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“A los 15 años yo quería una fiesta, no casarme": Eli, matrimonio forzado

  • Inés Tabal G.
Crecer en un ambiente de desigualdad y patriarcal fueron las razones que obligaron a Elizabeth a casarse con 15 años

“Yo no me quería casar”, se lamenta Elizabeth. A sus 35 años de edad recuerda que, cuando solo tenía 15, su familia la obligó a casarse con su novio. Una decisión donde ella no tuvo ni voz ni voto, asegura.

Corría el año 2002, Eli de 14 conoció a su primer novio, él era cinco años mayor. Todavía recuerda que la primera vez que lo vio ella jugaba con sus hermanas en el patio de la vecindad donde vivía con su mamá, en el puerto de Veracruz.

Después de tener un noviazgo por 10 meses y luego de que sus padres se enteraron que tuvo relaciones sexuales, los obligaron a casarse.

“Yo no quería casarme, pero nunca lo dije. Ambos fuimos obligados por mis padres. A mí nunca me preguntaron si quería o no casarme”, cuenta.

Faltaban tres meses para que cumpliera 15 años y los preparativos de su fiesta se convirtieron en los de una boda, su vestido de colores se convirtió en uno blanco y su muñeca que cargaría al momento del vals se transformó en un ramo de flores.

Recuerda que el día que sus suegros fueron a pedir su mano no paraba de llorar, pues quería continuar en la escuela, terminar su secundaria y seguir con su vida, pero esto no fue posible. 

“Yo tenía planes de seguir estudiando, no tenía en mente todavía lo del casamiento, aún tenía la ilusión de mis quince años”, agrega.

Después de la boda, vinieron los compromisos de una mujer casada, “atender al marido”, cocinar y trabajos propios de una ama de casa, algo que no sabía desempeñar, mucho menos salía sola al supermercado o a la zona centro porque no sabía cómo llegar.

Aunque afirma que nunca sufrió de violencia física, también señala que no era la vida que se imaginaba.

Esta situación la viven actualmente una de cada 100 niñas entre 12 y 14 años que están casadas o unidas de manera informal en México, de acuerdo con la organización, Save The Children. Hasta 2020, en el país había casi 19 mil niñas casadas o unidas antes de los 15 años.

Complicaciones en el embarazo

Tras el matrimonio, llegó la idea de tener hijos, pese a que Elizabeth estuvo embarazada, perdió a su bebé a los tres meses, esto por complicaciones de salud, pues al ser menor de edad su cuerpo aún no estaba en condiciones de tener hijos.

“A los 16 años me embaracé, pero por causas naturales lo perdí, estuvimos intentando tener hijos por varios años, pero después de esa pérdida ya no me volví a embarazar”, lamenta.

Save The Children indica que los matrimonios en menores de edad tienen múltiples complicaciones como en la salud, desarrollo y bienestar de las niñas y adolescentes, pues las expone a la violencia, el abuso sexual, limita su poder de decisión, y les hace más propensas a abandonar sus estudios.

A esto se le suma el riesgo de tener hijos; se estima que, en el mundo, más de 22 mil niñas mueren cada año por esta causa.

El estado de Veracruz registró hasta el mes de septiembre 45 embarazos adolescentes y el municipio ocupa el tercer lugar a nivel estatal con nueve, según la Secretaría de Salud de Veracruz.

Prohibición de matrimonio infantil no soluciona el problema

En el 2019, entró en vigor la reforma al Código Civil Federal para prohibir el matrimonio infantil. Al reformarse el artículo 148 se estableció que para contraer matrimonio es necesario haber cumplido dieciocho años. 

También se reformó el artículo 265 para señalar que las personas mayores de edad que contraigan matrimonio con un menor, incurrirán en las penas que señale el código de la materia.

Mientras que, en Veracruz desde el 2014 está prohibido el matrimonio entre jóvenes menores a 18 años.

No obstante, este fenómeno sigue, pues las leyes no son suficientes si no existe una correcta educación, de acuerdo con la feminista e integrante del Frente Amplio de Mujeres en Veracruz y Boca del Río, Ana Muro Lagunes.

“Desafortunadamente las leyes no funcionan si no van aparejadas de una educación que pueda cambiar las costumbres y las situaciones de violencia, desventaja y desigualdad que viven las mujeres y en especial las niñas”, explica.

El modelo de educación antiguo que persiste en las escuelas forma parte del problema para erradicar el matrimonio infantil, no solo en el estado, también en el país, indica la activista.

Ante este contexto, asegura que las niñas se encuentran en desventaja en el desarrollo, educativo, económico y social, pues muchas de las menores que deciden casarse es para salir de un ambiente de violencia dentro del núcleo familiar.

“La falta de alternativa para las adolescentes está crítica, tanto de empleos, educación y desarrollo. La mujer tiene que saber que no solo cumple el rol de esposa y de madre, porque ni siquiera va a poder, entonces se va a frustrar y va a haber una familia disfuncional”, dice.

En el caso de Eli, el haber crecido en un ambiente de desigualdad y patriarcal fueron las razones por las que la obligaron a casarse, sin su consentimiento.

 

ys