Xalapa, Ver.- La plataforma de streaming Netflix inició el rodaje de la serie “No tengo miedo” en distintos municipios de la región montañosa central de Veracruz. Las grabaciones se realizan en locaciones de Emiliano Zapata, Coatepec, Xico y Teocelo, lugares que ya han servido como escenarios para importantes producciones nacionales e internacionales.

La serie está basada en la novela italiana Io non ho paura (No tengo miedo) de Niccolò Ammaniti, publicada en 2001 y considerada un éxito editorial a nivel mundial. En esta adaptación, los paisajes veracruzanos recrearán un pueblo escondido entre las montañas en el año 1986.

La historia

La trama inicia en un rancho cafetalero y gira en torno a varias familias que sobreviven en condiciones de pobreza. Los niños de la comunidad pasan sus días jugando futbol, escuchando partidos del Mundial y corriendo entre cafetales.

El protagonista es Miguel, un niño de 10 años que, al explorar cerca de su casa, descubre a Felipe encerrado en un agujero. Al principio cree que se trata de un fantasma, pero pronto se revela que Felipe ha sido secuestrado. Todo indica que los responsables del crimen son los propios padres de Miguel, Pino y Teresa, junto con otros adultos del rancho.

Rodaje y escenarios

El rodaje comenzó el lunes 2 de junio en el municipio de Emiliano Zapata, en las inmediaciones de la ciudad de Xalapa. Posteriormente, el equipo de producción se trasladó a Teocelo, luego a Xico y actualmente se encuentra filmando en el Pueblo Mágico de Coatepec.

Esta región ha sido elegida por su riqueza natural, arquitectura tradicional y ambiente rural, que encaja con la atmósfera de la historia. No es la primera vez que esta zona es utilizada para cine o televisión. Aquí se han filmado películas como:

• Daño colateral (con Arnold Schwarzenegger),
• El crimen del padre Amaro (con Gael García Bernal),
• Voces inocentes,
•  La mujer de Judas y Cañaveral de pasiones.

Impacto local

La producción ha generado expectativa entre los habitantes y visitantes, al ver calles, casas y plazas transformadas temporalmente en sets de grabación. Además del impacto cultural, la filmación también representa una derrama económica para la región, beneficiando al comercio local y servicios turísticos.