• Sociedad

Pedacito de Coatepec, café del puerto de familia desplazada por violencia

  • Inés Tabal G.
Con "Pedacito de Coatepec", Josefina y su familia lograron sobreponerse a la delincuencia de la que fueron víctimas en Minatitlán

El olor a café recién tostado se impregna en todo el pasillo de la cafetería “Pedacito de Coatepec”, ubicada en el Mercado Hidalgo, del puerto de Veracruz. Este proyecto, propiedad de Josefina y su familia, logró posicionarse entre los porteños, aunque antes tuvo que sortear momentos difíciles, los más graves a cuenta de la delincuencia en Minatitlán.  

Con voz dulce y de trato amable, Josefina, de 76 años, narra cómo en el 2013 tuvo que escapar de Minatitlán y mudarse a la ciudad de Veracruz, porque en el lugar donde lo tenía todo, la obligó a cerrar su negocio. 

Josefina recuerda con nostalgia su experiencia y, aunque de eso han pasado nueve años, la situación no mejora en el municipio de Minatitlán, gobernado por la morenista Carmen Medel Palma. En mayo de 2022, Erik Jacobo Cisneros Ixba, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de ese municipio, reveló que durante esos cinco meses 125 locales cerraron a causa de extorsiones. 

“Pedacito de Coatepec” fue un proyecto que el hijo de Josefina inició antes de 2011 en Minatitlán. Ellos son originarios de Veracruz pero decidieron colocar un restaurante con cafetería integrada en el sur de Veracruz, en el sur de la entidad.

“Teníamos una cafetería muy bonita, muy grande. Poco a poco se compró el local, le pusimos baños, cocina integral, conseguimos una tostadora como la que tienen en el Café de La Parroquia; se nos llenaba el restaurante, nos iba bien”, recuerda nostálgica Josefina.

Durante dos años permanecieron en ese sitio; su hijo invirtió todos sus ahorros y pidió préstamos en el banco para comprar las herramientas que necesitaban. Remodelaron el local, contrataron empleados y el negocio prosperaba.

Ese éxito llamó la atención de la delincuencia, quienes comenzaron a acechar el restaurante en busca de extorsionarlos. Al no ver resultados, intentaron secuestrar al hijo de Josefina pero no lo consiguieron; lo que sí lograron fue que la familia huyera del municipio; abandonando su negocio y todo su trabajo. Sus sueños. 

“Se quedó todo, le regalamos toda la despensa a los empleados, salimos corriendo porque a mi hijo lo querían secuestrar. Dejamos mobiliario, cafeteras que habíamos comprado”, rememora. 

Josefina dice que huyeron de Minatitlán en el 2013, uno de los años en los que el estado de Veracruz registró más incidencia delictiva, justo en el gobierno del priista Javier Duarte de Ochoa, quien, actualmente, purga una condena por lavado de dinero y asociación delictuosa, además de que se le acusa por desaparición forzada. 

Ese año en el que Josefina fue víctima de la delincuencia, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) lo calificó como el que mayor tasa registró de incidencia delictiva por cada 100 mil habitantes, con 28 por ciento, le siguió el 2018, con 25 y 2012, con 23. 

En el 2013, el municipio de Minatitlán también registró un total de 19 denuncias por extorsión y cuatro más por secuestro, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

La familia de Josefina vivió en carne propia estos hechos delictivos que cambiaron completamente su vida. A siete años de esos hechos, hoy solo cuenta con este pequeño local dentro del Mercado Hidalgo, con algunos electrodomésticos que rescataron de su antiguo restaurante, como una cafetera alemana exprés con la que preparan crema de café.

“Nos tuvimos que regresar de Mina con una mano atrás y otra adelante, hasta la fecha tenemos una casa allá y no podemos llegar, nos da miedo, pero seguimos aquí en pie”, agrega. 

“Pedacito de Coatepec” es la segunda cafetería dentro del Mercado Hidalgo, un negocio no muy cotidiano para las personas que vienen al sitio a comprar su mercancía o despensa y quienes se detienen a degustar un vaso de este café con “calidad gourmet”, como lo dice uno de sus letreros.

“Algunos clientes me dicen: ¿cuál es la diferencia del café normal y el gourmet?, yo les digo que es el sabor, este café que vendemos tiene otro sabor totalmente diferente”, explica Josefina a un cliente que detuvo su ajetreado andar por el mercado para probar un vaso de esta infusión.

La materia prima en el negocio de Josefina la manda a traer desde Coatepec, un municipio con basta zona cafetalera que se encuentra a una hora y 50 minutos del puerto de Veracruz. 

“Mi hijo tiene un amigo que se dedica a esto del café allá en Coatepec, él nos surte todo el producto, desde que teníamos el restaurante en Mina”, aclara. 

La pandemia, otro golpe del que se lograron reponer

Luego de que Josefina y su familia lograron sortear la delincuencia en Minatitlán, se enfrentaron a un virus que dañó la economía de millones de personas en el mundo: el covid-19. 

La pandemia de la covid-19 obligó a Josefina a despedir a dos empleadas, también los orilló a pensar en el cierre del local, ya que las ventas disminuyeron y tuvieron que empezar de cero, con nueva inversión, más mercancía y recuperar los clientes, muchos de ellos ya no regresaron, por la falta de dinero o porque fallecieron. 

“Me quedé yo sola y así no puedo salir a ofrecer a los negocios de junto, aunque los vecinos me apoyan, pero no es lo mismo, porque si alguien viene a comprar y no nos encuentra se va y ya no regresa, por eso es que mejor ya no salgo”, cuenta Josefina. 

Desde el 2020, año en el que se cerraron más negocios en Veracruz, la dueña de la cafetería tuvo que disminuir su productividad. Pasó de comprar más de 20 bolsas de café a 20 en la peor racha.

Actualmente, Josefina reconoce que las ventas poco a poco se recuperan, pero no de la misma manera que antes de la pandemia, ya no logró contratar a ninguna de sus empleadas, el dinero que obtienen solo les alcanza para pagar la renta del local y los insumos que requieren para el siguiente día.


Josefina, no obstante, cumple siete años ya con Pedacito de Coatepec en el Mercado Hidalgo. Su semblante es una ganaría de que, si su familia pudo sobreponerse a la delincuencia, también lo hará a las pérdidas que sufrió en pandemia.

 

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