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Semana Santa revive balneario de El Castillo, tras cierre por pandemia

  • Isabel Ortega
El cambio de semáforo epidemiológico y las altas temperaturas resultan una esperanza para recuperarse de las pérdidas que generó la crisis

Colores brillantes, niños brincando, jugando con pelotas, salvavidas e inflables y gritos de mamás pidiendo comer, o esperar media hora antes de ingresar nuevamente a la alberca, regresaron al Desarrollo Ecoturístico Xalapa (DEX), ubicada en la comunidad de El Castillo.

Música a todo volumen y personas entrando y saliendo de los vestidores dieron vida al balneario que se ubica a poco más de 15 minutos de la capital del estado y que, desde mediados de marzo, recibió nuevamente a los turistas y visitantes que buscan de un espacio abierto con alberca para disfrutar de un fin de semana, después de dos años cerrado por pandemia.

El cambio de semáforo epidemiológico y las altas temperaturas resultan una esperanza para recuperarse de las pérdidas que generó la crisis sanitaria por la covid, que obligó al cierre desde marzo del 2020 y hasta abril del 2021.

Gracia Cházaro Viveros, dueña del desarrollo turístico, celebra la llegada de la primavera, periodo del año propicio para mejorar los ingresos del negocio familiar. La alberca pública cumplió en el mes de enero 10 años de estar en operación.

 

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En las inmediaciones de Xalapa y municipios vecinos como Coatepec, Actopan y Emiliano Zapata hay al menos ocho albercas, balnearios o parque acuáticos que ofrecen una opción de diversión y distracción durante la primavera y el verano para la capital del estado.

Este sábado 16 de abril se registró una temperatura superior a los 24 grados centígrados, condiciones ideales para atraer la clientela que llegó al espacio ubicado a unos cinco kilómetros de la capital, 20 minutos en automóvil.

 

Llegan visitantes a espacios abiertos

Gracia comentó que sobrellevar la pandemia fue un verdadero reto. A diferencia de negocios o comercios que pueden estar sin operar, una alberca les obliga a dar mantenimiento constante, no solo a los espacios de agua, sino a los jardines y las cabañas que se ubican en el desarrollo.

El predio cuenta con estacionamiento, así como canchas y áreas para rapel y tiro, lo que obliga al personal de la alberca a estar monitoreando de manera constante, pues tanto el sol, como el frío o el norte los lleva a estar al pendiente de la infraestructura.

Para eso, cuenta Gracia, se vio obligada a reducir en 50 por ciento el salario de los trabajadores, con la idea de no despedirlos y dejarlos sin un ingreso seguro, a pesar de que estaban cerrados al público.

 

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Debieron cerrar en Semana Santa, en los primeros días de marzo del 2020, y cuando dijeron que ya se podía abrir, en febrero del 2021, volvieron a cerrar por la segunda ola de coronavirus

En el año 2021 intentaron atraer a visitantes con promociones y descuentos, sin embargo, no se logró el cometido, y fue la propietaria quien asumió el costo mensual de mantenimiento del espacio público y el pago de salarios de cinco empleados.

“A los trabajadores no los podemos quitar, porque tiene mucho tiempo, y la alberca siempre requiere de mantenimiento. El año pasado, el clima nunca fue óptimo, de lunes a jueves había sol, para viernes y sábado se descomponía; a finales de abril ya podíamos trabajar, pero no se prestaba”.

Incluso, la psicosis que se generó por el virus SARS-CoV-2 también llevó a que poca gente saliera de su casa, a pesar de que estaban cansados de estar confinados en las viviendas y de que se buscó el turismo de aventura y rural, el DEX no se vio beneficiado.

El 1 de enero, cuenta, llegaron algunas personas a la alberca, como parte del festejo del inicio del año, “es que fue sábado y hacía calor, fue el primer día en dos años que tuvimos algo de gente, pero fue muy poco. Nadie va a una alberca cuando llueve, hace frío o está nublado”.

En los últimos tres fines de semana, confirma, llegan en promedio hasta 50 usuarios, la mayoría son familias que buscan darle un momento de recreo a sus hijos, ya que además de la alberca, tiene un área verde para correr al aire libre.

 

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Esas visita, dice Gracias,  les da un respiro a su bolsillo, pues eso permite ir cubriendo parte de los salarios y del mantenimiento del desarrollo.

Cuenta que el gasto más importante es el mantenimiento de las albercas y la compra de químicos que deben ser de calidad, con la idea de que no hagan daño a la piel de los visitantes, pues eso también puede tener un impacto en una próxima visita.

“Si llueve mucho, hay que gastar más porque se pone fea el agua; si hay norte con tierra, también hay que echar más; si hay mucha gente también se ensucia la alberca. Sí se gastan seis mil pesos al mes en químicos”, confirmó en entrevista.

A menos de dos kilómetros de la alberca está La Laguna del Castillo, un cuerpo de agua muy recurrido por personas de las colonias populares o congregaciones de Xalapa, que durante la Semana Santa lucieron abarrotadas.

La entrevistada confirmó que la Laguna no les resulta alguna competencia debido a que atraen a públicos muy diferentes, pues la gente que llega al cuerpo de agua, no está dispuesta a gastar una entrada que le da acceso a otros espacios y actividades como rapel, tiro de arco y juegos, que si tiene en las instalaciones del DEX.

“Los que no quieren pagar van a la laguna, que ahí solo pagan lo que consumen; es la cervecera la que les pone carpas, mesas y sillas, ellos no tienen gasto en infraestructura”.

Sin embargo, el DEX da una mejor experiencia a sus usuarios, pues tienen otras actividades por realizar y el pago de su entrada les garantiza hasta nueve horas de diversión.

 

 

FP