• Veracruz

Cremé a mi esposo porque no alcanzaba para su ataúd: Erika

  • Inés Tabal G.
Durante casi un día el cadáver permaneció postrado en su cama por la falta de un ataúd

En un cuarto pequeño y caluroso, con muros a medio revocar y el piso cuarteado, está el ataúd del esposo de Erika. Lo rodean seis veladoras, tres ramos de flores blancas y veladoras. Al costado izquierdo está la cama donde ambos dormían y justo en frente una vieja estufa de mesa. 

Ese cuarto, que desde hace cinco años rentan por mil pesos al mes, en la colonia Venustiano Carranza de Boca del Río, ahora es el sitio donde velan los restos de Eugenio Jiménez, fallecido el domingo 9 de octubre por causa de problemas en sus riñones.

El día que Eugenio murió, cuenta la viuda, no tenía dinero ni para comprar una veladora. Lo primero que vino a su mente fue cómo iba a pagar todo el funeral, desde hace más de una semana su marido no trabajaba por las complicaciones renales que padeció.

Durante casi un día el cadáver permaneció postrado en su cama por la falta de un ataúd, hasta que una asociación se acercó para regalarles uno.

“Ahorita para hacer la cremación me sale en más de 5 mil pesos y nosotros no teníamos ni para la caja, una señora nos estuvo ayudando, algunos vecinos nos están apoyando”, dice.

Afuera del cuarto de cuatro metros de ancho por seis de largo, solo dos cuñados del difunto acompañan a Erika y su nieta pequeña.  Ambos son originarios de Catemaco y vinieron al puerto de Veracruz con la esperanza de encontrar una mejor calidad de vida y un trabajo.

Eugenio comenzó a trabajar como jardinero, limpiaba los patios de sus vecinos por 200 pesos al día, este fue el único trabajo que logró encontrar debido a su edad: 61 años. 

El finado era parte del 51.9 por ciento de la población veracruzana que enfrentaba condiciones de pobreza laboral, según el Informe de Pobreza Laboral de 2022, elaborado por el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

El informe también señala que dentro del estado hay dos ciudades a nivel nacional con mayor porcentaje de población con ingreso inferior al costo de la canasta básica; el puerto de Veracruz, con 43.38 por ciento, y Coatzacoalcos, con 41.23 por ciento.

¿Cuánto cuesta morir?

Erika tomó la decisión de cremar a su esposo por ser una de las opciones más baratas que encontró; cinco mil 550 pesos por el embalsamado y la cremación.

De acuerdo con la consulta a cinco funerarias del puerto de Veracruz y Boca del Río, los precios para las cremaciones y entierros varían.

En el caso de las personas que deciden enterrar a sus difuntos pueden alcanzar precios desde los 10 mil hasta los 30 mil pesos, dependiendo si la velación del cuerpo será en las capillas de la funeraria o en casa.

Los precios más caros incluyen atención personalizada, asistencia y recuperación del cuerpo, si es que murió en un hospital, embalsamado, urna o ataúd, el servicio de cafetería, ayuda para los trámites de defunción y hasta servicios de tanatólogos.

Mientras que los más económicos solo recuperación del cuerpo, embalsamado, arreglo estético, ataúd metálico básico y equipo de velación.

Se suma el espacio que tienen que comprar en los panteones privados, el cual ronda entre 32 mil y 28 mil pesos por cada fosa, esto depende de qué tan cerca o lejos desee la ubicación de la tumba.

Aunque en la zona conurbada existen panteones municipales, donde no se paga por la fosa que se utiliza, al cabo de siete años se tiene que desenterrar a la persona para que ese espacio pueda ser ocupado de nuevo.

Mientras que las cremaciones rondan en un promedio de 4 mil pesos a 5 mil, cantidad con la que no contaba.

Por lo que la familia pidió ayuda a la ciudadanía, por medio del número de cuenta 4217 4700 8567 8262.

No recibió tratamiento por no dejar de trabajar

El estado cuenta con tres de las 10 ciudades más caras del país, estos municipios son Veracruz, Córdoba y San Andrés Tuxtla, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En la primera ciudad vivía Eugenio, quien se enfrentó a las carencias de la pobreza y a la falta de un servicio médico.

Hace tres años le diagnosticaron insuficiencia renal, pero en todo ese tiempo se trató con médicos que atienden en las farmacias, por consultas de 50 pesos, afirma que eran los únicos lugares a los que tenían acceso.

“Lo llevaba a los consultorios de las farmacias, haciéndole estudios, no contaba con seguro. Hasta apenas el viernes que él quiso ir al Hospital Regional para que lo revisaran, por el dolor que ya no lo aguantaba”, dice.

Erika menciona que, pese a que los médicos le dijeron que debía recibir tratamiento de diálisis, su esposo no quiso pasar por eso, pues temía dejar de trabajar, ya que era el único ingreso que tenían.

Por la compra de medicamentos, para disminuir el dolor que padecía, se gastaban 200 pesos. El dinero que ganaba Eugenio en el chapeo de los patios de sus vecinos lo invertía en medicamentos.

En 2021 el número de veracruzanos sin acceso a la atención médica y medicamentos gratuitos era de dos millones 509 mil personas, lo cual representa el 30 por ciento del total de la población del Estado. 

Esto ubica a Veracruz en el tercer lugar entre los estados con mayor carencia en servicios médicos, indica el Observatorio de Finanzas Públicas y Desarrollo Regional (OFD) de la Facultad de Económica de la Universidad Veracruzana (UV). 

Estas condiciones las padecen personas como Erika, quienes no cuenta con el dinero para cubrir los gastos para un funeral.

 

ys