Veracruz, Ver.— Alma Valderrama convirtió en suyo el sueño de su hija Andi Maciel, una férrea feminista que deseaba construir un espacio seguro para mujeres en Veracruz en un terreno que adquirió antes de quitarse la vida a sus 39 años por depresión en octubre de 2023.

“Un día llegué a desayunar con ella y ella ya se había quitado la vida. Esta situación fue muy dura para mí, pero dentro de todo lo complicado ella había dejado un testamento...

Una carta donde se despedía, pero donde decía que tomaba esa decisión porque no podía seguir viviendo y dejó unas escrituras de un terreno que había comprado en 2022”, dice.

Desde entonces, Alma comenzó un camino a través de la Colectiva Sobrevivientes de Feminicidio para convertir en realidad el sueño de su hija Andi. 

“Ella fue una feminista muy ruda, que defendía a las mujeres que sufrían violencia. Algo pasó, ella no pudo seguir adelante y se aseguró de hacer un testamento para dejarme este testamento a mí”, explica la madre de Andi.

Parte de su camino para superar la muerte de su hija fue darle sentido de alguna forma a que Andi ya no estuviera presente. Entonces, recordó lo mucho que a su hija le gustaba la naturaleza y ayudar a otras mujeres.

“Tengo que encontrar algo que le dé sentido a esto. Lo que le da sentido es retomar su sueño, su deseo de hacer algo, ayudar a las mujeres. A ella le gustaba la naturaleza, la paz, la tranquilidad y haremos un santuario de sanación para mujeres.

Un espacio que tenga una cocina grande, bonita, ecotecnias, pequeñas casitas para quien se quiera quedar a dormir. O si haya aquelarres para reunirse, las defensoras, reporteras, activistas, las sobrevivientes tengan un espacio donde puedan convivir con otras mujeres y desconectarse del mundo para sanar”, detalló. 

Su madre cree que si se hubiera logrado este proyecto antes, tal vez su hija hubiera sanado mucho del dolor que ella cargaba.

LA COLECTA

A partir de esta decisión, la Colectiva Sobrevivientes del Feminicidio comenzó un proyecto para fondear el costo de las escrituras del terreno. La mitad del predio será donado por Ana para hacer el proyecto que su hija Andi soñó. 

Ana Valderrama, integrante de la colectiva, explica que se trabaja a través de Hispanic in Philanthropy, www.hipfunds.org, para realizar la colecta y obtener los fondos necesarios para los gastos. 

“Queremos propiciar espacios de visibilizar esta problemática. Nos atrevemos a soñar y construir poco a poco a nuestro ritmo un espacio de sanación. No es para mañana, no creemos que sea una varita mágica, sino de acuerparnos”, dice, pues están próximos a constituirse una asociación civil en marzo.

Las integrantes de la colectiva también buscarán ponerse en contacto con la iniciativa privada para comenzar la construcción y conseguir más donaciones.

“Muchas de las sobrevivientes vamos por la vida con depresión, insomnio, ansiedad, angustia, delirio de persecución, estrés postraumático y violencia vicaria, patrimonial, psicológica, económica, física”, expresa.

Para ellas este 8 de marzo no es el único día que se debe considerar a las mujeres: “no solo este 8M existimos las mujeres que hemos vivido violencia, no solo el 8M es para hablar de las que ya no están y exigir justicia, sino todo el año”.