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“No somos delincuentes”: piden crear padrón de moto repartidores en Xalapa

  • Isabel Ortega
Marco es repartidor desde los 24 años, en Xalapa; la entrega de comida y artículos le genera ingresos diarios de 800 pesos

Xalapa, Ver. - “Mejor guárdate, escóndete, están pasando tu descripción a todos los policías, te andan buscando, te quieren chingar”, fue la recomendación que recibió Marco de policías que califica como buenos. Lo alertaron por el riesgo de ser detenido, por ser considerado uno de los líderes de moto repartidores en la ciudad.

Marco es moto repartidor desde los 24 años. La entrega de comida y artículos, así como servicios de pago, le genera ingresos diarios de 800 pesos. Ni dos accidentes viales, uno de ellos de gravedad por el que pudo perder su brazo, ni la amenaza de una presunta detención, porque lo consideran cabecilla del movimiento de los repartidores, lo han hecho desistir de su oficio.

Antes de 2018, Marco tenía un trabajo de oficina en el que laboraba ocho horas. Por la tarde hacía servicio de entrega en moto que le dejaba más ingresos que su sueldo de burócrata, por lo que renunció al empleo de oficina y optó por establecer su microempresa. 

Hoy tiene un empleado y dos motocicletas para reparto, es integrante de una de las bases más importantes de Xalapa que aglutina a una veintena de repartidores. Y también, asegura, está en la mira de las autoridades porque se quejó del acoso policial y la detención de varios de sus compañeros.

 

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El martes 17, jueves 26 y viernes 27 de mayo participó en las manifestaciones de repartidores que pedían la liberación de Antonio de Jesús N, joven detenido por error de parte de la Fiscalía; en las otras ocasiones, exigían el cese al acoso de elementos de seguridad que ven a los repartidores como un negocio redondo y los detienen sin cometer infracciones solo para pedirles moches en sus entregas.

Marco, nombre ficticio que se usará para resguardar su seguridad, cuenta que desde el viernes 27 de mayo redobló las medidas de seguridad, pues algunos policías lo identifican como uno de los “cabecillas” del movimiento y sabe que en cualquier momento lo podrían detener, y fabricarle algún delito.

Conductor de motos desde hace cuatro años, dice que lo más grave en este momento es que, aunque no andes “chueco” los policías pueden sembrar algo y acusarlos de un delito que no cometieron.

Incluso, celebra que el delito de ultrajes ya no es válido en Veracruz, pues no duda ni por un momento que el pasado viernes hubieran terminado en prisión, después de manifestarse, a pesar de que, dijo, los policías llegaron -con tolete en mano- a golpear a mujeres y niños que participaron en la movilización.

El entrevistado cuenta que el viernes 27 de mayo buscaron en todo momento el diálogo, y que la idea era plantearle a alguna autoridad la creación de un padrón de moto repartidores, lo que les daría seguridad a ellos y permitiría al Estado tener un control de quienes manejan una moto, ante el riesgo de que se venda droga.

El joven coincide con la postura del gobernador Cuitláhuac García Jiménez que algunos de sus compañeros pueden andar en algo “chueco”, pero también asegura que su idea de crear un padrón permitirá a todos a tener la certeza de que quienes trabajan en el reparto están dentro de la ley, y ya no serían presa fácil de policías y tránsitos.

 

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“Sí creo que haya compañeros, es más fácil, rápido y económico transportar (la droga) en moto, cómo dice el gobernador; pero no creo que los taxis anden tan derechos, al contrario, ellos traen una cajuela que no se le ve nada. Si a nosotros nos detienen está visible todo; pero lo hacen por el efectivo, saben que siempre traemos dinero”.

 

En Xalapa, calcula, hay al menos ocho centrales de repartidores que congregan a poco más de 100 trabajadores con moto; sin embargo, calcula que hay al menos unas 300 personas, hombres y mujeres, que obtienen su sustento de repartir comida y artículos en la ciudad.

 

“Los policías llegaron a descontarnos con alevosía y ventaja. Al más afectado le fracturaron la pierna, pero tiene mucho miedo de denunciar; le robaron 2 mil 800 pesos que llevaba ese día”.

 

“Cuando llegaron los elementos para hacer el desalojo, varios motociclistas se fueron hacia Perote, y regresaron por caminos vecinales con la idea de evitar a los policías. Ese día, detuvieron a 10 compañeros, uno resultó fracturado pues le echaron encima una patrulla”, agrega.

Marco comenta que dejó de trabajar al menos tres días, y fue apenas el martes 1 de junio cuando regresó a brindar servicios de reparto, pues tenía temor de ser detenido, luego de que amigos policías le alertaron que fue fichado, por quejarse de los policías municipales, estatales y elementos de tránsito.

El modo de operar es el mismo, instalan “retenes” en ocasiones con dos policías en una patrulla, escondidos siempre a la vuelta de curvas o en zonas con poca visibilidad para los conductores. Después de verificar la entrega de papeles, y confirmar que todo está en regla, cuestionan cómo se van a arreglar.

Les plantean que al llevarlos detenidos van a perder entre cinco y seis mil pesos, además, de que no podrán trabajar el resto del día, por lo que algunos han optado por darle una “mordida”, para evitar ser “infraccionados” o remitidos al cuartel de San José, en Xalapa. 

 

Antonio Jesús N, detenido por error, trabajaba en su base

El entrevistado comenta que Antonio de Jesús N, el joven detenido por error por la Fiscalía como presunto homicida de las periodistas Yessenia Mollinedo y Sheila García trabajaba en su base. Una de sus últimas órdenes de trabajo, fue ir a comprar al establecimiento Costco.

El estudiante del tecnológico de Xalapa, cuenta, estaba haciendo un pedido importante para uno de los clientes más importante de la base, que hace compras y pedidos para ocho restaurantes de la ciudad.

 

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“Yo lo mandé un servicio a Costco, lo abren a las 10 de la mañana. Yo le dije, te vas como 9 y media; entras y compras y vámonos. Su familia ya se había dado cuenta que por su casa había camionetas blancas polarizadas”.

 

Cuenta que después de la movilización del 18 de mayo, cuando pidieron la liberación de su compañero y presentaron evidencia del error de la fiscalía con videos del día del asesinato de Yessenia Mollinedo y Sheila García, no sabe qué pasó con el joven.

 

“Hicieron una quemazón a nivel nacional del chavo. Al que andan buscando es moreno todo tatuado, al que detuvieron es un güerito, un chamaco sin tatuajes”.

 

Por pelear con un policía lo ficharon

Marco dice que las “revisiones de rutina” no son nuevas. En 2020 cuando circulaba por la calle de Clavijero de Xalapa unos elementos le hicieron un alto. Le pidieron sus papeles de la moto y le recomendaron abrir la maleta que usa para transportar la mercancía.

Todo estaba en orden, pero los elementos se dieron cuenta que llevaba al menos dos mil pesos en la cartera y le pidieron un “moche”, pero como se negó, y se atrevió a grabar con su celular el “operativo”, los policías lo golpearon y lo llevaron a San José.

Desde esa fecha y sin motivo aparente, lo detuvieron y existe un archivo por el delito de alterar el orden público, a pesar de que fueron los elementos de la SSP los que lo golpearon, le dijeron, “por sus huevos”.

 

Se cansó de ser burócrata

Antes de hacer reparto a domicilio, Marco era administrativo del Organismo Público Local Electoral (OPLE); después de cubrir su horario de oficina, de ocho a tres de la tarde, trabajaba de moto repartidor.

Cuenta que se empezó a hacer de clientes que le pedían servicios en la mañana, aunque no podía realizarlos por su empleo, eran constantes los mensajes y después de “echar matemáticas” entendió que era mejor ser su propio jefe.

 

“Ya no podía estar en mi trabajo porque el teléfono estaba suena y suena y me di cuenta de que me estaba yendo mucho mejor de este lado”.

 

Los clientes le empezaron a pedir servicios desde las ocho de la mañana hasta las 10 u 11 de la noche, lo que le dejaba buenos ingresos, sin embargo, en ocasiones no comía más que una vez al día por las constantes vueltas que debía hacer en la ciudad.

“Me iba mucho mejor; yo era mi patrón, decidía si trabajaba o no, o si quería descansar; entonces renuncié a mi trabajo y opté por andar de arriba para abajo. Hace cuatro años no había tanto compañero, eran pocas las moto servicios, pero si había trabajo”.

 

Con la pandemia se disparó el moto servicio

Consiente que la pandemia era su mejor oportunidad para hacer crecer su microempresa, cada que hacía un servicio usaba guantes, desinfectaba todos los productos que entregaba y con careta y cubrebocas se protegía y protegía a sus clientes.

 

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Las medidas sanitarias que implementó le permitieron crecer en su cartera de clientes y fue que ideó el agrupar a varias motos repartidores e “intercambiar” servicios, eso les permitió a todos ser más eficientes y no dejar a la gente esperando porque estaba haciendo una entrega al otro lado de la ciudad. 

 

“Sanitizaba el cambio, cuidaba la imagen de anticovid, eso le gustaba a la gente y me empecé a aclientar y me hice de otra moto. Metí a otro repartidor y el trabajo nos permitió comprar una tercera moto”.

 

Marco cuenta que gran parte de los ingresos de los servicios en moto los está destinando a la construcción de su casa; además, para mantener a sus mascotas.

“Mi meta diaria es de 15 a 20 servicios con precios de 35 hasta 120 pesos. Tenía un cliente que vendía prótesis y me mandaba a Cardel, Veracruz y Perote”.

 

 

FP