• Xalapa

"La gente sabe quién se llevó a Jesús, no hablan porque tienen miedo"

  • Miguel Ángel León Carmona
Rosa Helena es una de las 2 mil 400 madres en Veracruz que este día dedicado a ellas no festeja; poco se le ve sonreír, a veces duerme...

Xalapa, Ver. – Rosa Helena es una de las 2 mil 400 madres en Veracruz que este día dedicado a ellas no festeja; poco se le ve sonreír, a veces duerme, a veces come. Este 10 de mayo marchó en la capital del estado para gritar su mayor deseo desde hace tres años: “un abrazo de mi hijo desaparecido que el gobierno no ha entregado”.

“Anoche tampoco dormí”, insiste la mujer de cabello rojizo mientras se lleva al pecho una fotografía de su hijo, Antonio de Jesús Viveros Ladrón de Guevara, quien fue privado de su libertad por un grupo armado el 14 de marzo de 2014, en el municipio de Vega de Alatorre.

Al igual que sus compañeras del colectivo Familias Enlace Xalapa y Buscando a Nuestros Desaparecidos y Desaparecidas Veracruz asistió a la caminata de madres y padres de personas desaparecidas que llevó por insignia “No hay nada que celebrar”.

El lugar de reunión fue el panteón municipal de Xalapa, Rosa Helena Ladrón de Guevara Alafita intercambió ánimos con las demás mujeres uniformadas con fotografías de sus hijos, luego memorizó la consigna: “Este día no es de fiesta, es de lucha y de protesta”. Y así el contingente avanzó hasta el Palacio de Gobierno, donde atiende el gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares.

A lo largo de tres kilómetros, Rosa Helena recordó lo vivido en los últimos tres años. Solloza, se transporta a la mañana de aquel viernes 14, cuando a su hijo despidió en su casa, en Xalapa, pues se reuniría con su padre en el municipio de Vega de Alatorre. Los años han transcurrido, uno, dos y tres. No hay noticias de su paradero.

De acuerdo con investigaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE), a Antonio de Jesús Viveros Ladrón de Guevara lo sustrajeron del domicilio de su padre, ubicado frente a un jardín de niños, en el municipio ubicado en la zona costera de Veracruz. Eran las siete de la mañana de aquel viernes, recuerda Rosa Helena.

Testigos que dejaban a sus hijos en la puerta de la escuela, hablan de cuatro personas, quienes, huyeron con el joven de 21 años en una camioneta doble cabina, color blanco. “Lo último que supe fue que los responsables eran de la delincuencia organizada. La gente sabe quiénes fueron, pero nadie habla porque tienen miedo”; lamenta la madre y disimula el llanto cubriendo su rostro con lentes oscuros.

La madre también refiere que en el caso de su hijo hay una persona señalada directamente por un testigo. Aunque “Los policías tiene su nombre, hasta su apodo, ya pasó mucho tiempo y no lo han localizado. O no quieren”.

La imagen de Antonio de Jesús Viveros a partir de 2016 se replicó en diversos espectaculares, cuando la Procuraduría General de la República (PGR) incluyó su caso, junto al de otros cinco, en el Sistema Nacional de Recompensas. Un millón 500 mil pesos es la oferta a cambio de información, pero Rosa Helena concluye que “es mayor el miedo de la gente”, pues las respuestas escasean.

“No puede ser posible haya tanto desaparecido, sin que sepamos si están vivos o muertos. Mi mente no logra captar lo que quiere la delincuencia organizada. ¿Por qué tantos muertos, por qué tanta maldad?”, fustiga la mujer rodeada por al menos 40 imágenes de personas ausentes de la región.

Mi vida como profesora cambió; planeábamos viajar cuando me jubilara

Rosa Helena auguraba su jubilación como profesora, pues junto al menor de sus hijos, Toño, recorrerían el estado de Veracruz de norte a sur, “me decía que nos íbamos a ir lejos en el coche”. La madre finalmente dejó las aulas, y no niega que los últimos años fueron los más complicados a la hora de dar cátedra. 

“Yo les decía a mis superiores que la teoría me la sabía, pero ya en el salón de clases se me olvidaban las cosas. A partir de una desaparición deja de ser vida. Los psicólogos insisten que debo de superarlo, por el bien de mis demás hijos, pero yo les digo que es imposible”, abunda la mujer con cabizbaja.

Sobre Antonio de Jesús, Rosa Helena no olvida sus metas profesionales; los resultados de la Universidad Veracruzana (UV) de 2013, demuestran que el joven presentó su examen de admisión en la licenciatura de Ingeniería Eléctrica, el número 123 en el sistema escolarizado.

La madre y la familia de Antonio Viveros no se detuvo en la búsqueda, como muchos casos en la entidad, fueron presa de extorsiones telefónicas, “hubo una persona que se atrevió a hacerse pasar por mi hijo. Me dicen que hice mal en dar dinero, pero está la esperanza de volver a verlo”, insiste.

La mujer, agitada, llegó a Plaza Lerdo, frente al Palacio de Gobierno de Veracruz.  Con el resto del grupo corearon uno a uno los nombres de sus hijos. “Presente”, desgarró Rosa Helena. “Era el hijo con el que pasaba más tiempo. Me arrancaron una parte de mí”.

Las mujeres recordaron mediante consignas las promesas del hoy mandatario en campaña a gobernador, sobre agilizar las búsquedas de desaparecidos tanto en vida como en cementerios clandestinos. Tras un silencio institucional Rosa Helena y sus compañeras rompieron fila. De regreso a casa, aunque insistieron este diez de mayo “no hay nada que celebrar”.

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