El nacionalismo mexicano ante la guerra en Ucrania

  • Darío Suárez

El pasado 24 de febrero de este año el Presidente Ruso, Vladímir Vladímirovich Putin, conmovió al mundo con su decisión de intervenir militarmente a su país vecino, al cual esta históricamente ligado, Ucrania. Esta acción tomó por sorpresa aún más a los mismos ucranianos debido a que fue durante la madrugada que comenzaron los bombardeos y porque jamás esperaron que esa fuera la única opción que tuviera Putin ante la situación internacional.

En el discurso, el mandatario ruso expresó que fue la única opción que le habían dejado los miembros de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) ante la insistente invitación que le hacían al gobierno ucraniano para formar parte de dicha organización y así poder desplegar las tropas de sus diferentes países dentro del territorio del nuevo integrante, lo cual amenaza la seguridad nacional de Rusia.

Pero ¿Qué tiene que ver lo que sucede en el conflicto Rusia-Ucrania con México?

Para dar respuesta al cuestionamiento anterior, es necesario ver la manera en que los ucranianos defienden a su nación ante la intervención rusa, cuando ya no les queda de otra. El gobierno de ese país, a cargo de Volodímir Zelenski, ha autorizado dotar de armas a la población civil y enlistar en el ejército de defensa a la población, en condiciones de poder hacerlo, y a quienes deseen luchar por la libertad de su territorio.

Ante este escenario, resulta relevante reflexionar ante la historia de intervenciones en nuestro país, en las que fue trastocada nuestra soberanía y ante las cuales perdimos más de la mitad de nuestro territorio, precisamente frente a uno de los protagonistas de la guerra actual, Estados Unidos. Es importante recordar que la ambición del país del norte para expandir su poderío, aprovechándose de la falta de unidad y el clima de divisionismo y traición imperante entre los políticos de antaño, fue lo que nos llevó a tal extremo.

Actualmente, la situación de México ante el mundo no es una de las más idóneas ya que nuestro país continúa manteniendo los mismos malos hábitos de corrupción, narcotráfico e inseguridad que desde siempre nos han lacerado. Pero hay algo más importante que necesitamos reforzar en nuestros niños, jóvenes y el resto de los ciudadanos: el nacionalismo. Entendiendo al término anterior, según Frederick Hertz, como “Un sentimiento o una idea sembrada en la conciencia del hombre que evoca amor a la nación o al pueblo…”

Es el nacionalismo mexicano el que se encuentra devastado ante la ola de divisionismo que actualmente impera en la nación y que dentro de diferentes apartados históricos de nuestro pasado nos han dejado vulnerables ante la gigantesca ambición de naciones imperialistas e intervencionistas que en cualquier momento pueden volver a quebrantar nuestra voluble estabilidad, pudiendo traer consecuencias catastróficas a futuro.

Simplemente pudiéramos recordar la manera en que Hernán Cortés pudo vencer a los mexicas, aplicando el famoso refrán ´divide y vencerás´ con el resto de las civilizaciones, las cuales otorgaron su apoyo militar al español para poder conquistar al territorio del antecedente histórico mexicano. Así mismo, la manera en que los conservadores ofrecieron la corona a Maximiliano de Habsburgo, después de hacer huir al Presidente Juárez al norte del país, para que el archiduque Austriaco tomará el trono del segundo imperio mexicano en 1864.

¿Acaso es esa la forma en la que siempre nos debemos conducir los mexicanos? ¿Dónde queda nuestro amor a la nación, a nuestra tierra, a nuestro pueblo?

No siempre debe ser así. Los mexicanos debemos caminar unidos, hacia adelante, ahora más que nunca, y dejar de entorpecernos los unos a los otros y entorpecer a nuestro gobierno, tomar de la experiencia ucraniana, en donde ya no les queda más opción que defender su territorio ante la inevitable invasión, o revisar nuestra propia experiencia, en donde, en primera instancia, fuimos conquistados, después gobernados por un extranjero y, actualmente, preferir ponernos de lado de un partido político conservador español, antes de respaldar la posición de defensa de nuestra soberanía como lo ha hecho el actual presidente.

¡No podemos continuar así!  Es cuanto.