Alicaído priismo

  • Manolo Victorio

Sí, lo doblaron. Los discursos contestatarios, empedrados, retadores, bravuconería de cantina; no sirvieron de nada, fueron aderezos informativos, lubricante ficticio en esta crisis brutal con una inflación que no vivíamos hace 22 años.

Alejandro Moreno Cárdenas, arquetipo del priista ladrón, frívolo, irrespetuoso de la forma es fondo, cayó para arriba.

La desgracia personal convertida en victoria política.

En medio de la degradación supina de una clase política que gobernó este país 70 años, los priistas tienen una genética acomodaticia a la que llaman institucionalidad.

La verticalidad emanada desde Palacio Nacional, es muy, muy parecida a la política monolítica, lineal, practicada por el tricolor en siete décadas de poder.

En política no hay casualidades. Nada es fortuito. Las fotos de la primera plana del diario Reforma exhiben el entramado, el hilo de la madeja que se tejió desde Palacio Nacional para que la Guardia Nacional patrulle las calles con soldados y marinos hasta el 2028.

Primero el abrazo de Adán Augusto López, secretario de Gobernación al vilipendiado, empapelado, defenestrado y humillado dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, con jalón de solapa y susurro incluido.

En la foto 2 que publica Reforma (Reforma, 08/sept/22) se observa al dos del entramado de la cuatrote, dándole instrucciones en corto a la diputada Yolanda de la Torre, quien propuso que soldados y marinos hagan tareas de prevención del delito por nueve años, hasta el 2028.

La impronta priista, el ADN tricolor, comprende el ejercicio de ‘robalear’ en la supervivencia partidista; nadan igual en agua salada que en agua dulce. Se mimetizan con la realidad imperante.

Alejandro Moreno Cárdenas lo sabe. Sabedor que la justicia sólo puede emanar del poderoso, no se echará la soga al cuello en una pela suicida a priori con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Alito, arquetipo de un priismo alicaído, derrotado, humillado, hincado, reducido a la nada por sus propios excesos patrimonialistas que lastiman a la población decidió quemar sus naves no sólo para salvarse a sí mismo sino también garantizar la sobrevivencia de los priistas, ahora cortesanos y cortesanas de la cuatrote.

Este viraje no debe sorprender, forma parte de la praxis priista: apostarle al ganador, formula lógica y efectiva para seguir en el entramado partidista en tanto recompone los pedazos rotos de su propio naufragio.

La embestida dirigida hacia los priistas con usos y costumbres priistas, ‘pa´los bueyes del Jaral, los caballos de allá mesmo’ una gobernadora expriista, Laida Sansores dando periodicazos a Alito en ‘Los martes del jaguar’ exhibiéndolo como corrupto, ladrón, acumulador y trepador político, forman parte de un ritual puesto en práctica desde hace 70 años.

Quien desbarató el axioma reyesherolista de lo que opone, fortalece, fue Andrés López Obrador quien asfixió al PRI hasta el borde de la extinción, pero acabó por contenerlo, sumarlo, indexarlo a esta transformación profunda del país, donde la corrupción sólo es un fantasma atormentador del pasado.

Ojalá que este maridaje de facto no confunda a las huestes morenistas, al grado tal que el 2024 ya no sepan distinguir, en este daltonismo partidista, el guinda del rojo, dada la simbiosis que nació públicamente con la iniciativa priista de la permanencia de la Guardia Nacional en las calles de los 2471 municipios de México hasta el 2028.

Después de la paliza mediática y judicial al más puro estilo priista, el tonto útil prefirió inmolarse en la vergüenza publica entregando a los priistas en amasiato, a cambio de la impunidad personal y patrimonial.

La propuesta de la diputada priista Yolanda de la Torre, más allá de alegatos jurisdiccionales, legales y justicieros, tiene una lógica de supervivencia del propio estado mexicano, cuya obligación primaria es aplicar el imperio de la violencia institucionalizada en aras de garantizar seguridad a los mexicanos y mexicanas en sus personas y bienes.

El jefe del Comando Norte de Estados Unidos (US Northcom), el general Glen VanHerck, estimó que los cárteles del crimen organizado transnacional operan en alrededor del 30 al 35 por ciento del territorio mexicano, "en áreas que son con frecuencia ingobernables", causando muchos de los problemas que está enfrentando la Unión Americana en la frontera con México. (El Financiero, 18 de marzo de 2022).

Es una lectura que el imperio de la violencia institucionalizada debe imponerse sobre el imperio de la violencia criminal sin más dilación que la aprobación legislativa de la sumatoria de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.

Podría ser un atisbo de una dictadura militar disfrazada de democracia, quizá.

Sin embargo, lo más importante es recobrar la tranquilidad en los 2 mil 471 municipios del país, más allá de los fracasados abrazos, es necesario, urgente, que el estado mexicano imponga su fuerza, transmita respeto por las instituciones y la legalidad.

Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto no pudieron construir una Guardia Civil. Fracasaron.

Luego entonces, este maridaje legislativo que garantice la presencia de soldados y marinos en las calles de México no sólo es bien vista por más de la mitad de los mexicanos, sino que es una maniobra desesperada por recuperar nuestros espacios y libertades.

El PRI puede pasar, otra vez, de villano a héroe al sumarse a la pretensión presidencial de consolidar la Guardia Nacional.

Si en el 2028 nos sale el chirrión por el palito, buscaremos otras opciones.

… del mismo costal.

Y cuando panistas y perredistas despertaron cuando les jalaron la colcha de la Guardia Nacional, se dieron cuenta que el dinosaurio se había ido con Morena.

Chamaqueada marca ACME al contador Marko Cortés y a Jesús Zambrano, ‘tengan para que se entretengan’ les mandó a decir Alito en maniobra descarnada y cruda que sin embargo garantiza un halito de vida al alicaído priismo.

 

@ManoloVictorio.

 

 

 

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