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Despiden a Ruperto y Obed, primos paramédicos asesinados en Omealca
Córdoba, Ver.- Ruperto González Quezada y Obed González Ruiz, los dos paramédicos asesinados con arma de fuego y abandonados en una ambulancia en las inmediaciones del municipio de Omealca, fueron despedidos por sus familiares y amigos la tarde de este martes 27 de agosto.
Durante la misa de cuerpo presente efectuada en la iglesia de San Isidro Labrador, las fotografías de ambos fueron colocados sobre los ataúdes. Sus compañeros de los Servicios de Salud de Veracruz (Sesver) se sumaron acompañaron a los deudos con el ulular de las sirenas de dos ambulancias.
El gobernador Cuitláhuac García Jiménez señaló el pasado lunes 26 de agosto que la Fiscalía General del Estado (FGE) investigaba el caso de la ambulancia abandonada en el ejido Lázaro Cárdenas, cerca de un pozo de riego, donde también yacían los cuerpos de los empleados de la Secretaría de Salud, quienes eran primos.
Desde Palacio de Gobierno, el mandatario informó que la fiscalía tiene indicios sobre el doble homicidio y se comprometió a que se hará justicia. En medio del funeral, los familiares de ambas víctimas pidieron por que se dé con los responsables y sean castigados conforme a la ley.
Que se investigue a fondo: familiares
Los asistentes a la misa de cuerpo presente no solo oraron por primos, sino también se pronunciaron por un alto a los hechos de violencia recurrentes en la entidad veracruzana y especialmente en la zona montañosa.
Ruperto contaba con 39 años, estaba recién graduado de la licenciatura en Protección Civil y su sueño era seguir escalando en esa materia. Fue director municipal de esa área por un lapso de seis años y ahora será recordado por su dinamismo y entrega en cada uno de los llamados de auxilio y rescate en los que participó.
A pesar de su vocación de servicio, el joven no estaba en nómina de la Jurisdicción Sanitaria Número 6 con sede en Córdoba, pero trabajaba para darle calidad de vida a su esposa y bebé, quienes quedaron solas.
Por su parte, Obed de 29 años, trataba de seguir los pasos de su primo, de ahí la cercanía que tenían en sus horas de servicio.
Ruperto era paramédico del Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM) y Obed González Ruiz era voluntarios, ambos empleados de los Servicios de Salud de Veracruz, pero no registrados en nómina.