- Xalapa
El último silbatazo: Julio se jubila tras 46 años en Tránsito de Xalapa
Xalapa, Ver.- “Hoy es el último día que trabajo y mañana salgo de las filas”, dice Julio Alarcón Celis, oficial de la Dirección General de Tránsito y Seguridad Vial del Estado de Veracruz en su último día como oficial de validad en la ciudad de Xalapa.
Durante 46 años formó parte de los elementos de Tránsito del Estado, pero este jueves 29 de febrero se jubiló. Julio se paró por última vez en el cruce de las calles Zaragoza, Barragán y el viaducto en el centro de la ciudad de Xalapa para desfogar el tráfico en la zona centro de la capital.
El agente de Tránsito formó formó parte de los uniformados por exactamente 46 años, un mes y 25 días, tiempo en el que vivió varias experiencias tanto con peatones como con automovilistas, incluso, con funcionarios de los tres niveles de gobierno.
Julio Alarcón tiene sentimientos encontrados. Está feliz porque comenzará una nueva vida y tendrá más tiempo con su familia, pero triste porque extrañará la labor que realizó por casi 50 años.
En el crucero, a un lado del Palacio de Gobierno de Veracruz, laboró por 27 años, desde la administración estatal del gobernador priísta Patricio Chirinos Calero y hasta la actual, del morenista Cuitláhuac García Jiménez.
Bajo las escaleras del parque Benito Juárez, que dan al crucero, a escasos 10 metros, se ubica la cochera del Palacio de Gobierno, donde vio a muchos funcionarios ingresar al estacionamiento.
Ahora , os choferes del servicio urbano, combis y taxistas, así como conductores de autos particulares y gente que espera atravesar la concurrida calle Zaragoza, lo recordarán, con ese silbatazo que daba para detener el tráfico.
Julio Alarcón es originario del municipio de Misantla, Veracruz, tiene 67 años y llegó a la ciudad de Xalapa en el año de 1976. También fue parte de la Policía Estatal, donde se desempeñó por 10 años.
“Voy a empezar una nueva vida. Aquí hay altas, bajas, triunfos y derrotas; aquí así es la vida”, dijo el agente de Tránsito en las últimas horas oficiales de su trabajo, en el centro de la capital veracruzana.
“Aquí uno recibe saludos y lo que te puedas imaginar; hay que tener sangre, pero el peatón es primero”, explica mientras hace las señales para detener el tránsito y que la gente atraviese de un extremo a otro.
Orgulloso, dice que durante todos estos añosjamás faltó a su trabajo ni por incapacidad. “Ahora los voy a extrañar” comenta.
Mientras realiza su labor, se escuchan los saludos y despidos de varios conductores, quienes además le desean éxito en su nueva etapa de vida por su jubilación.