• Xalapa

¿Quién fue Doña Falla y por qué es reconocida en la sociedad xalapeña?

  • Beatriz Montes
Con identidad y paso firme ante las adversidades, la tlacotalpeña-xalapeña fue y sigue siendo un ícono para la sociedad xalapeña

La poetisa, promotora cultural y activista social Rafaela Murillo Pérez (1895-1988), conocida popularmente como Doña Falla, fue la poeta del amor desencantado, una tlacotalpeña muy xalapeña Defensora del medio ambiente y de la cultura muy aguerrida.

Nacida en Tlacotalpan, Veracruz, en lo que hoy es la calle Miguel Z. Cházaro del primer cuadro de esa ciudad que hoy ostenta el título de Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde 1988.

Para E-Consulta, desde el archivo histórico y anecdótico de la ciudad, a través de una entrevista con el cronista de Xalapa Vicente Espino Jara, así como productos multimedia fueron utilizados para la elaboración de esta  semblanza.

 

 

Doña Falla recibió la educación de la época, por lo que coser, bordar y cocinar fueron sus primeras herramientas para la vida. Desde muy pequeña tuvo interés por capacitarse en los oficios y las artes. Estudió teatro e inglés que perfeccionó en Nueva York, donde conoció a un empresario que más tarde apoyó a Tlacotalpan en las recurrentes inundaciones que sufría la ciudad.

La memoria y legado de la poetisa desencantada del amor, aún perduran en la ciudad con sus famosos poemas como “La Ola”, con una placa en donde se suscitó su nacimiento, una plazuela en el interior de la Casa de la Cultura “Agustín Lara” con un busto de concreto y otro busto en el panteón municipal.

La historia de Doña Falla desemboca en Xalapa estando soltera, joven y con grandes expectativas de vida. Conoció al que fue su esposo Rafael Barbero Fontzeré, reconocido abogado, dibujante y cartógrafo, con quien además tuvo tres hijos. Una década después adquirieron su casa en el parque Los Berros; poco tiempo después quedó viuda y uno de sus hijos perdió la vida.

 

 

 

imagen placeholder

 

Dedicó sus fuerzas y juventud para comprar terrenos aledaños a su casa, convirtiéndolos en parque; jardines y huertos de gran proporción. En este espacio estableció su casa de huéspedes, donde se dedicó a albergar jóvenes estudiantes procedentes de su pueblo que venían a estudiar a la Universidad Veracruzana (UV). Cuidó y orientó a lo largo de esos años a jóvenes que hospedó, entre ellos figuran gobernadores, funcionarios, artistas y profesionales. De las cuales podemos destacar al ingeniero Guillermo Saqui, quién fue huésped de la casa por tres años y recuerda con ternura la figura de quién le concedió asilo, además de amadrinarlo dentro del área de la cultura, cultivando aún más sus aprendizajes escolares. Algunos compañeros que menciona Saqui durante su residencia son el notario Alejandro de la Fuente Boghard, de Minatitlán y Mario Rodríguez de la Gala, un reconocido ingeniero de puertos en el Estado.

 

"Preocupándose por el hábitat natural de la ciudad capital que llamó su hogar, llega un momento en que una autoridad local quiso quitar, quiso eliminar el parque de los Berros, para empezar sendos edificios materiales, y atentar contra ese pulmón de la ciudad y Doña Falla Murillo, bajo un espíritu inhiesto, con una lucha social hecha y manifiesta, se opuso a que eso ocurriera."

 

-Daniel Méndez Vivanco, Consejo de la Crónica Xalapa para el video ‘Ilustres’ en el canal de Youtube de TVMÁS

Heredando la pasión a las letras por parte de su tía, Josefa Murillo, podemos ver cómo Falla Murillo plasmó en sus versos, su amor a la ciudad de las flores, dentro del poema ‘A Jalapa’, escrito así, con ‘J’, por el ‘ahora de mi corazón no podrás salir jamás’, en los que termina sus rimas.

Llegando el tiempo de su partida, la casa, ubicada en la calle Salvador Díaz Mirón 21, fue quedando en desuso habitacional y llegando al olvido colectivo; sin embargo, con esfuerzos conjuntos del ayuntamiento se convirtió en el pasado diciembre en Casa Doña Falla, Museo de la Música Veracruzana.

 

Puede ser una imagen de cielo y palmeras

 

Con identidad y paso firme ante las adversidades, la tlacotalpeña-xalapeña fue y sigue siendo un ícono para la sociedad xalapeña por todas sus aportaciones a la capital veracruzana.