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Joven veracruzano vuelve rentable cultivo de girasoles cerca del mar

  • Carlos Caiceros
Carlos Fernández, estudiante del Tecnológico de Úrsulo Galván, revolucionó con un cultivo de girasoles en Lerdo de Tejada

En una tierra acostumbrada a la siembra de caña y maíz, el joven estudiante de Ingeniería en Agronomía del Tecnológico de Úrsulo Galván, Roberto Carlos Fernández Sosa, consiguió cultivar girasoles en Lerdo de Tejada, llamando la atención de pobladores y generando polémica entre quienes se dedican al campo en esta zona.

De 22 años y oriundo de Salta Barranca, afirma que la innovación se puede dar en cualquier ámbito y él utilizó los conocimientos adquiridos en su carrera para cosechar un cultivo que nunca se había dado con tal éxito en esta franja costera de Veracruz.

Explica que anteriormente ya habían existido intentos para sembrar girasoles, pero debido a las condiciones de la tierra las iniciativas fracasaron. Cuando él tomó la iniciativa lo hizo posible dedicándole todo su empeño.

“Ha provocado una polémica de buenos resultados, ya que pues aquí en la zona este cultivo no se da mucho; aquí predomina la caña y el maíz, pero esta es una innovación que se realizó y tuvo buenos resultados”, explica en entrevista.

INTENTOS FALLIDOS
Roberto Carlos explica que antes, hasta en cuatro ocasiones se intentó llevar a cabo el cultivo de girasoles en Lerdo de Tejada, no obstante, diversos factores estuvieron en contra.

Posteriormente, con los conocimientos adquiridos en las aulas, mejoraron el proceso de preparación y labranza de la tierra, destacando que uno de los requisitos principales es tener un suelo apto y que sea rentable para las semillas.

“Se inició el proceso de la labranza, subsuelos y rastras a manera de que quedara bien distribuida la tierra, bien ‘acolchonadita’ para que la semilla entre y posteriormente cuando salió la planta, llevar sus cuidados, tratamientos de control de plaga.

“Todo fue algo batalloso, pero dio resultados. Cuando se inició el proceso yo me calentaba la cabeza sacando cálculos, distribución de semillas, a qué densidad, cuánta humedad, todo lo que lleva este tipo de siembra, análisis de suelo, medir su PH”, recuerda emocionado.

El estudiante está orgulloso del esfuerzo y los conocimientos que se coordinaron para este proyecto tan importante para él, su familia y socios, que no solo consiste en sembrar y ya, sino en cosechar verdaderas flores.

Para ello, tienen que pasar tres meses más para que florezcan y dependiendo del fin que se le vaya a dar, es decir, para forrajes para reces, aceite vegetal o flores, es cuando se deben aplicar otras técnicas.

“Causó mucha polémica porque en esta zona no se da ese tipo de cultivos, más bien por el asesoramiento que uno le puede aportar aquí a los productores, entonces causó muy buenos comentarios”, dice.

Aunque el primer cultivo se utilizó para forraje -alimento para ganado-, Roberto cuenta emocionado que actualmente hay un cultivo programado para dos meses y se ha extendido a unas cuatro hectáreas, con las que habrá la posibilidad no solo de comercializar los girasoles, sino también hacer realidad el sueño de quienes planean tener una sesión fotográfica en un cultivo de estos, impulsando además el turismo en la zona.

“Esas son mis metas que tengo en mente con mi equipo, un campo experimental y venga la gente a tomarse fotografías y apreciar lo que el campo nos regala.
“Es darle un conocimiento más a esta tierra que como dije, lo que predomina es la caña y que siga creciendo, que sean nuevas siembras”,
dice.

El estudiante enfatiza que el impacto ha sido tal, que diversos municipios de la región ya se han puesto en contacto para llevar a cabo su técnica de siembra y cultivo, lo que no se descarta pueda realizarse, pero de manera directa con los productores de la zona, con el fin de adquirir nuevos beneficios para ellos.

Sostuvo que, en su opinión, sí es posible generar un proyecto a largo plazo para el girasol, aunque uno de los elementos más importantes es concretar el mercado para comercialización, ya sea a nivel país o fuera de él.

“Yo digo que sí vamos a tener un resultado bien a manera de que la vendamos como flor también”.

CULTIVO COBRA RELEVANCIA EN VERACRUZ 
En México la producción anual de girasol es de alrededor de 16 mil 558 toneladas, en 2016 se reportó un valor de la producción mayor a los 98 millones de pesos.

Aunque en la entidad no hay una zona concreta para la siembra de estas flores, en la región que comprende el norte de Veracruz, norte de San Luis Potosí y el sur de Tamaulipas está establecida, desde hace años, una superficie de girasol de alrededor de 6 mil hectáreas del ciclo agrícola.

De acuerdo con información obtenida, los rendimientos que se han obtenido en la región huastecas han sido de hasta un poco más de 2 toneladas por hectárea.

Datos del gobierno federal apuntan que de 2013 a 2016, se destinaron más de 63 millones de pesos, en beneficio de 135 Organismos del Sector Social de la Economía (OSSE) que agrupan a 658 socios encargados de la siembra de la flor.

Para esos años, y hasta la fecha, Veracruz no figura entre los destacados productores, contrario a estados como Durango, México, Morelos, Zacatecas y San Luis Potosí, lo que puede estar a punto de cambiar gracias a las técnicas del estudiante, quien sostiene que se trata de un cultivo redituable del que se pueden obtener derivados altamente comercializables como el aceite.

Otros sitios, como Coatzacoalcos, han iniciado con la experimentación de la siembra de girasoles: en noviembre de 2021, las calles de aquella ciudad se llenaron de girasoles y aunque fue una producción pequeña, también prosperaron en la costa.

JÓVENES ROMPEN ESQUEMAS 
Roberto Carlos hace un llamado a los jóvenes de su edad a romper esquemas y explotar sus ideas, como lo ha hecho él con su hermano.

Y aunque le falta un año y medio para concluir sus estudios, el aprovechamiento que le ha dado a lo aprendido en las aulas ya está dando sus primeros frutos.
“Que se atrevan, que rompan los esquemas y surjan nuevas ideas y beneficios para todos”.