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Con el lodo vinieron los gritos de auxilio en Coscomatepec

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El lodo espeso y ruidoso que los despertó en la madrugada se convirtió en tragedia para una familia.

Coscomatepec, Ver.- El estruendo que trajo consigo la avalancha de lodo rompió tranquilidad de la noche y arrastró  todo a su paso. Eran las 02:00 horas del sábado 06 el agosto en la comunidad de Temasolapa.

Con el lodo vinieron los gritos de auxilio.

En la oscuridad de la noche y aprisa, los habitantes se pusieron en pie para tratar de averiguar lo que sucedía. Al salir de sus casas, encontraron que el lodo espeso y ruidoso que los despertó se había convirtió en tragedia para una familia.

Alfonso Hernández Delgado dormía arrullado por el murrmullo del agua al caer,  cuando un voz de alerta le avisó de  un deslave. La vivienda de su cuñada había quedado sepultada.

Se levantó aprisa y salió corriendo para prestar ayuda. Al llegar a la vivienda descubrió que su familia estaba intacta. Encima traían sólo el susto. No así quienes ocupaban la vivienda de junto.

En esta localidad de Coscomatepec, los deslaves no son un hecho inusitado. Más bien, con la constante. La geografía del lugar obliga a los habitantes a construir sus casas en las faldas de los cerros.

El mapa de riesgo de la Secretaría de Protección Civil reconoce a estas localidades como ubicadas en regiones donde una fuerte lluvia puede poner en peligro a toda la población

Hernández Delgado observa la zona de la tragedia y sólo distingue los restos de una vivienda de madera bajo el lodo.

Agustín Gilbón Hernández, un amigo de la infancia de Alfonso no aparece. Junto con su esposa y uno de sus hijos quedó sepultado bajo la tierra reblandecida por la lluvia. Los habitantes del pueblo los sacaron a fuerza de puño y pala, porque la maquinaria tardó en llegar.

La muerte de Agustín Gilbón y su familia ha conmovido a la localidad, que lo recuerda como un hombre presto a mejorar su entorno. “Pari”, como el decían, era de los primeros en cooperar para mejorar su pueblo.

"Tiene como 20 días que les dije en broma:¿“Pari”, qué será de nosotros cuando nos muramos?, ¿Podremos jugar baraja?", dice Alfonso de su amigo, con quien compartía ese pasatiempo y bebían cerveza.

Para el medio día del sábado los preparativos de las pompas fúnebres continuaban. Algunos habitantes de la localidad continuaban paleando lodo, otras preparando la ropa que usarían los difuntos por la eternidad y otros más acomodando la capilla para el velatorio.

Para sobrellevar la tragedia, un grupo de hombres compartían una botella de dos litros  de aguardiente que servían en vasos de unicel. Mientras, unas mujeres atendían el fogón y preparaban ollas de té y alimentos para la jornada que inició con la tragedia y acabará con los rezos, después de enterrar los cuerpos en el panteón.

Los niños y los perros corren entre la gente, bajo la lluvia que no da tregua, y aumenta la posibilidad de un nuevo deslave.

Con información de AVC