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Desde niña, Mariana quiso ser sicaria, ahora está en rehabilitación

  • La Silla Rota
A un año de medida privativa de la libertad; ahora Mariana se arrepiente de ese pasado homicida y que, en un futuro, quiere ser criminóloga

"Fui entrenada para disparar, asesinar, mutilar y vender droga, pero lo que más disfrutaba era matar personas", dice Mariana. A  los 14 años de edad ya era sicaria del Cártel del Noroeste y desmitificó que estos "trabajos" son únicamente "pa´ hombres".

 

Ascendió a esta posición al pasar pruebas que implicaron torturar y asesinar por encargo, sobre todo a mujeres. "Muérete perra", gritó a una de sus víctimas a la que destrozó la cara a balazos enfrente de sus hijos por pasar información al grupo contrario.

 

Tenía una fijación con ellas, porque a su madre la mataron Los Zetas o Los Sinaloas, cuya droga vendía cuando decidió dejar sus dos empleos -ayudante de cocina y bailarina en un bar- para entrar al negocio del narcomenudeo.

 

Sin embargo, después cometió el error fatal de hacerlo para el Cártel del Golfo, que se apoderó de la plaza y esto le costó la vida.

 

Mariana nació en Monterrey, Nuevo León, y comenta que también reclutó a nuevos integrantes de la organización criminal, buscaba a aquellos que nos les importara matar o morir.

 

Este es uno de los testimonios documentados por la organización Reinserta sobre el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes por la delincuencia organizada en México, presentados en el informe Niñas, Niños y Adolescentes Reclutados por la Delincuencia Organizada.

En el caso de esta chica, ella señala que las reglas que les imponían los jefes del Noroeste eran no tener compasión de nadie, cumplir una cuota de dos asesinatos diarios, no consumir drogas que fueran de otros grupos y lucir diferentes a Los Zetas.

 

"Nunca recluté niños, sabía que eran una herramienta útil, ya que el cártel puede aprovecharse de ellos y culparlos de los delitos que cometan otros, porque ellos salen pronto de los centros de internamiento, yo creo que por eso me agarraron a mí".

 

A los 10 años ella  y sus hermanos se dedicaban al narcomenudeo para ayudar a su madre, pero al quedar huérfanos se separaron, por lo que comenzó a su consumir drogas; a los 12 años tenía un novio 15 años mayor, quien era asaltante y adicto.

 

A los 14 años consumía drogas y robaba tiendas de autoservicio y autos, se hizo famosa porque era muy temeraria y asaltaba sola, hasta que un miembro del Cártel del Noroeste supo de ella y la enroló con la amenaza de matarla si no aceptaba.

 

"Al poco tiempo de entrar al cártel me detuvieron por delitos contra la salud, sólo estuve internada un mes. Cuando salí lo tenía muy claro: no quería vender droga, yo quería matar gente (...) el cártel tiene diferentes áreas, yo pedí ser ascendida a sicaria".

 

Para esto tuvo que pasar varias pruebas, la primera asesinar a un hombre afuera de un bar con un arma calibre 40; pese a que nunca había disparado cumplió el encargo. "Con la adrenalina a tope, me gustó, quería más, se hizo una adicción, encontré algo que me hacía sentir mejor que droga".

 

La segunda prueba fue torturar y mutilar la mano a un muchacho... Mariana se quería desmayar, pero siguió.

 

Paulatinamente fue asignada a la tarea que señala disfrutaba más: asesinar personas. "Me llevaban a matar a puras mujeres, yo preguntaba si tenían familia, cuando me decían que sí, les respondía 'con más razón', estaba bien alegre".

 

La adolescente echa abajo la idea de que sólo los hombres son cooptados o se integran por decisión propia a las filas del narcotráfico. En este reclutamiento no importa el género, Mariana fue una soldado en un ejército de criminales, pero, eso sí, desechable como todos.

 

Mariana narra que decidió desertar del cártel cuando todo empezó a salir mal y dejó de recibir su pago, por lo que se dedicó  por su cuenta al narcomenudeo. No duró mucho, a los 15 años la arrestaron y ahora está en internamiento y rehabilitación.

 

Cumple un año de medida privativa de la libertad. Mariana afirma que se arrepiente de ese pasado  homicida y que, en un futuro, quiere ser criminóloga

 

La menor hoy recibe ayuda psicológica. Durante la presentación del informe de Reinserta, el Director de la Misión de USAID en México, Bruce Abrams, destacó la importancia de estos estudios y con modelos de cooperacio´n en materia de reinsercio´n, como el de Reinserta.

Entre las propuestas de Reinserta para atacar el fenómeno, están un proyecto de asignación de presupuesto que permita crear partidas suficientes para cubrir programas y políticas dirigidas a la protección de derechos de infantes y adolescentes en riesgo de entrar en conflicto con la ley penal.

 

Además de incluir en el Sistema Nacional de Niñas, Niños y Adolescentes una base de datos de quienes hayan sido reclutados por la delincuencia organizada y un programa de salud mental con detección temprana de padecimientos y atención dirigida a instituciones académicas.