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Por escándalo de abusos, Papa acepta renuncia de 3 obispos chilenos

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El Papa Francisco aceptó la salida de los obispos a raíz de los escándalos de abuso sexual y encubrimiento por parte de miembros del clero

El papa Francisco aceptó la renuncia de tres obispos chilenos a raíz de los escándalos de abuso sexual y encubrimiento de miembros del clero, incluido el obispo Juan Barros de Osorno, la ciudad del epicentro de la crisis de la iglesia, dijo este lunes el Vaticano.

En un hecho sin precedentes en la Iglesia Católica, los 34 obispos de Chile habían ofrecido sus renuncias el mes pasado, después de asistir a una reunión con el Papa en el Vaticano para abordar la crisis tras acusaciones de encubrimiento de abuso sexual en la nación sudamericana.

En esa ocasión, Francisco no dijo si había aceptado la renuncia de algunos de los obispos, pero adelantó en una carta que adoptaría medidas de corto, mediano y largo plazo.

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Casi un mes después, el Vaticano dijo en un comunicado que el papa sacó de su cargo a Juan Barros, obispo de la ciudad de Osorno, epicentro de la crisis que destapó casos de abuso que permanecían ocultos en otras diócesis de una nación de marcado catolicismo.

En reemplazo de Barros, el papa designó a Jorge Concha, quien se desempeñaba como obispo auxiliar de Santiago.

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"Este es quizás el primer hito dentro de las resoluciones", dijo el secretario del Episcopado de Chile, Jaime Coiro.

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Junto con Barros, acusado de encubrir un polémico caso de abuso sexual de su sacerdote mentor, el pontífice también acogió la renuncia del obispo de la costera ciudad de Valparaíso, Gonzalo Duarte García, y del arzobispo de la sureña ciudad de Puerto Montt, Cristián Caro Cordero.

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"La decisión de aceptar renuncias, de nombrar obispos es prerrogativa del papa. Sin embargo, él mismo ha dicho que aquí corresponde aplicar medidas de corto, mediano y largo plazo. Por lo tanto, no es descartable pensar que podrían venir nuevas medidas", aseguró el secretario del Episcopado.

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Víctimas de algunos de los casos más emblemáticos de abusos por parte de miembros del clero aplaudieron la decisión de Francisco y estimaron que la Iglesia Católica comienza en Chile una nueva etapa.

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"Empieza un nuevo día para la Iglesia chilena. No puedo estar más emocionado (...) Hoy día se están yendo los delincuentes para la casa", dijo Juan Carlos Cruz, una de las víctimas que se reunió recientemente con el papa en el Vaticano.

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El pontífice ha prometido a los católicos chilenos marcados por una cultura de escándalos sexuales del clero que la Iglesia no los ignoraría "nunca más" ni ocultaría el abuso en su país, y señaló en una carta enviada el mes pasado que la renovación de la jerarquía eclesial no era suficiente y debía ir más allá de medidas de contención.

El escándalo gira en torno al padre Fernando Karadima, quien fue declarado culpable en una investigación del Vaticano en 2011 por abusar de niños en Santiago durante las décadas de 1970 y 1980. El cura, que ahora tiene 87 años y vive en un asilo de ancianos en Chile, siempre ha negado las acusaciones.

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Barros estuvo bajo el foco del creciente escándalo de abusos sexualesen la institución chilena desde que Francisco lo nombró obispo de Osorno en 2015 pese a las objeciones de los fieles locales, de sus propios asesores para la prevención de abusos y de algunos obispos de la nación sudamericana.

Quienes se oponían a la designación cuestionaban la idoneidad de Barros para el cargo ya que había sido compañero del sacerdote pedófilo más conocido de la nación sudamericana y fue señalado por las víctimas, que dijeron que fue testigo de lo que ocurría e ignoró los abusos.

Barros negó las acusaciones, pero, como el resto de los otros 30 miembros de la conferencia episcopal chilena, ofreció su renuncia en una cumbre extraordinaria celebrada en el Vaticano el mes pasado. Francisco convocó a los prelados a Roma tras reconocer que cometió "graves errores de juicio" sobre Barros, a quien había defendido firmemente durante su polémica visita a Chile en enero.

El pontífice se dio cuenta de sus errores tras leer un reporte de 2 mil 300 páginas elaborado por los investigadores del Vaticano sobre el alcance del escándalo de abusos en Chile, que devastó la credibilidad de la institución en un país que es su día tenía una abrumadora mayoría de católicos.

Los investigadores, el arzobispo Charles Scicluna y el español Jordi Bertomeu, regresarán a Chile el martes para comenzar lo que según el Vaticano es una misión de "curación" en Osorno. Al aceptar la renunciade Barros el lunes, Francisco facilitará la tarea de Scicluna y Bertomeu.

Con la aceptación de dimisión de los dos otros obispos, el papa deja claro que los problemas en la Iglesia en Chile no descansan solo sobre Barros ni sobre los más de 40 sacerdotes y tres obispos formados por Fernando Karadima, que en 2011 fue sentenciado por el Vaticano por sus delitos sexuales.