Mucho pueblo para tan poco dirigente

  • Darío Suárez

El pasado 03 de octubre, durante una de sus acostumbradas “mañaneras”, el presidente Andrés Manuel López Obrador, dio un jalón de orejas, un severo regaño y una gran indirecta (muy directa) a los actores políticos que tras su incorporación como jefe del Estado mexicano se quedaron con las riendas de su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). En este sentido, y de manera puntual durante su tradicional mensaje, el mandatario externo su sentir al respecto:

“Me quito la investidura y solo por esta ocasión hago este comentario. Me llama la atención que llevan los dirigentes de Morena, de mi partido —aunque yo tenga licencia porque soy Presidente— no sé cuánto tiempo sin resolver lo de la dirigencia, más de un año y se enfrascaron en pleitos. “Y se hacen las encuestas y se le pregunta a la gente: ‘Si fuesen las elecciones, ¿por qué partido votarías?, y ese partido está hasta arriba; o sea, es mucho pueblo para tan poco dirigente, con todo respeto, porque no hay dirección, hay un desbarajuste”

Con esta declaración, el Presidente hizo alusión a tres aspectos importantes: por un lado, a todo el show mediático que durante varias semanas se trajeron Mario Delgado y Yeidckol Polenvski, así como Porfirio Muñoz Ledo y Gibran Ramírez, todos ellos aspirantes a la dirigencia de Morena; por el otro, a la importancia de aprovechar el tiempo a estas alturas con la alta aprobación que aún se tiene por parte del electorado, dejando de lado diferencias al interior de dicho instituto político y, por último, a la urgencia de echar a andar sus alarmas, dirigentes y operadores políticos para el proceso electoral del próximo año.

Lo sucedido el domingo 18 de octubre en las elecciones de los estados de Coahuila e Hidalgo representa una gran experiencia para los aspirantes a presidir a Morena. Los resultados de las elecciones, en donde por un lado arrasa el Partido Revolucionario Institucional (PRI) con las 16 diputaciones de mayoría relativa de la entidad coahuilense y, en Hidalgo, los resultados no resultan tan alentadores para el morenismo y el proyecto de la cuarta transformación, obligando a Alfonso Ramírez Cuellar, actual dirigente interino, a desconocer los resultados de dicho proceso electoral en ambas entidades.

En este sentido, López Obrador no se equivocó en advertirles a todos aquellos que buscan la dirigencia y que con sus diferencias lo único que logran es fragmentar aún más la relación al interior de Morena, así como a encender las alarmas a todos aquellos que integran su proyecto a lo largo y ancho de la república para prevenir lo que ya en ambas entidades parecía inevitable y ahora es un hecho, la derrota electoral.

Sin embargo, se debe señalar que el PRI, al menos en Coahuila, no gana mucho, simplemente mantiene 10 curules que ya tenía y aventaja los otros 6 de mayoría relativa. Nada que festejar, sabiendo que el PRI es quien mantiene el poder en la entidad a través de Miguel Ángel Riquelme, uno de los gobernadores mejores evaluados del país. Aun así, esta experiencia debe servir a Morena para enmendar el camino hacia el 2021, de no ser así, los resultados se perfilan para ser catastróficos, al menos para este partido.

Por otro lado, en lo que al Presidente López Obrador respecta, como militante en de su propio partido y líder moral de la cuarta transformación, debe voltear a ver a su hermano mayor, al instituto político que le ha brindado apoyo incondicional durante más de 20 años de trayectoria política y lucha social, el Partido del Trabajo (PT), quien firme a sus principios ideológicos de izquierda, cuenta con una estructura sólida e identidad social sin argumentos negativos para poder ser la cara de la 4T en el 2021 en cientos de distritos y municipios del país.

Finalmente, El PRI no creerse tanto los resultados, ya que son simplemente el reflejo de estrategias político-electorales y no por la simpatía que la ciudadanía guarda hacia el partido. Morena, por su parte, y para hacer frente a los próximos comicios, debe poner sus barbas a remojar, ser menos egocéntricos y más empáticos, menos soberbios y más humildes, menos dirigentes y más pueblo, menos reaccionarios y más pro positivos, menos Morena y más PT; de no ser así, los resultados serán catastróficos, y no solo para Morena, sino para el presidente y su proyecto de nación. ¡Es cuanto!