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Sin fiestas por pandemia, sonideros prueban suerte como albañiles

  • Isabel Ortega
Tras empeñar sus principales herramientas de trabajo, sonideros xalapeños viven al día y con temor de perder el resto de su patrimonio

La cancelación de fiestas y reuniones durante la pandemia, obligó a músicos y sonideros a diversificar sus funciones. Luces, tornamesas, mezcladoras, y amplificadores se quedaron en bodegas. Ahora ellos prueban suerte como taxistas o albañiles. 

Desde hace 30 años Felipe y Pedro se encargaban de ambientar en fiestas y reuniones sociales en Xalapa. Sin embargo, la suspensión de eventos masivos (y con ello la falta de contrataciones) obligó a ambos a empeñar la mitad de su equipo. Y desde entonces viven al día, con temor de perder el resto de su patrimonio. 

Según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en marzo de 2020 se reportaron 765 mil 330 empleos formales; para febrero de 2021 la cifra fue de 733 mil 549. Es decir, 31 mil 700 veracruzanos siguen sin empleo, entre ellos Pedro Martínez y Felipe Peralta. 

En 2020 el gobierno de Veracruz entregó apoyos únicos de mil pesos para meseros, restauranteros y trabajadores del volante que se quedaron sin empleo en la pandemia. En total se entregaron 57 millones de pesos.

Recientemente el gobernador Cuitláhuac García Jiménez informó que se dará un segundo apoyo por otros mil pesos a los mismos trabajadores.

Pero ninguno de los dos sonideros recibieron el apoyo del estado. Pedro no se enteró; Felipe no buscó el recurso, pues implicaba dar vueltas y, explica, no había garantía de ser beneficiado. Ninguno se cruzó de brazos y trataron de sobreponerse. 

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De empresario musical a ayudante de albañil 

Pedro Martínez se interesó en la música hace tres décadas; con “tocadas” en fiestas de XV años, bodas y bautizos logró adquirir su equipo de luz y sonido. Cada año invertía entre 40 y 50 mil pesos para actualizarlo.

Cuando se anunció la suspensión de eventos masivos, como consecuencia de la pandemia del virus SARS CoV-2, todo el equipo lo metió a una bodega. Pero la necesidad de comprar comida y pagar los servicios de su casa lo orillaron a empeñar la mitad de sus mezcladoras, bocinas y amplificadores.

El músico platica que es el sustento de ocho nietos. En su pequeña empresa su hijo trabajaba de DJ, además de que solían contratar a dos jóvenes de la cuadra que cargaban e instalaban los equipos en las fiestas.

Pedro se vio obligado a trabajar como ayudante de albañil, aunque reconoce que hay temporadas en las que ni de eso hay trabajo. Cuando eso sucede recurre a casas de préstamo.

Su equipo empeñado ya lo perdió, pues no logró cubrir el refrendo. “Debes pagar 300 pesos al mes, pero ni para eso nos alcanza, ya perdimos todo”, se lamenta.

Datos de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Prendarios (Amespre) reportan que en 2020 se incrementó un 40 por ciento el número de empeños en todo el país. La gente acudió con más frecuencia a empeñar artículos electrónicos como computadoras, tabletas y celulares; así como electrodomésticos, herramientas e instrumentos musicales.

Pedro menciona que los prestamistas sólo les dan la cuarta parte del valor del equipo; incluso menos. Lo último que llevó fue una mezcladora que adquirió en 10 mil pesos y sólo le prestaron mil 500 que sirvieron para cubrir gastos de la casa. “Ya ve que no perdonan el pago de la luz y el agua, entonces hay que buscarle, no hay de otra”.

Explica que será difícil la reactivación de su negocio, pues la gente tiene miedo de hacer las fiestas, aunque se tomen las precauciones con el uso de gel y cubrebocas. “De las pocas que se han organizado la policía municipal las ha suspendido”, comparte. 

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Por falta de fiestas, Felipe se volvió taxista

Felipe Peralta, que también renta equipo para fiestas, cuenta que sus hijos ya son mayores. Él solo trabaja para mantener los gastos de su casa y de su esposa. Aunque se siente mal por no poder ayudar a los tres trabajadores que lo apoyaban en su pequeña empresa.

Su trabajo lo realizaban de jueves a domingo, emplearse de cuatro y seis horas le generaba ingresos diarios de 3 mil pesos. Ahora como taxista, va al día, pues debe juntar para la renta de placas, son mil 500 al mes, y para llenar el tanque de gasolina, “sólo sacamos para comer”.

“Yo tengo 30 años en el negocio del sonido. Tuve que adquirir un taxi porque desde hace un año andamos sin trabajo, ahora no hay eventos. Rento unas placas y tengo que juntar para pagarlas cada mes”.

En el taxi, cuenta, los días buenos se limitan a dos o tres a la quincena, y deben andar “ruleteando” por toda la ciudad para poder encontrar pasaje, lo que le genera el gasto del combustible y las llantas. 

Los tres trabajadores que le apoyaban los fines de semana debieron buscar otro ingreso, ahora son ayudantes de albañil y herreros. En los últimos 12 meses lo contrataron para una fiesta familiar en la que no se cobra más de mil 200 pesos.

“Nosotros tenemos camionetas grandes, para movernos hay que ponerle mínimo 500 pesos de gasolina, la mitad de lo que se gana se va en combustible”.

Respecto al equipo, comenta, qué al guardarlos por tanto tiempo, se ha percatado que han sufrido deterioro, por lo que ya perdió una cámara de humo y un par de amplificadores, “ya no aguantamos más”.

Este 17 de marzo se manifestaron integrantes de la asociación Festejos Veracruzanos que congregan a 20 mil músicos, dueños de 400 servicios de banquetes e igual número de salones que desde el 2020 no tiene empleo.