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Lerdo exige justicia para Brando y un alto a la violencia policial

  • Iván Sánchez
Familiares, amigos y habitantes de Lerdo de Tejada salieron a las calles después del asesinado del joven Brando a manos de policías

Lerdo de Tejada, Ver.- Decenas de habitantes de Lerdo de Tejada se unieron para exigir justicia por el asesinato de Brando Arellano Cruz a manos de policías municipales.

Vestidos de blanco y con velas en las manos se congregaron con una sola exigencia: no más casos de violencia policial.

“No quisiera que ni una madre, ni un familiar, pasara por lo que estamos pasando nosotros, un corazón hoy llora”, sentenció Erika Cruz, madre de Brando.

Con la foto de su hijo en sus manos, la mujer agradeció el apoyo que todo el pueblo les ha brindado durante estos días e insistió en que se debe hacer justicia.

A modo de charla entre pequeños grupos que asistieron a la manifestación, los relatos de cómo los uniformados han cometido actos de extorsión y violencia se hicieron una constante.

Una mujer, de nombre Florinda Zárate, contó cómo hace un mes los policías detuvieron a su hijo de oficio bolero y en los separos de la comandancia lo obligar a desnudarse y le robaron sus herramientas de trabajo.

“A mi hijo lo encueraron, lo golpearon adentro de la cárcel, le robaron todo lo de la caja de bolear, lo dejaron sin nada” señaló.

Un hombre de edad avanzada se unió a la montaña de relatos de terror, la policía llegó a su casa y lo golpearon brutalmente, su cuerpo mostró durante varios días los moretones como prueba del abuso.

“Llegaron, uno me estaba ahorcando del pescuezo y otro me estaba golpeado por las costillas”, indicó Rosalino Zárate.

Muchos también mostraron su preocupación ante la llegada de elementos de la Guardia Nacional y de la Policía Estatal, temen que queden bajo las órdenes de la alcaldesa y esta los use para continuar con los abusos hacia el pueblo.

Son varios los que por su parte tienen una mínima esperanza de que la situación de violencia cambie y que el personal de seguridad estatal y federal represente una mejora.

Pero la esperanza es prudente, no se puede confiar ciegamente en un uniformado cuando durante mucho tiempo uno ha sido el que te siembra el miedo.

Así caminaron poco a poco los centenares de personas de Lerdo de Tejada, por las calles que vieron crecer a Brando, esas mismas que vieron su último aliento.