Un año más

  • Jafet R. Cortés

La pila de cadáveres se hacía cada vez más grande. Cada cuerpo apilado en aquella montaña era una meta más que moría, un puñado más de acciones que se quedaban en palabras, que se ahogaban de nada, que ni siquiera nacían.

Un año más termina, y sólo algunos sueños serían renovados, los demás no tendrán espacio respirar; serán acribillados por el apresurado tiempo, golpeados y maltrechos por la abrumadora realidad. Un año más dejando pasar más de un anhelo, conscientes o no de que cada vez hay menos minutos en la alacena, con meses cada vez más cortos y años durando un suspiro. Un año más haciendo lista de pendientes, postergándolo todo.

Dicen que nada tarda tanto como aquello que nunca se empieza, y eso es muy cierto. Se nos ha hecho costumbre dejar que el tiempo pase frente a nuestros ojos, mientras aplazamos dejando todo para mañana, para el mes próximo, para el siguiente año. Desistimos de a poco de nuestros planes, pero también nuestros sueños más preciados, amontonándolos en montículos, complicándolo todo.

¿Cuántas metas hemos pospuesto en estos últimos años?, ¿cuánto tiempo tienen atascados los mismos planes y sueños?, ¿qué diferencia habrá entre este año y el próximo?

Nos da mucho miedo comenzar, eso es lo que ocurre; hacer algo con el ahora, nos aterra por el esfuerzo que implica. Preferimos demorar conciertos, enterrar viajes; resignamos para otro día el leer, hacer ejercicio, dejar de fumar, comer mejor; relegamos planes como ver más a nuestra familia, escribir un libro, publicarlo; posponemos nuestro deseo de aprender algo nuevo, la necesidad de terminar nuestro proyecto de investigación, o las ganas de buscar un mejor trabajo.

Complacencia paliativa. Escribir listas inagotables de pretextos que se entremezclan con situaciones ajenas a nosotros, explicando el por qué volvimos a diferir nuestras metas; pretextos que sirven únicamente como atenuante del dolor que causa la crónica inmovilidad que nos condena a no hacer nada.

 

POSTERGACIÓN ETERNA

Es cierto que nada se obtiene de la noche a la mañana, pero también lo es el hecho de que aplazarlo no beneficia en nada. Debemos comenzar hoy haciendo lo que nos toca, no hay de otra; es eso o continuar mirando al horizonte, esperando que todo se acomode mejor, que algo más nos motive; o que abruptamente presenciemos cómo es que muere uno más de nuestros sueños.

También es verdad que no todo se puede realizar ahora. Las circunstancias de ciertas cuestiones cambian y muchas de estas dependen de los ciclos humanos y laborales, así como de factores externos que nos condicionan, pero no por ello estamos atados, siempre habrá alguna forma para comenzar.

A veces creemos que las pequeñas acciones no significan nada, pero significan muchísimo si con ellas estamos avanzando hacia donde queremos. Todo empieza por algo, y no sólo es importante saber qué queremos, sino tener bien claro qué debemos hacer para lograrlo. La mayoría del tiempo este será el mejor camino para romper el ciclo de postergación eterna en el que estamos inmersos.

 

TIEMPO Y CAMBIO

Nuestra condición humana nos limita en muchos sentidos, y cada vez que aplazamos algo, nos quedamos con menos tiempo. El tiempo es un recurso valioso que se nos va agotando, una moneda de cambio que no recuperamos nunca, sino que perdemos paulatinamente hasta quedarnos sin nada.

Mucho o poco, no sabemos a ciencia cierta cuánto tiempo nos queda, y esta debería ser razón suficiente para no dilapidarlo, para que nos doliera mover para mañana algo que podemos comenzar hoy.

A veces la única manera de valorar lo que tenemos, es perder o estar a punto de perderlo todo. Ver el horizonte más cerca, en ocasiones sirve como un incentivo para disfrutar el ahora y hacer algo mejor con el tiempo que nos queda; sirve para volvernos conscientes de que la única manera de acercarnos a lo que queremos, es avanzar al ritmo que podamos, pero moviéndonos hacia adelante.

Sé que lo anterior no es suficiente en algunos casos, pero para eso sirve la disciplina. Comenzar hoy aunque nos cueste; comenzar hoy sabiendo que valdrá la pena; comenzar hoy o no comenzar nunca.


ch