estas acciones se verán en 15 o 20 años.

Mientras, nos resta ser testigos del triste espectáculo de la muerte como modelo de Estado.

O nos tocará morir en medio de esta guerra.