El reto de la continuidad

  • Javier Cobos Fernández
La continuidad en las políticas públicas se percibe como una característica favorable, ¿lo es?

La sabiduría convencional nos indica que la continuidad en los proyectos de inversión y las políticas públicas es una condición favorable para el logro de la construcción de infraestructura en el largo plazo. Incluso, en términos amortización de los proyectos de largo plazo en términos financieros, se requiere un horizonte de planeación que más de las veces excede a las gestiones sexenales y con mucho mayor razón a las de menor duración.

Sin embargo, sugiero plantear la “paradoja de la continuidad” en nuestro país. Es decir, si proyectamos los resultados obtenidos hasta este 2024, es pertinente preguntarnos si la continuidad es deseable.

Por ejemplo, si pensamos en proyectar continuidad en la obra anunciada en marzo de 2019, en el informe de gobierno federal de los primeros 100 días. En este informe, no lo digo yo pues es información obtenida del comunicado del 12 de marzo del mismo año, en el que se anunciaba una gran obra de infraestructura llamada Tren Maya. En el informe el Ejecutivo federal declaró que la obra tendría una inversión de entre 120 y 150 mil millones de pesos. A ver, ya no entendí.

En el informe de los 100 días, en marzo de 2019, claramente el Ejecutivo afirma que la obra será concluida en cuatro años. Si las matemáticas no me fallan, el proyecto estaría concluido en 2023. Pero eso no es lo peor, la inversión de MXN120 a MXN150 mil millones no me cuadra, ya que tan solo en el paquete económico 2024 se solicita la aprobación de 120 mil millones para esta obra.

Un poco más a fondo, solamente le digo que, con este último monto, más los ejercidos desde 2020 ya vamos unos MXN510 mil millones. ¿Y la estimación del 12 de marzo dónde quedó? Nada más va cuatro veces el monto declarado en aquel informe.

Sigamos usando la calculadora. MXN510 mil millones entre 129 millones de habitantes en nuestro país nos da un costo por habitante de casi 4mil pesos. Esto es, el Tren Maya, funcional o inundado, le cuesta MXN4 mil a cada mexicano. Y este gasto, hasta donde he escuchado no es oneroso, como sí lo es el INAI que nos cuesta MXN9.00 anuales por habitante.

Seguimos con mi favorito Tren Maya. En el mismo informe de los 100 días el Ejecutivo declaró que el Tren tendría una capacidad para transportar tres millones de visitantes al año. Pero hagamos un análisis costo beneficio muy rápido. El Tren Maya solo en 2024 tiene un presupuesto de MXN120 mil millones (ver la página 58 del Paquete Económico 2024), y podrá mover a 3 millones de visitantes al año. El Metro de la Ciudad de México mueve alrededor de 4.6 millones de pasajeros al día, no al año, al día, y tiene un presupuesto de menos de MXN20 mil millones de pesos, es decir la sexta parte o el 16.6 por ciento del presupuesto del Tren Maya. Tiene la sexta parte de presupuesto y mueve en un día 1.5 veces más personas que el Tren Maya en un año.

Ahora pregunto, ¿a México le conviene la continuidad?

Tren Maya casi MXN4 mil pesos por habitante.

Le ahorro las matemáticas y las dejo acá en mis notas por si tiene dudas:

La refinería de Dos Bocas MXN2,325.5 pesos por habitante.

Cancelación del Aeropuerto de Texcoco unos MXN2,573.6 pesos por habitante.

Segalmex nos salió muy atractivo. Solo nos costó MXN73.6 pesos por habitante, al menos la cifra reconocida por Función Pública.

El INAI nos cuesta MXN9.00 pesos al año, y el INAI, es oneroso. ¡No conviene!

Ahora, ¿qué tan deseable es la continuidad?

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Javier Cobos Fernández

Economista por la UDLAP y maestro en Administración Pública por la Universidad de Columbia de Nueva York, con estudios de Maestría en Derecho en el ITAM y en Transformación Digital en el MIT. Fue director asociado en la calificadora Standard and Poor’s y consultor en el BID. Actualmente es Director General de COBOS&ASSOCIATES.