Colectivos y asociaciones, la lucha social por un México sin violaciones a derechos humanos

  • Claudia Leonardo
Los derechos humanos fueron creados con un fin último, lograr con ellos vivir en plena felicidad

Los derechos humanos fueron creados con un fin último, el de lograr con ellos vivir en plena felicidad. La verdadera pregunta a hacernos es; ¿realmente somos felices?

En México hablar del tema de garantía a los derechos humanos aún puede considerarse una utopía, siendo que realmente padecemos una gran epidemia de violaciones a ellos y con gran adversidad, este es el futuro que les espera a las nuevas generaciones, en donde tener agua potable o una escuela de concreto es considerado meramente un lujo.

La idea intrínseca de los derechos humanos, es el respeto a la dignidad del ser humano y esta idea se opone entre espacios de poder e ideologías que han lastimado el proceso a la protección de nuestros derechos.

La historia puede contarse desde la existencia de los pueblos originarios como los mexicas, que mantenían entre sus valores el preservar la dignidad del ser humano, esto para darle sentido a su sistema político, que lograba la protección de sus derechos para evitar los abusos de poder.

Conocer la historia de los derechos humanos en México nos remonta en el siglo XVI, cuando se debatió acerca de la justeza de la conquista de nuevos territorios americanos: si los indios debían ser tratados como bárbaros o infieles, si tenían alma, sí debía respetar su propiedad, entre otros temas. En este contexto en el territorio novohispano que posteriormente sería México, personajes como Fray Bartolomé de las Casas y Vasco de Quiroga abogaron para que los nativos accedieran a la justicia y a la dignidad, que algunas autoridades habían negado desde el principio de la conquista.

También es necesario señalar que desde aquellas conquistas el cuerpo de las mujeres fue asociado a la fertilidad, y a la procreación de la raza humana, lo cual derivo a su sometimiento en control y vigilancia, y fue tanta la carga que se le entregó que las mujeres que morían en el parto se consideraban “guerreras muertas en lucha”   Y a los hombres por el contrario se les configuró el rol de labradores de la tierra y se les asume como los dioses solares encargados de mantener el orden social. Asignando así desde el inicio de la historia el rol correspondiente a cada género, y los actos que les recae asumir para perpetrar ese legado histórico.

En 1810 y 1821 se crea el escenario adecuado para romper con un modelo de imposición de casi trescientos años, de dominio colonial y la oportunidad de reivindicar ciertos derechos que hasta esos tiempos habían sido negados. Y más tarde la constitución de 1917 se creó para conferir todos los derechos a los que tenemos acceso, para reivindicar la justicia social y preservar la dignidad humana como primer derecho.

Asimilando esta corta información, de lo que ha conllevado la lucha por los derechos humanos, pasando desde una conquista, a lo que ahora conocemos como un sistema político, con todos esos partidos políticos que han querido abanderar causas sociales, pasando dese el PLM (1905) hasta MORENA (2011), y que México cuenta con un amplio abanico de herramientas jurídicas para acceder a ellos, la realidad dista mucho de lo que nuestras leyes plasman.

Pero algo pasa en el México del siglo XXI que aún no contamos con esta felicidad, y contrario a avanzar, retrocedemos cada día más, pareciendo que la conquista española no ha cesado nunca en este territorio y que la independencia no ha sido valorada, o utilizada a nuestro favor. Actualmente México es un país que padece graves violaciones a derechos humanos, donde las autoridades han sido cómplices y la sociedad se ha mantenido sometida con el fin de no exigir sus derechos.   En este momento los derechos básicos ni siquiera están garantizados por parte del estado mexicano, no podemos hablar de justicia o avance social o felicidad, si hoy un niño no tiene alimento en su mesa y no lo tiene asegurado por toda su vida, si una mujer debe ser sometida a la maternidad, si una familia tiene que caminar kilómetros para llegar a un centro de salud y pongan en riesgo su vida, si una mujer debe dar a luz en la sierra sin supervisión médica, donde un campesino tenga que vender su siembra a un costo mínimo a empresas extranjeras, o donde una comunidad sufra sequía y el agua que tengan a su disposición sea agua contaminada o donde un estudiante no tenga asegurado un futuro profesional No podemos hablar de justicia y garantía en derechos humanos cuando nuestras áreas naturales están siendo arrasadas para construir “turismo” que depreda el futuro de este hermoso país o donde acceder a mecanismos de justicia se ha convertido en algo casi imposible.

México pasa por un momento histórico donde todo lo que se permita, nos dará un futuro en materia de protección de derechos humanos o en un declive a su existencia. Pero por fortuna, en este país, si existen colectivos y grupos sociales que nos han logrado ayudado a visibilizar la escases de estos derechos y sobre todo lograr la exigencia de ellos, y están logrando grandes cambios favorables, un claro y digno ejemplo de ellos, es el movimiento feminista como lo es la Marea Verde que ha dignificado la figura femenina dentro de los mecanismos morales y políticos, también los movimientos a favor del medio ambiente en comunidades indígenas, o la legítima lucha social que se lleva a cabo sobre la defensa de la soberanía alimentaria como lo hace la asociación Maíz para evitar la entrada de los transgénicos a territorio mexicano, así como la defensa ecológica del agua contra el fracking que se realiza ya en el norte de México, técnica que quiebra las capas del subsuelo para extraer gas, causa que defiende la organización “Alianza contra el fracking”.

Lo citado anteriormente son ejemplos de las muchas causas sociales que México está teniendo, donde en su mayoría, es población de edad joven la que está trabajando en la defensa de la violación a los derechos humanos, siendo valiente la acción de cada activista en este país.  De igual manera no se debe de perder de vista que parte de esta responsabilidad nos pertenece, son nuestros derechos y nosotros somos los primeros en deber salir a defenderlos, a pedirlos y a exigirlos, así como informarnos, cuestionarnos, así como velar que nuestros semejantes los gocen como un derecho legítimo sin que nadie nos impida su existencia en nuestras vidas. Nuestra tarea diaria es buscar un país que se acerque más a una felicidad colectiva, que a un espacio que nos robe espacios para construir una vida plena y adecuada, esto tal vez puede parecer una utopía, pero conseguir un país donde la dignidad nunca sea violada, debería ser un fin ineludible para todo ciudadano.

“La paz no sólo consiste en poner fin a la violencia o a la guerra, sino a todos los demás factores que amenazan la paz, como la discriminación, la desigualdad, la pobreza”

Aung San Suu Kyi, política y activista birmana