Memoria colectiva, clave para liberar a animales del dolor
- Claudia Leonardo
Revocar el Silencio, es una obra fotográfica, a cargo de la artivista Elideth Fernández, de una colección de treinta fotos creada en blanco y negro, la cual evita mostrar el color de la sangre, con lo cual se logra observar la realidad que cada animal resiste al vivir bajo el yugo de los humanos.
La obra gráfica “Revocar el Silencio” de la artivista Elideth Fernández, y en colaboración con el ensayo crítico de la escritora Francesca Gargallo, mujer feminista, artivista y docente, cuya presente obra fue publicada por la editorial “Artes de México”, que promueve y difunde la diversidad cultural de México en todas sus manifestaciones creativas, pertenece a la Colección Luz Portátil de Artes de México, bajo la Dirección de la Colección: Alberto Ruy Sánchez y Pedro Tzontémoc.
Con esta colección Elideth Fernández, es considerada como la primera artivista y fotógrafa en la historia por los derechos de los animales. Ella ha trabajado gran parte de su vida a favor de los derechos de los animales, para lograr esta obra fotográfica, Elideth ha viajado a través del país para lograr dar voz y visibilizar la vida de los animales a los que ella se ha acercado, y con los que ella ha sentido empatía, donde decidió enseñarle al mundo con cada fotografía el dolor que cada uno de ellos ha sufrido en su corta vida.
Cada fotografía es una crítica al actuar de cada persona que ha sido cómplice en el daño ocasionado a cada animal, y da un análisis profundo sobre la relación que los humanos hemos establecido con los animales.
Al observar con detenimiento cada imagen, es evidente, que nacerá dentro de nosotros un estado de sensibilidad, ya que por naturaleza humana, sería innegable no sentir por un momento empatía, con cada mirada que se puede observar en las fotografías, donde no solo se ve una mirada llena de temor, sangre sobre sus cuerpos o un animal abusado, se puede notar algo más profundo y preocupante, como lo es una sociedad indolente y fría, que ha logrado hacer de los animales, un objeto y una posesión, donde provocarles dolor ya ha sido normalizado y su bienestar ha pasado a segundo plano, como si ellos no merecieran vivir con dignidad y respeto.
Si nos remontamos a los aportes científicos que han marcado la historia, se puede hablar de Charles Darwin, quien había sostenido que el cerebro de los humanos es producto de un proceso evolutivo, esto en su obra científica “Expresión de las emociones en el hombre y los animales 1873” con esto, él posicionaba al humano junto con los animales, y describía que poseemos similitudes en el rango de las emociones, lo que llevó más adelante a que se lograra disponer de una “Declaración Universal de los Derechos de los Animales” que fue proclamada el 15 de octubre de 1978 y aprobada por la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y posteriormente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Posteriormente se confirma la segunda “Declaración de Cambridge” sobre la Conciencia. Ña Declaración fue proclamada en Reino Unido, el 7 de julio 2012, en Cambridge, esto durante la Conferencia Francis Crick sobre Conciencia en Animales Humanos y no Humanos, en el Colegio Churchill, Universidad de Cambridge, por Low, Edelman y Koch.
Con este trabajo la artivista Elideth Fernández, ha logrado plasmar de manera significativa la realidad que se esconde detrás de las rejas de zoológicos, de rastros, de tradiciones, del famoso bordo de Xochiaca, así como de plazas de toros y de todo aquél espacio que el humano ha utilizado para hacer uso de ellos.
Aquí es importante hablar del término, antropocentrismo, ya que es una de las transiciones más importantes de la historia de la humanidad, que es la doctrina que afirma que el ser humano es la medida y centro de las cosas del universo, nacido en la edad moderna, bajo la transición de la baja edad media y siendo perpetuado hasta estos tiempos. Esta suposición ha hecho que los seres humanos nos creamos poseedores de todo lo que esta madre tierra crea, y que nosotros solo somos una extensión más de ella, así como la maravillosa flora y fauna que se expresa en misteriosas y majestuosas formas y colores. Tal vez como regla básica deberíamos entender que los humanos no somos dueños de la naturaleza, y por ende no tenemos derecho a poseerla ni lastimarla.
Por lo tanto, es importante entender que cada animal es pleno en sensibilidad, y cada acto sobre ellos, lo sentirán sin distinción de especie, tamaño, color etc…
Es necesario y urgente replantearnos la manera en que nos estamos involucrando con cada animal de este planeta y el impacto de nuestras acciones sobre ellos. sobre su uso en la industria médica (teniendo alternativas comprobadas), el uso de pieles de animales, animales para el entretenimiento, la caza furtiva, el consumo de su carne o la aún existencia de tradiciones que usan animales donde su único fin es la muerte mediante un proceso de tortura.
¿Tradiciones?
La “despescuezada” en el Municipio de Misantla Veracruz, nos sirve como claro ejemplo, la cual es una tradición donde cuelgan a patos vivos, como piñatas donde la gente los jala del cuello hasta arrancarles la cabeza, para al final cocinarlos y servirlos entre los pobladores… o si vamos al sur del país, podemos llegar a la tierra de Benito Juárez, al estado de Oaxaca donde se lleva a cabo la famosa “Matanza de chivos” en Huajuapan de León, donde hombres armados de filosos cuchillos masacran sin piedad a los indefensos y despavoridos chivos. Supuestamente éste dantesco espectáculo se llevó a cabo por primera vez en 1812 por Don Valerio Trujano, durante el sitio que esta población sufrió en la guerra de Independencia debido a la escasez de comida. Y a principios del siglo XVII fue repetida por el general Antonio de León.
Este tipo de acciones cometidas por la sociedad nos pone en total desventaja en temas de evolución, es cierto que no toda la sociedad practica estas tradiciones, pero es nuestra obligación buscar maneras distintas a sublevar estos actos, y pedir a las autoridades a prohibir todo espectáculo violentos que use animales, sino seguiremos siendo una sociedad que no ha podido usar la evolución a su favor.
Otro de los puntos que nos muestra el trabajo de la artivista Elideth Fernández. es el rostro de la tauromaquia o “Corridas de Toros”, donde se busca que al mirar las imágenes se apele a buscar y lograr la abolición, como un medio para dignificar los espectáculos públicos y la vida de los animales que se utilizan dentro de las plazas de toros, como lo son caballos y toros. Cabe destacar que actualmente en el país existen únicamente 2 estados que mantienen prohibida la entrada a menores de edad a estos espectáculos, siendo Michoacán y Veracruz y el municipio de Piedras Negras en Coahuila, los pioneros en alejar a los niños y niñas de espectáculos donde se ejerza violencia en contra de animales.
Pero no todo está perdido para los animales, actualmente se cuenta con una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, siendo un amparo progresista y único en su materia. Se trata del amparo en revisión 163/2018, donde el ahora presidente de la SCJNDr. Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, considera “Constitucional la prohibición de las peleas de gallos en el estado de Veracruz”, lo cual nos indica que aún existe un camino favorecedor para los animales, que en algún momento los argumentos de tradiciones, de la cultura, de la economía, dejarán de tener poder y valor, ante una sociedad sensible y empática, que logrará reconocer que las lágrimas de los animales no valen la pena ante el egocentrismo de un humano, no muy lejos los animales podrán dejar ser objeto de todo aquel dolor que experimentan, para poder vivir de manera plena en este planeta tierra que también les pertenece.
Revocar el Silencio, es una obra fotográfica obligatoria en nuestra colección, ya que, con cada fotografía, nos transportará a esos lugares inimaginables, para poder ponernos en el lugar de ellos, sentir empatía, y unirnos esa la lucha para revocar su silencio”