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Don José se quedará sin ingresos como ‘cerillo’ por covid-19
Coatepec, Ver.- La cuarentena se convirtió en la principal inquietud de José, un adulto mayor que se emplea como empacador de víveres en el centro comercial Chedraui, en Coatepec.
El sábado de este fin de semana fue su último día de trabajo “hasta nuevo aviso”, por determinación de la empresa. Como la mayoría de sus compañeros, él forma parte del sector de la población más vulnerable al coronavirus; los ancianos.
Su principal ingreso son las propinas de los clientes, unos 80 o 120 pesos por acomodar las despensas de decenas de clientes durante 6 horas. Además, están los apoyos del gobierno como la pensión bimestral.
Este año comenzó a recibir 2 mil 620 pesos cada 2 meses y ante la emergencia por el covid-19 el gobierno federal anunció que, tanto a él, como al resto de beneficiarios, les entregarán un pago anticipado, es decir, 5 mil 240 pesos para hacer frente a la emergencia sanitaria.
Esperando su turno para volver a empacar víveres, José explica que depende de esa ayuda asistencial para afrontar el encierro que recomiendan las autoridades de Salud.
“Dijeron que este lunes van a poner las mesas de atención y que también van a hacer los depósitos; es lo que estamos esperando ahora, que ya no podemos trabajar”.
Da gracias por su empleo y a la empresa, porque además les dieron una pequeña despensa con frijol, arroz, aceite y otros productos de primera necesidad.
“Cuando nos la dieron dijeron que hasta este sábado trabajamos y que en 15 días nos van a llamar para ver si ya podemos volver, no es definitivo”.
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CADA VEZ TODO ESTÁ MÁS CARO
Ataviado con su uniforme; camisa azul marino, pantalón de vestir, cangurera y zapatos negros cómodos, José además se acompaña de un cubrebocas color verde, algo a lo que no está acostumbrado.
Reconoce que ha escuchado las recomendaciones, pero no niega un saludo de manos o quitarse el cubrebocas para platicar. Comenta que “por las cosas del gobierno que están pasando con el virus” se complica su rutina y su principal fuente de ingresos.
“Es difícil cambiar eso, por eso está bien (la restricción de que sigan trabajando durante la cuarentena); pero cada vez todo está más caro”.
Y es que en las 20 cajas que funcionan en el Chedraui están asignados al menos 2 adultos mayores para atender a los clientes y la gran mayoría vive al día, es decir, comprando lo necesario conforme tienen un ingreso.
También hay algunos jóvenes que se hacen cargo de meter los carritos del supermercado que se quedan en los estacionamientos o en las inmediaciones de la tienda y, cuando es necesario, se encargan de empacar y llevar las despensas pesadas.
En el caso de Chedraui no hay claridad con lo que pasará en los próximos días. Según José, podrían pedirles a los clientes que ellos mismos guarden sus productos o mantener sólo a jóvenes para hacerse cargo de esta labor, mientras sea posible.
Comenta que, aunque la recomendación de no salir de casa es para toda la población, los clientes siguen entrando en familia y ocasionando un desabasto de productos.
Por eso ni él mismo sabe qué pensar del coronavirus, porque todos parecen llevar una vida normal, sin respetar las recomendaciones mínimas de higiene. Pero son esas encomiendas gubernamentales las que lo están dejando sin empleo.
Relata que hubo algunos días en que ni él ni sus compañeros se daban abasto guardando papel de baño, huevos, latas de alimento y conservas.
José se alarma de que en el centro comercial y en la mayoría de las tiendas de la cabecera municipal ya no hay blanquillos, pese a que la gerencia puso como medida la compra de un cono por cliente: “fue lo primero que se terminó”.
En los anaqueles quedó un cono con huevos rotos por las prisas de los consumidores y otro olvidado en una de las repisas.
“Ya no hay”, señala, “se terminaron porque sí hay muchas familias preocupadas por el coronavirus”.
Para él es “raro” no saludar estrechando la mano y reconoce que se generan conflictos entre quienes buscan tener precaución y quienes consideran que la situación por la pandemia no es alarmante; son los dos tipos de personas que hay en Coatepec a la fecha.
“Yo saludo, si no me dan la mano se entiende”, dice viendo de reojo a un compañero sentado junto a él en una banca del supermercado, quien sólo asiente con la cabeza.
Además, se dice alarmado por los precios de los productos; el paquete de papel de baño se puede comprar en 220 o hasta 250 pesos, dependiendo la marca. Por ello José se extraña de la gente que se lleva “tres o hasta cuatro” en los carritos.
También hay opciones económicas, algunas que alcanzan los 100 pesos y están los paquetes de 12, 6 y 4 rollos de papel sanitario, con costos que van de los 50 a los 20 pesos.
“Es a lo que se acomode cada cliente; me ha tocado empacar tres o cuatro carritos de despensa a una familia y no te dan las gracias; otros por pocas cosas que llevan en la bolsa te dan 10 o 20 pesos y una sonrisa”.
Otro producto que considera que está subiendo es el atún. Una lata de 130 gramos ya casi alcanza los 19 pesos y las más económicas están entre 10 y 15, pero son las que escasean en los anaqueles.
“Es lo que hay que comprar, pero no vamos a tener con qué si no cumplen”, dice José, confesando que él busca seguir adelante sin convertirse en una carga para nadie, por eso trabaja, como lo hace el resto de sus compañeros.
Considera que no está preocupado de más, por ahora, pero no sabe qué pasará si en 15 días no les llaman para que se reporten.
“A ver, a ver si es cierto que el Gobierno cumple con eso (el adelanto de la pensión), si no, pues ya ahí se verá qué haremos”.
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